sábado, 26 de mayo de 2012

domingo, 20 de mayo de 2012

Medidas de seguridad

Nueva Delhi, 20 may.- El Gobierno tibetano en el exilio, con sede en la localidad india de Dharamsala, anunció hoy la instalación de detectores químicos en el dispositivo de seguridad del dalái lama, tras las denuncias de un complot contra su vida.

"Estamos trabajando para colocar esos detectores químicos", dijo el ministro de Seguridad de la administración en el exilio tibetano, Ngodup Dongchung, a varios medios locales.

Las declaraciones de Dongchung se producen una semana después de que el dalái lama, de 76 años, revelara a un medio británico que había recibido información sobre un supuesto plan chino para envenenarlo.

Dicho plan consistía en enviar mujeres tibetanas con veneno impregnado en su cabello que se acercarían a él con el pretexto de buscar su bendición, en palabras del líder religioso.

"No podemos descartar la posibilidad de que haya agentes chinos (en Dharamsala) o de la secta rival Shugden. Tenemos nuestros propios mecanismos para vigilar actividades sospechosas entre exiliados e invitados", relató Dongchung.

En una entrevista concedida a Efe esta semana, el jefe del Gobierno tibetano en el exilio, Lobsang Sangay, precisó que los indicios del plan llegaron a sus oídos hace once o doce meses, y que procedían de una fuente "fiable", aunque no están confirmados.

"Una de las hipótesis a las que aludía la información era que una mujer se impregnara el pelo con veneno para que Su Santidad se envenenara al impartir con la mano la bendición sobre su cabeza", detalló Sangay.

El dalái lama, a quien China acusa de líder separatista, huyó del Tíbet tras una revuelta anticomunista en 1959 y hasta este año encabezó la administración política tibetana en el norte de la India, aunque esta no es reconocida por ningún país.

Cerca de 100.000 tibetanos viven en el exilio en la India.

Sergi Reboredo - Tíbet: una cultura en riesgo de extinción (Exposición La Casa del Tibet - Barcelona). Escuela de Fotografía. IEFC.

Sergi Reboredo - Tíbet: una cultura en riesgo de extinción (Exposición La Casa del Tibet - Barcelona). Escuela de Fotografía. IEFC.

EL MIEDO DENOMINADOR COMUN

Alberto Masegosa
Dharamsala (India), 20 may (EFE).- El miedo es el común denominador de los tibetanos que se refugian en la India, cuyo goteo es lento pero constante y han convertido a este país en el de mayor número de desplazados por la ocupación china de Tíbet.
Más de tres cuartas partes de los 120.000 exiliados tibetanos han encontrado un hueco en suelo indio, donde la mayoría mantiene una especie de pacto de silencio tras huir a través de la Cordillera del Himalaya en muchas ocasiones de manera clandestina.
El campamento de refugiados de Kanyara -cerca de Dharamsala, residencia del Dalai Lama y sede del Gobierno tibetano en el exilio, en el norte de la India-, sirve de ejemplo del escaso pero continúo flujo que se registra desde el vecino territorio chino.
Entre 600 y 700 refugiados pasan de media cada año por las instalaciones, en las que los desplazados se someten a revisión médica antes de regularizar su situación administrativa con las autoridades locales e iniciar una nueva vida fuera del centro.
Cuarenta internos había esta semana en el campamento pero pocos querían hablar, y eran aún menos los que permitían que se les hiciera fotos.
"Por cuestión de seguridad, para ellos el contacto con alguien del exterior es algo muy delicado. Tienen miedo. Temen que sus familias y amigos sufran represalias en el interior de Tíbet", explicó a Efe la subdirectora del campo, Mingyuk Youdon.
Youdon apuntó que en sus doce años de experiencia como funcionaria en Kanyara ha sido testigo de todo tipo de casos.
"He visto a algunos que han llegado con los pies congelados después de cruzar andando durante días el Himalaya", asegura.
"Para la mayoría -relata-, su primera escala es Nepal, en donde suelen entrar ilegalmente. En Katmandú, son atendidos por un centro de acogida de refugiados dependiente de la ONU, que los remite a Nueva Delhi, desde donde por último se les traslada aquí".
El trayecto descrito por Youdon es el que han recorrido los dos últimos llegados al campamento, que se identifican como Kunshok Samten, un monje de 31 años, y Tsewang Gurmey, un pastor de 21, y que afirman que se fugaron de Tíbet hace apenas quince días.
Ambos consintieron en hablar bajo la estricta condición de no que fueran grabados con ningún soporte audiovisual.
Procedente de la población de Rinochen, en el norte del territorio tibetano, Samten se limita a decir que "he venido a completar mis estudios religiosos porque en mi monasterio no podemos estudiar por las restricciones de las autoridades chinas".
"Los chinos nos obligan a seguir cursos de reeducación porque odian nuestra religión, que es base de nuestra identidad", añade.
Más locuaz, Gurmey sostiene que "he venido en busca de formación profesional y para estar cerca del Dalai Lama. En Tíbet no se puede vivir. Hay represión y no hay libertad. No se puede ir de una calle a otra sin que la policía pida que te identifiques".
"Están prohibidas las manifestaciones, no te puedes reunir con los amigos, no puedes expresar ninguna opinión, casi no te puedes ni mover. Incluso está prohibido enseñar o mostrar en público cualquier imagen en la que aparezca el Dalai Lama", denuncia.
El joven no tiene claro lo que hará en el futuro aunque anota que le gustaría tener un empleo "vinculado con la causa tibetana".
Gurmey alega que la situación es más que tensa en su pueblo, Tawo Deong, fronterizo con China y escenario de dos de la treintena de inmolaciones registradas desde el año pasado entre los tibetanos en protesta por la ocupación del gigante asiático. EFE
amg/msr



