martes, 6 de julio de 2010

reencarnacion del maestro Zezhub

El Tíbet encuentra al nuevo Buda viviente


El Dalai Lama cumple 75 años mientras un niño de 4 es reconocido como la sexta reencarnación del maestro Dezhub

12:18
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Sobre estas líneas, sus zapatos, bajo la silla, durante una  conferencia. / EFE
Sobre estas líneas, sus zapatos, bajo la silla, durante una conferencia. / EFE
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Se llama Osel. Nació en febrero de 1985 y alcanzó la celebridad internacional en 1986, cuando, a los 14 meses de edad, se convirtió en el primer niño español -y uno de los primeros niños occidentales- en ser reconocido oficialmente por el budismo tibetano como la reencarnación de uno de los suyos. El lama Zopa lo descubrió y el propio Dalai Lama lo señaló como la reencarnación del venerable Lama Yeshe. A los 18 años, y «tras una infancia llena de sufrimiento», Osel dijo basta. Se quitó la túnica y, desencantado, abandonó el monasterio.

Pekín / Oviedo, Agencias / J. C.

Un niño de 4 años se ha convertido en la reencarnación del quinto Buda viviente Dezhub. Así se lo reconoció en el transcurso de una ceremonia celebrada el domingo en Lasha, la capital de la región autónoma del Tíbet, en el oeste de China. El quinto Buda viviente murió en marzo de 2000 a los 66 años de edad. Así que el niño, de nombre secular Losang Doje, se ha convertido en su reencarnación y, por lo tanto, en el sexto Buda viviente Dezhub, mediante una ceremonia celebrada en el Templo Jokhang. Allí fueron introducidos dos papeles, uno con su nombre y otro con el de otro niño candidato, en sendas bolsas de seda que fueron introducidas en una urna de oro.

El niño había sido seleccionado como uno de los candidatos tras las búsquedas que llevaron a cabo durante años varios monjes veteranos, de acuerdo con las prácticas y tradiciones religiosas del budismo.

Según explica la secretaria del Centro Budista Dag Shang Kagyü en España, son múltiples las formas por las que puede reconocerse una reencarnación, aunque admite que «no hay reglas fijas». No obstante, hay ocasiones en las que los maestros budas dejan instrucciones secretas, para indicar a alguna persona de su confianza dónde va a nacer o quiénes serán sus padres en su próxima vida. «A lo mejor tiene un sueño en el que ve una casa en un valle y va y lo encuentra», apunta la secretaria del centro budista.

Los budistas, además, se encuentran de enhorabuena, ya que hoy celebran los 75 años de su líder espiritual, el Dalai Lama. El sabio budista es desde hace décadas la imagen pacífica de la resistencia tibetana contra la ocupación china y desarrolla una política que él mismo define como «vía intermedia», cuyos mensajes centrales son la no violencia y la reconciliación. Por eso en 1989 fue galardonado con el premio Nobel de la Paz, dando a conocer en todo el mundo la lucha de los tibetanos.

Ha pasado casi toda su vida en la ciudad india de Dharamsala, a los pies del Himalaya. Ciertamente, la ciudad se ha convertido en la sede del Gobierno tibetano en el exilio, una «pequeña Lasha» -en referencia al nombre de la capital del Tíbet- y centro de la resistencia pacífica contra la ocupación china.

El Dalai Lama fascina por su perseverancia en todo el mundo, pero también por su espontaneidad. Aunque miles de personas siguen sus actos y discursos, incluso en Twitter, cuando le preguntaron qué era lo que más lamentaba de su vida, dijo: «No haberme casado». Esa fue la repentina respuesta del monje. Sabio pero fresco.

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