martes, 4 de mayo de 2010

UN MAESTRO CUALIFICADO

Por Báalam

Teniendo en cuenta lo vasto y profundo de las enseñanzas de Buda, resulta muy difícil ser un verdadero maestro cualificado. Ser genuinamente competente requiere la optención de un nivel de comprensión que capte la esencia de la mente iluminada en su integridad, completamente libre de toda concepción errónea. Extremadamente difícil encontrar un individuo así. Sin embargo, a pesar de ello, existen muchos maestros con una buena formación que han alcanzado un notable dominio intelectual de los principios generales de la tradición Budista, y son competentes a la hora de instruir de forma puramente académica a estudiantes.

De hecho, el entrenamiento de un erudito es bastante riguroso, debido en parte, al volumen del material que debe ser abordado. En la tradición Budista Tibetana, existe una vasta colección de comentarios que tratan los sutras, tantras, y otras visiones derivadas de las enseñanzas de Buda. Los escritos de Nagarjuna, Asanga, y otros grandes eruditos y seres realizados fueron traducidos del sánskrito hace siglos, y traídos a Tibet, donde han sido objeto de más comentarios por innumerables filósofos tibetanos.

La tradición ha experimentado una continua evolución en tanto que se han debatido diferentes temas, así como revisado y criticado eminentes ensayos repetidas veces, con el fin de aclarar las distintas teorías. Instituciones Budistas de educación superior (Tib. Shedras) de todas las grandes tradiciones del Budismo Tibetano poseen ciertas áreas de estudio en común, tal como: la visión del Madyamaka, considerada como el nivel superior de pensamiento en la tradición Mahayana-sutra , a través de la cual se adquiere la comprensión definitiva de la visión última conocida como Pramana (Tib. Tsema). Pramana es la investigación a través del debate y el análisis, de las diferentes escuelas de pensamiento en lo que concierne a la cognición de los fenómenos a nivel relativo y último de la naturaleza de la mente. El sutra de Prajna Paramita (la perfección de los sutras de sabiduría) revela el camino hacia la Iluminación de forma sistemática de acuerdo con la tradición del Bodhisattva. El Abbhidharma Kosha es un análisis detallado de los vehículos Sravaka and Pratyeka Buddha, que juntos constituyen la tradición Theravada . El Vinaya (la disciplina); y estudios de filosofía tántrica.

Cuanto más se ahonda en la profundidad de estos temas, más complejas y extensas se vuelven las explicaciones. No es de extrañar que estos estudios duren hasta diez o quince años, incluso más. Además, existen materias secundarias tal como Sánscrito, astrología, y lingüística (que incluye gramática, poesía y literatura)

Actualmente, aquellos que siguen un curso en una Shedra pasan entre 12 y 14 años como estudiantes. Una vez superados con éxito sus estudios, reciben un título indicativo de su grado de calificación. Estos estudios son extensos y la finalización de los cursos indica un gran conocimiento de la materia. Sin embargo no hay que olvidar que no existe ninguna garantía de que los graduados han entendido las enseñanzas profundamente, ya que el verdadero conocimiento está más allá de la mera compilación de información.

Si se realizan años adicionales de estudio, el estudiante puede llegar a un punto donde no le queda ninguna duda sobre el significado del conjunto de textos y escrituras, además de haber alcanzado una certeza sobre los diferentes puntos de vista filosóficos estudiados. Un examen exhaustivo de todas las discrepancias lleva a clarificarlas, no quedando preguntas sin responder. Para tal persona no hay libro que tenga nada más que enseñarle, y una vez logrado este destacado nivel académico, el estudiante puede estar capacitado para componer tratados.

En Tibet, componer un tratado filosófico era una tarea de extrema importancia. Si un gran erudito tenía una sólida base en literatura y debate, se le permitía escribir sobre cualquiera de las principales materias de investigación filosófica antes mencionadas; siendo necesaria la preparación para defenderlo en un debate público. Se requería una importante formación académica ya que todo defecto en el razonamiento que el autor no pudiera defender era motivo de rechazo de la composición, además de causa de una dura humillación. Sin embargo, si la composición era aceptada como válida por otros grandes eruditos, el autor se vería colmado de respeto y reconocimiento. Entre aquellos grandes eruditos llamados “Khenpos” en las tradiciones Kagyu, Sakya y Nyingmapa, y “Geshes” en la tradición Gelugpa, el estatus superior que alguien podía alcanzar era al realizar un tratado que soportaba los muchos exámenes e inevitables desafíos sin ser refutado. Como resultado, tanto en Tibet como en India imperaban altos criterios.

A pesar de la dificultad que entraña obtener un estatus académico, también es de admirable realización un maestro de meditación altamente cualificado y capaz de guiar de forma efectiva a estudiantes. El propósito real de el camino Budista es alcanzar el estado de Buda, la Iluminación. Lo que depende en gran parte de la experiencia meditativa. Incluso memorizando miles de libros, si alguién no ha alcanzado la consciencia que el Buda se propuso, no se puede considerar que las enseñanzas de tal individuo llevan a uno a la iluminación.