El Dalai Lama en reiteradas ocasiones ha acusado al gobierno de China de fraguar una conspiración en su contra para asesinarlo, sin tener éxito hasta ahora

Por Betzy Mijares


El líder espiritual del Tíbet, el Dalai Lama recibió el lunes 14 de mayo de 2012 el premio Templeton, un reconocimiento internacional otorgado anualmente desde 1972 por la Fundación John Templeton a las personajes que contribuyen a la investigación o los descubrimientos de realidades espirituales.

El Dalai Lama, una figura que causa polémica y revuelo a nivel internacional cuando realiza apariciones públicas, con su mensaje de paz y quien pretende, sin conseguirlo, regresar a su patria, que lo vio salir intempestivamente, a la carrera, en 1959, ante el asedio del ejército de Mao Ze Dong, quien lo quería muerto por promover la independencia del Tíbet, y encontró exilio en la India.

Hoy en día, él es un hombre noticia.

Mucho se habla del conflicto.


Por un lado está la postura del Dalai Lama, quien en reiteradas ocasiones ha acusado al gobierno de China de fraguar una conspiración en su contra para asesinarlo, sin tener éxito hasta ahora. Mientras que China ha negado rotundamente los hechos, sosteniendo que es respetuoso del líder religioso, sin embargo, respecto al argumento de permitir la separación territorial del Tíbet y reconocerle su estatus de Estado independiente, argumenta que como Estado soberano, es algoque no está dispuesto a aceptar .

El Tíbet, un lugar místico

La Región Autónoma del Tíbet, como la llama el gobierno chino, se sitúa en la zona fronteriza del suroeste de China y limita con la India, Nepal, Bután y Bangladesh. Su línea fronteriza mide más de cuatro mil kilómetros.

La capital del Tíbet es Lhasa.

El número de habitantes en la región, supera los tres millones de habitantes, según el sexto censo nacional chino realizado en noviembre de 2010, situándose en los 3 millones 2 mil 166 habitantes.

Mas del 90 por ciento de la población pertenece a la etnia tibetana, y el porcentaje se reparte entre otras etnias, como la han, la cual es el grupo étnico mayoritario en China.

En el Tíbet no se aplica la política del hijo único, como en el resto de la República Popular China, por lo que las familias de las zonas rurales suelen tener dos hijos o más.

