Antonio Broto Pekín, 4 dic (EFE).- La actual visita a China del primer ministro canadiense, Stephen Harper, marcó un punto de inflexión para las tensas relaciones que en los últimos años ha mantenido Pekín con Ottawa, el Gobierno que de forma más abierta ha criticado al régimen comunista en materia de derechos humanos en los últimos años.
Canadá, con una influyente comunidad de 1,3 millones de chinos (su idioma es el tercero más hablado en el país, tras el inglés y el francés), ha protagonizado varios conflictos diplomáticos con China coincidiendo con el gobierno de Harper, hasta convertirse en uno de los interlocutores más incómodos para Pekín.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, reconoció las dificultades de los lazos en su reunión con Harper, ayer, jueves: "Las relaciones han experimentado altibajos en los últimos años, y eso no sirvió mucho a los intereses de ambas partes", aseguró el mandatario.
En el encuentro, Wen incluso se atrevió a culpar públicamente a Harper de olvidarse de los lazos con la mayor economía emergente, recordando que ha esperado cuatro años de su Gobierno -que asumió en febrero de 2006- para conceder atención a China y visitarla.
"Es el primer encuentro entre los primeros ministros de China y Canadá en cinco años. El retraso ha sido excesivo para nuestras relaciones, y los medios de comunicación aseguran que llega tarde", señaló Wen, unas declaraciones muy poco habituales en un mandatario chino y que han levantado ampollas en los medios canadienses.
Harper es uno de los pocos gobernantes mundiales que ha criticado abiertamente y con palabras directas la situación de los derechos humanos en China.
Fue comentada su ausencia en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, a la que sí asistieron los mandatarios de EEUU, Rusia o la Unión Europea (representada por el primer ministro francés, Nicolas Sarkozy, entonces presidente de turno de los Veintisiete).
La reunión de Harper con el Dalai Lama, líder tibetano en el exilio, en 2007, o la negativa de las autoridades canadienses a expatriar al fugitivo chino más reclamado por Pekín, el empresario Lai Changxing, acusado de corrupción y residente en Canadá desde 1999, no han ayudado a mejorar los lazos entre Pekín y Ottawa.
La visita de Harper, iniciada el día 2 y que continúa hasta el próximo domingo por Shanghái y Hong Kong, busca por tanto limar las asperezas que se han generado entre ambos países en el último lustro, enquistadas por la falta de contactos.
El comunicado conjunto firmado por ambos países ayer, tras la reunión entre Wen y Harper, podría marcar una nueva etapa en las relaciones, de mayor acercamiento.
En el documento, Canadá y China, por ejemplo, acordaron "fortalecer la cooperación en el combate internacional contra el crimen y la repatriación de fugitivos", aunque no hicieron mención directa al caso de Lai Changxing.
Sobre el espinoso tema de los derechos humanos, Wen y Harper firmaron que "ambas partes consideran que sus diferentes historias y condiciones nacionales pueden crear diferentes puntos de vista" en materia de libertades fundamentales.
En el comunicado también se mencionó la apertura de un nuevo consulado de China en Montreal y un incremento de los contactos en 2010, año importante para los dos países ya que los canadienses celebran las Olimpiadas de Invierno en Vancouver y los chinos la Exposición Universal de Shanghái.
Ambos prometieron una "notable presencia" mutua en estos eventos.
La "reconciliación" entre chinos y canadienses prosiguió con la firma de varios acuerdos de cooperación en recursos minerales (uno de los principales intereses económicos de China en Canadá), cultura, educación en desarrollo agrícola y cambio climático.
En este último aspecto, los dos países acordaron, a escasos días del inicio de la Cumbre de Copenhague, cooperar en áreas como eficiencia energética, tecnología ecológica y programas de "adaptación" al cambio climático.
China y Canadá celebran el próximo año el 40 aniversario del establecimiento de lazos diplomáticos, iniciados en 1970 por el entonces primer ministro canadiense Pierre Elliott Trudeau.
Aunque Pekín ha mostrado malestar en los últimos años ante las críticas de Ottawa, entre los ciudadanos chinos Canadá es, curiosamente, uno de los países más apreciados, debido sobre todo a la figura del médico canadiense Norman Bethune, todo un "héroe comunista" en el país asiático, donde está enterrado.
Bethune (1890-1939), médico militar del bando comunista en las guerras contra japoneses y nacionalistas del Kuomintang, fue homenajeado en China este año, en el 70 aniversario de su muerte, y es para muchos chinos el más famoso "huésped extranjero" que han tenido, por encima incluso de Marco Polo. EFE abc/gmp/rml
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