domingo, 20 de mayo de 2012




El Dalai Lama en reiteradas ocasiones ha acusado al gobierno de China de fraguar una conspiración en su contra para asesinarlo, sin tener éxito hasta ahora

Por Betzy Mijares


El líder espiritual del Tíbet, el Dalai Lama recibió el lunes 14 de mayo de 2012 el premio Templeton, un reconocimiento internacional otorgado anualmente desde 1972 por la Fundación John Templeton a las personajes que contribuyen a la investigación o los descubrimientos de realidades espirituales.

El Dalai Lama, una figura que causa polémica y revuelo a nivel internacional cuando realiza apariciones públicas, con su mensaje de paz y quien pretende, sin conseguirlo, regresar a su patria, que lo vio salir intempestivamente, a la carrera, en 1959, ante el asedio del ejército de Mao Ze Dong, quien lo quería muerto por promover la independencia del Tíbet, y encontró exilio en la India.

Hoy en día, él es un hombre noticia.

Mucho se habla del conflicto.


Por un lado está la postura del Dalai Lama, quien en reiteradas ocasiones ha acusado al gobierno de China de fraguar una conspiración en su contra para asesinarlo, sin tener éxito hasta ahora. Mientras que China ha negado rotundamente los hechos, sosteniendo que es respetuoso del líder religioso, sin embargo, respecto al argumento de permitir la separación territorial del Tíbet y reconocerle su estatus de Estado independiente, argumenta que como Estado soberano, es algoque no está dispuesto a aceptar .

El Tíbet, un lugar místico

La Región Autónoma del Tíbet, como la llama el gobierno chino, se sitúa en la zona fronteriza del suroeste de China y limita con la India, Nepal, Bután y Bangladesh. Su línea fronteriza mide más de cuatro mil kilómetros.

La capital del Tíbet es Lhasa.

El número de habitantes en la región, supera los tres millones de habitantes, según el sexto censo nacional chino realizado en noviembre de 2010, situándose en los 3 millones 2 mil 166 habitantes.

Mas del 90 por ciento de la población pertenece a la etnia tibetana, y el porcentaje se reparte entre otras etnias, como la han, la cual es el grupo étnico mayoritario en China.

En el Tíbet no se aplica la política del hijo único, como en el resto de la República Popular China, por lo que las familias de las zonas rurales suelen tener dos hijos o más.

Algunos de los lugares emblemáticos para el turismo local (chino) y extranjero son el palacio del Potala, construido en el siglo XVII por el quinto Dalai-lama, que alberga más de mil habitaciones.

El que fue hogar del Dalai-Lama hoy cumple funciones de museo, con sólo los últimos tres pisos del palacio abiertos al público.

El templo de Jokhang, fue construido en el año 640 para albergar la imagen del Buda Sakyamuni, que hoy sigue siendo la más venerada del país y el motivo de largos peregrinajes.

La ciudad de Gyantse, asentada sobre el fértil valle de Nyang Chu, evoca románticas imágenes medievales del Tíbet antes de la ocupación china de 1959, e invita a pasear por su avenida principal arbolada y por callejones estrechos en busca de la tradición cultural tibetana.

Shigatse, es la segunda ciudad del Tíbet, dividida en dos mundos: el chino, con sus anchas avenidas asfaltadas, y el pobre mundo tibetano, con su ambiente medieval de casas blancas y rectangulares.

Mao, el Dalai y la huida en 1959


Con el triunfo de la revolución comunista china a cargo de Mao Ze Dong, en 1949, el nuevo gobierno con el afán de instaurar orden y control en el territorio del Tíbet envío alrededor de 80 mil soldados del Ejército Popular de Liberación para apaciguar la zona, según el gobierno chino, se reconocía que China era un estado multinacional y dichas nacionalidades eran iguales pero se debían eliminar y prevenir la influencia de opositores occidentales.

Para febrero de 1951, Tenzin Gyatso, el XVI Dalái Lama envió a cinco representantes plenipotenciarios a Pekín para negociar con el gobierno del Partido Comunista chino una liberación del Tíbet.

Luego de casi tres meses de negociaciones el 23 de mayo de 1951, los representantes del gobierno de Mao y del gobierno local llegaron a un acuerdo para la liberación pacífica del Tibet y firmaron el “Acuerdo del Gobierno Popular Central y el gobierno local del Tíbet sobre las Medidas para la Liberación Pacífica del Tibet”, que contiene 17 Artículos.

En dicho documento se explicaban las condiciones que tendrían que seguir el Tíbet para su liberación, y se confiaba a China la defensa y la representación en política exterior del Tíbet, mientras que la política interior se dejaba en manos del Dalai Lama.

Aún cuando se firmó este pacto, las inconformidades de los tibetanos por la presencia del ejército comunista se mantuvieron, hasta que en 1959, la situación alcanzó su punto más crítico y Tenzin Gyatso, se vio obligado a salir exiliado rumbo a la India.

Ya en el exilio un grupo de tibetanos se estableció en la región de Dharamsala, una estación de montaña que está ubicada en el norte de India, en el estado de Himachal Pradesh.

Desde entonces el Dalái Lama ha mantenido una postura pacífica, pero siempre ha manifestado su preocupación por la población de la región tibetana.

La palabra mongola dalai, océano, y la tibetana lama, forma lo que se traduce como maestro espiritual Dalai Lama. Como ya se menciónó el actual es Tenzin Gyatso, quien nació el 6 de julio de 1935 y es el líder número XIV.

En una entrevista concedida a Ricardo M. de Rituerto, para el periódico El País, el 1 de abril de 2007, el Dalai Lama dijo que el Tíbet sufre un genocidio cultural, lo consideraba en peligro de extinción.

Pero se decía optimista aun con los ataques que le dirigen las autoridades chinas, y agregó que se enseña budismo tibetano a cientos de chinos que acuden a Dharamsala, y reiteró que “[…] Hay tibetanos de Tíbet que enseñan budismo a casi un millón de chinos, incluso a jefes del partido comunista. La libertad de expresión está aumentando en China. Todo eso son señales positivas”.

Respecto a los actuales dirigentes chinos del gobierno así como del Partido Comunista chino, consideró que habían perdido el rumbo y olvidado los preceptos del marxismo.

La delicada relación entre China y el Dalai Lama pende de un hilo que en cualquier momento podría desatar la represión, que en última instancia no sufrirí

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