Pekín, 21 mar.- Entre sesenta y un centenar de monjes tibetanos, según distintas fuentes, se manifestaron ayer en la provincia septentrional de Gansu en protesta por las recientes detenciones de varios religiosos y después de que uno muriera cuando fue arrestado por la Policía tras intentar quemarse a lo bonzo.
Mientras la agencia oficial china Xinhua cifraba en más de sesenta el número de manifestantes, la emisora Radio Free Asia, con sede en EEUU, elevó a cien el grupo de monjes que salieron del monasterio de Amdo Bora, en el condado de Xiahe, y destacó que las protestas reivindicaban también libertad de credo en la provincia.
La agencia de noticias tibetana Phayul, desde Dharamsala (India y lugar de exilio del Dalai Lama) añade que se trató de una manifestación pacífica en la que ondeó la bandera nacional del Tíbet, prohibida por el Gobierno de Pekín, y fueron lanzadas proclamas independentistas.
La agencia estatal Xinhua aseguró que las autoridades locales consiguieron enseguida "persuadir" a los monjes para que abandonasen la marcha diez minutos después del comienzo.
La protesta tuvo lugar tras el fallecimiento de un monje tibetano de veinte años quien, después de prenderse fuego la pasada semana en la provincia de Sichuan, en el centro de China y limítrofe con el Tíbet, murió mientras estaba detenido por la Policía, de acuerdo a un grupo independentista en el exilio.
La asociación Free Tibet, con sede en Londres, publicó este miércoles en su página web que el joven, Lobsang Tsultrim, se intentó quemar la pasada semana frente al Monasterio de Kirti pero fue detenido por la Policía, que, "tras golpearle cuando aún ardía en llamas", se lo llevó detenido.
Por su parte, la ONG Campaña Internacional por el Tíbet, con sede en Estados Unidos, añade que el monje murió cuando estaba aún detenido por la Policía, aunque el día exacto no se sabe con certeza.
Este suceso, que no fue confirmado por fuentes oficiales del Gobierno chino, es un indicador más de las crecientes tensiones en las provincias vecinas al Tibet, sobre todo en Sichuan, pero también en Gansu (norte) y Qinghai (centro-oeste), donde hay población tibetana pero minoritaria.
Esta circunstancia provoca que, como sucede en la actualidad, ocurran más incidentes en estas provincias chinas que en el propio Tíbet, ya que la mayor dependencia de Pekín exacerba el conflicto entre la minoría tibetana y las autoridades gubernamentales.
La muerte de Lobsang Tsultrim es la segunda de estas características de los últimos ocho días, después de que el pasado día 13 un monje tibetano de 18 años se quemara a lo bonzo en Sichuan el día en el que se conmemoraba la fracasada revuelta que en 1959 acabó con el exilio del Dalai Lama.
Desde marzo de 2011, cerca de 30 monjes o simpatizantes de éstos, entre ellos varios menores de edad, se han suicidado o han intentado quitarse la vida, rociándose con gasolina y prendiéndose fuego.
El Gobierno chino mantiene la prohibición de entrada a los periodistas al Tibet.
Las autoridades chinas acusan al Dalai Lama, exiliado en Dharamsala, y a otras fuerzas tibetanas en la diáspora de dar alas a los suicidios, denuncia que desmiente el premio Nobel de la Paz.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, pidió a los jóvenes tibetanos que detuvieran las protestas y las inmolaciones en su única rueda de prensa del año, celebrada la pasada semana y que será la última antes de dejar el cargo a finales de 2012.
Frente a las acusaciones de represión a la cultura y etnia tibetanas, Wen defendió que China "respeta la libertad de creencia de los compatriotas tibetanos".
China asegura que el Tíbet es desde hace siglos parte inseparable de su territorio, mientras que los tibetanos esgrimen que durante mucho tiempo fue virtualmente independiente hasta que las tropas comunistas lo ocuparon en 1951, si bien Pekín considera ese hecho una "liberación" de la "teocracia".
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