Algunos de los lugares emblemáticos para el turismo local (chino) y extranjero son el palacio del Potala, construido en el siglo XVII por el quinto Dalai-lama, que alberga más de mil habitaciones.

El que fue hogar del Dalai-Lama hoy cumple funciones de museo, con sólo los últimos tres pisos del palacio abiertos al público.

El templo de Jokhang, fue construido en el año 640 para albergar la imagen del Buda Sakyamuni, que hoy sigue siendo la más venerada del país y el motivo de largos peregrinajes.

La ciudad de Gyantse, asentada sobre el fértil valle de Nyang Chu, evoca románticas imágenes medievales del Tíbet antes de la ocupación china de 1959, e invita a pasear por su avenida principal arbolada y por callejones estrechos en busca de la tradición cultural tibetana.

Shigatse, es la segunda ciudad del Tíbet, dividida en dos mundos: el chino, con sus anchas avenidas asfaltadas, y el pobre mundo tibetano, con su ambiente medieval de casas blancas y rectangulares.

Mao, el Dalai y la huida en 1959


Con el triunfo de la revolución comunista china a cargo de Mao Ze Dong, en 1949, el nuevo gobierno con el afán de instaurar orden y control en el territorio del Tíbet envío alrededor de 80 mil soldados del Ejército Popular de Liberación para apaciguar la zona, según el gobierno chino, se reconocía que China era un estado multinacional y dichas nacionalidades eran iguales pero se debían eliminar y prevenir la influencia de opositores occidentales.

Para febrero de 1951, Tenzin Gyatso, el XVI Dalái Lama envió a cinco representantes plenipotenciarios a Pekín para negociar con el gobierno del Partido Comunista chino una liberación del Tíbet.

Luego de casi tres meses de negociaciones el 23 de mayo de 1951, los representantes del gobierno de Mao y del gobierno local llegaron a un acuerdo para la liberación pacífica del Tibet y firmaron el “Acuerdo del Gobierno Popular Central y el gobierno local del Tíbet sobre las Medidas para la Liberación Pacífica del Tibet”, que contiene 17 Artículos.

En dicho documento se explicaban las condiciones que tendrían que seguir el Tíbet para su liberación, y se confiaba a China la defensa y la representación en política exterior del Tíbet, mientras que la política interior se dejaba en manos del Dalai Lama.

Aún cuando se firmó este pacto, las inconformidades de los tibetanos por la presencia del ejército comunista se mantuvieron, hasta que en 1959, la situación alcanzó su punto más crítico y Tenzin Gyatso, se vio obligado a salir exiliado rumbo a la India.

Ya en el exilio un grupo de tibetanos se estableció en la región de Dharamsala, una estación de montaña que está ubicada en el norte de India, en el estado de Himachal Pradesh.

Desde entonces el Dalái Lama ha mantenido una postura pacífica, pero siempre ha manifestado su preocupación por la población de la región tibetana.

La palabra mongola dalai, océano, y la tibetana lama, forma lo que se traduce como maestro espiritual Dalai Lama. Como ya se menciónó el actual es Tenzin Gyatso, quien nació el 6 de julio de 1935 y es el líder número XIV.

En una entrevista concedida a Ricardo M. de Rituerto, para el periódico El País, el 1 de abril de 2007, el Dalai Lama dijo que el Tíbet sufre un genocidio cultural, lo consideraba en peligro de extinción.

Pero se decía optimista aun con los ataques que le dirigen las autoridades chinas, y agregó que se enseña budismo tibetano a cientos de chinos que acuden a Dharamsala, y reiteró que “[…] Hay tibetanos de Tíbet que enseñan budismo a casi un millón de chinos, incluso a jefes del partido comunista. La libertad de expresión está aumentando en China. Todo eso son señales positivas”.

Respecto a los actuales dirigentes chinos del gobierno así como del Partido Comunista chino, consideró que habían perdido el rumbo y olvidado los preceptos del marxismo.

La delicada relación entre China y el Dalai Lama pende de un hilo que en cualquier momento podría desatar la represión, que en última instancia no sufrirí