Para guiar a un practicante a lo largo del camino de la meditación, un maestro debería conocer en detalle todos los aspectos de la meditación, además de haberlos practicado. Las experiencias y problemas que hayan aparecido en la meditación del propio maestro, le capacitarán para comprender la naturaleza de los problemas particulares de los estudiantes. Tales habilidades no se pueden aprender a través del conocimiento teórico. Sólo a través de la propia experiencia se aprende a discrimiar si se ha logrado el resultado de una meditación particular, y si no es así, uno puede aprender cómo realizarlo. A este hecho se añade que cada estudiante es único en aptitudes y debilidades, demandando un seguimiento individual. Queda claro, por tanto, que solamente aquellos maestros altamente realizados son capaces de guiar a otros en la meditación..

Un ejemplo del valor de este tipo de entrenamiento queda reflejado en la relación entre el yogui Milarepa y su discípulo, Gampopa. Durante el periodo en el que Milarepa entrenaba a Gampopa, en una ocasión mientras meditaba en una cueva, perdió la vista quedando completamente ciego. Se arrastró hasta la cueva de Milarepa y le informó del grave problema aparecido. Tenía miedo. Milarepa le contestó que no se preocupara, y que este suceso no era ni bueno ni malo. Inmediatamente le diagnosticó la causa, y le dijo que tenía el cinturón de meditación demasiado prieto, y que eso le estaba creando excesiva tensión.

En otra ocasión, Gampopa se hayaba meditando en su retiro en solitario, cuando se vió interrumpido por la aparición de mil Budas en el espacio encima de él. Corrió a encontrar a Milarepa para contarle muy entusiasmado, que había alcanzado un gran resultado en su práctica. Milarepa, muy tranquilo, le contestó “si te presionas los ojos con los dedos, vas a ver dos soles, que tal y como tu visión, no es más que una ilusión. No es ni positivo ni negativo. Concentrate únicamente en la meditación y no te apegues a las visiones”. Como Gampopa apreciaba enormemente la declaración de su maestro, la visión desapareció.

Milarepa pudo aconsejar adecuadamente a Gampopa, gracias a su gran capacidad de compresión. Un erudito puede buscar en varios libros, concluyendo que en el primer caso quizás Gampopa debería visitar a un médico, y en el segundo caso puede concluir con que su visión era realmente un gran experiencia, y podía sugerir a Gampopa la posibilidad de tener más visiones de este tipo.

Actualmente hay muchos maestros de meditación en el mundo, pero casi todos conocen los primeros niveles de meditación, siendo principiantes ellos mismos. No se puede decir que todos los maestros de meditación son inexpertos, pero parece ser el caso general. Pueden tener la capacidad de enseñar niveles básicos de la práctica de la meditación, pero no tienen experiencia en niveles avanzados. Esto afecta de la misma forma a eruditos eminentes y de estatus humilde; si ellos mismos no tienen experiencia directa de niveles avanzados de conciencia meditativa. Eruditos que son inexpertos en meditación, pueden estar capacitados para instruir y enseñar sobre los principios del Budismo. Aunque si lo comparamos con un maestro de meditación, un erudito es inferior. Lo óptimo parece ser una combinación de estas cualidades, sin restricciones. Un dominio del conocimiento teórico requiere años y años de estudio, tal como un dominio de la experiencia meditativa a lo largo de los distintas etapas de calma y comprensión meditativa, hasta el nivel más avanzado, el cual, en la tradición Kagyu se conoce como el Mahamudra.

Hay que tener en cuenta la verdadera finalidad de la práctica Budista, que no es nada más que alcanzar la iluminación. Considerando el método más indicado para alcanzar el resultado de la realización absoluta de un Buda, Milarepa ha planteado que la combinación de el maestro adecuado, las instrucciones adecuadas, la práctica adecuada, y las condiciones adecuadas, producen el resultado adecuado. Se refiere a ir progresando con éxito a través de las distintas etapas para alcanzar el resultado último, de principio a fin. Teniendo esto en mente, un maestro adecuado resulta una condición indispensable. Si alguién pretende ser un erudito, su maestro debería igualmente ser un erudito. Si alguién pretende alcanzar la iluminación, su maestro debería ser un maestro de meditación cualificado.

El proceso más recomendable que doy a los budistas de hoy en día, es adquirir una base firme de comprensión teórica del camino Budista, y entonces proseguir centrándose lo máximo posible en la práctica de la meditación bajo la dirección de un maestro competente. En este caso, la competencia no se mide por la habilidad de leer Sánskrito o inglés, o la posesión del título de Khenpo o Geshe; sino que se mide por la experiencia meditativa y la realización.
¡¡¡ Sarvamângalam !!!
( ¡¡¡ Que todo sea auspicioso !!! )

Por Kunzig Shamar Rinpoche

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