Pekín, 11 mar (EFE).- China criticó el discurso pronunciado ayer por el líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, en el que aseguró que Pekín quiere "aniquilar el budismo", algo que los legisladores chinos consideran que "carece de sentido", informó hoy la prensa oficial.
En un comunicado difundido el miércoles por el Dalai Lama con motivo del 51 aniversario de la fallida insurrección tibetana, éste denunció que el Gobierno chino lleva a cabo una campaña de "reeducación patriótica" en monasterios tibetanos con la que está sometiendo a los monjes a condiciones "parecidas a una prisión", con el objetivo de "aniquilar el budismo".
"No sé cómo llegó el Dalai Lama a esa conclusión de (condiciones) similares a una prisión porque él nunca ha regresado al Tíbet desde 1959. Eso carece totalmente de sentido", sentenció Padma Choling, el recién elegido presidente del gobierno regional del Tíbet.
Por su parte, Sun Yong, director e investigador de la Academia de Ciencias Sociales del Tíbet, señaló que "las declaraciones del Dalai Lama confunden el negro con el blanco" y acusó al líder espiritual tibetano de ser él quien hace uso de los monasterios "para realizar actividades separatistas".
Por otro lado, la prensa local subrayó que lo que describe el Dalai "es pura invención" ya que en el discurso "no ha podido citar en qué se basan todas esas afirmaciones".
"Sus reiteradas mentiras sobre los incidentes ocurridos en Lhasa, capital regional, y otras partes del Tíbet el 14 de marzo de 2008 no hacen más que proporcionar más pruebas sobre la falsedad de sus afirmaciones", añadió la información.
El 14 de marzo del 2008, 19 personas, según el Gobierno chino, y más de 200, de acuerdo con los tibetanos en el exilio, murieron en enfrentamientos en Lhasa y Pekín culpó directamente al Dalai Lama de instigar las revueltas.
El líder tibetano también precisó ayer que durante más de 30 años ha intentado dialogar con las autoridades chinas y resolver el contencioso a través de la llamada "vía del medio", una propuesta que prevé una mayor autonomía del territorio tibetano dentro de China y que, en su opinión, "beneficia" a ambas partes.
Según la prensa china, la imposibilidad de poder convencer al gobierno chino de su "vía del medio" en las diversas rondas de conversaciones mantenidas hasta ahora, es de dónde procede el malestar del Dalai Lama.
El líder espiritual también dijo que la causa tibetana cuenta con el apoyo de la comunidad internacional, de los intelectuales chinos y de "muchos líderes políticos y espirituales, incluido el presidente de Estados Unidos", Barack Obama, con el que se entrevistó recientemente.
Los medios locales afirman que el asunto es una cuestión interna de China, en la que no deben entrometerse personas ajenas, ya sea Barack Obama o algunos "intelectuales chinos" a los que se aferra el Dalai Lama.
China considera que la región autónoma del Tíbet cubre apenas 1,2 millones de kilómetros cuadrados en el suroeste del país, mientras que círculos próximos al líder tibetano incluyen en su nación zonas de otras provincias chinas donde viven tibetanos, que se extienden por al menos otro millón de kilómetros cuadrados.
Entre esas zonas se incluye la estratégica provincia de Qinghai, en la que nació el actual Dalai Lama y donde brotan tres de los principales ríos de Asia: el Yangtsé, el Amarillo y el Mekong.
La fracasada revuelta tibetana de 1959 costó el exilio del Dalai Lama a Dharamsala, localidad india situada a los pies del Himalaya, que también acoge al Gobierno tibetano en el exilio.
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