sábado, 21 de mayo de 2011

NO VIAJES A NEPAL, NEPAL ES CHINA

PEKÍN – Las autoridades de Nepal devolvieron ayer a China a un grupo de 18 tibetanos que habían entrado ilegalmente en el reino por senderos de montaña el pasado abril. Centenares de tránsfugas tibetanos llegan cada año a Nepal. Allí, gracias a un programa financiado por Estados Unidos obtienen automáticamente el estatuto de refugiados y el tránsito hacia el norte de India, donde el Dalai Lama y su “gobierno tibetano en el exilio” tienen su cuartel general en la localidad de Dharamsala.

El año pasado casi 1.300 tibetanos cruzaron ilegalmente la frontera chino-nepalesa y fueron acogidos por la agencia de la ONU para refugiados (ACNUR) y organizaciones de derechos humanos en Kathmandú. Muchos de ellos son adolescentes de familias pobres que engrosan los monasterios tibetanos del norte de la India. De los 18 devueltos ayer a China, 9 eran menores de 18 años, y otros tres, que no fueron entregados a las autoridades consulares chinas en Katmandú, tenían 6 y 9 años.

No es la primera vez que Nepal transfiere a China a tibetanos emigrados o refugiados. En junio de 1995 un grupo de 39 ya fue “deportado” y sufrió, a su regreso a Tibet, “constante vigilancia”, señalaba ayer un comunicado del Centro tibetano para derechos humanos y democracia, vinculado al Dalai Lama. Sin embargo, la actitud de las autoridades nepalesas parece obedecer a la creciente relación que este país, pobre y cargado de problemas, está tejiendo con China.

Para el 2006 se espera que Pekín concluya el tendido del primer ferrocarril que unirá la capital tibetana, Lhasa, con el resto del país. Por su altura, Tibet es una especie de isla a efectos de comunicaciones. El ferrocarril, una obra mayor de 1118 kilómetros, partirá de Golmud, en la provincia de Qinghai, y transcurrirá por un territorio con una altura media de 4.500 metros, rompiendo esa insularidad. China está construyendo carreteras en Nepal y podría trazar un ramal de su ferrocarril hacia ese país, cuyo comercio exterior depende actualmente por entero de India.

Nepal tiene un enorme interés en disminuir su propia insularidad montañesa, y China es un aliado cada vez más importante, que podría enviarle turistas y comercio, y ayudarle a que prospere la solicitud de ingreso en la Organización Mundial de Comercio presentada por Kathmandú. La conducta de Nepal con los trásfugas tibetanos parece directamente relacionada con todo ese contexto y amenaza al creciente aislamiento del exilio tibetano en India con quien Pekín está negociando desde una posición cada vez más fuerte.

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