El disidente chino Chen Guangcheng está "bajo protección estadounidense"
Noticias EFE
Pekín, 28 abr (EFE).- El abogado ciego Chen Guangcheng, famoso disidente chino que ha logrado burlar el arresto domiciliario que sufría y escapar a Pekín, se encuentra "bajo protección de EEUU", confirmaron a Efe fuentes de derechos humanos.
Según la organización China Aid, con base en EEUU y que sigue de cerca el caso, diplomáticos de alto nivel de la Administración estadounidense y el régimen chino están negociando el futuro de Chen, un abogado ciego autodidacta que llevaba año y medio bajo arresto domiciliario en su casa en la provincia de Shandong (este).
"La Administración (del presidente estadounidense Barack) Obama debe apoyarle firmemente, si no quiere perder credibilidad como defensor de la libertad y el imperio de la ley", afirmó el presidente y fundador de China Aid, Bob Fu, en un comunicado.
De confirmarse la implicación de las autoridades estadounidenses en el caso de Chen, el suceso puede generar un posible conflicto diplomático en un momento muy sensible, ya que la próxima semana visita Pekín la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.
Clinton encabeza una nutrida delegación que tenía por objetivo principal la cooperación económica entre las dos potencias, pero es probable que el caso de Chen acabe teniendo un papel destacado.
Preguntado sobre si la cuestión podría enrarecer las reuniones, el viceministro de Asuntos Exteriores chino Cui Tiankai aseguró hoy a periodistas que si bien los derechos humanos estarán en la agenda, no cree que el caso eclipse las conversaciones.
En Washington, por su parte, la portavoz de la Secretaría de Estado, Victoria Nuland, rehusó hacer comentario alguno sobre el asunto, limitándose a señalar que en el pasado Washington había expresado su preocupación por el arresto domiciliario de Chen y su familia.
La organización Human Rights in China asegura hoy desde Hong Kong que Chen "está a salvo pero no quiere abandonar China".
En las últimas horas se confirmó una nueva detención de un familiar del disidente, su sobrino Chen Kegui, un día después de que se arrestara a su padre Chen Guangfu, hermano mayor del abogado, y el propio Kegui apareciera en un vídeo por internet contando la situación.
El abogado invidente se escapó de su casa en la noche del pasado domingo, ayudado por varios amigos que le llevaron a un lugar seguro fuera de la provincia de Shandong.
Él y su familia permanecían retenidos sin cargos en su casa de Dongshigu, en la jurisdicción de Linyi, desde septiembre de 2010, después de cumplir una condena de cuatro años de prisión por alteración del orden público.
El enfrentamiento entre las autoridades y Chen comenzó en 2005, cuando el abogado sacó a la luz los programas de abortos y esterilizaciones forzadas llevados a cabo por las autoridades chinas de su provincia contra familias campesinas como parte de la política de "hijo único" vigente en el país.
En EEUU se ha convertido en un conocido disidente, y prueba de ello es que la cadena CNN ha intentado en varias ocasiones visitar su casa -una de ellas acompañada por el actor Christian Bale-, aunque en las dos ocasiones fue expulsada con violencia por la policía.
Pese al acoso que sufren los disidentes en China, en muy rara ocasión la diplomacia de otros países se ha implicado directamente en sus casos, y son muy contadas las ocasiones en las que estos activistas han conseguido refugio.
Uno de los casos más sonados en este sentido fue el de Fang Lizhi, uno de los líderes de las protestas de Tiananmen en 1989 (fallecido el pasado 6 de abril en EEUU), quien un día después de la matanza del 4 de junio entró en la Embajada estadounidense con su esposa para solicitar asilo y vivieron en ella más de un año.
Finalmente, en 1990, la pareja fue autorizada a salir de China, en un avión de las fuerzas aéreas norteamericanas, tras negociaciones entre el máximo líder chino Deng Xiaoping y el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, enviado especial del entonces presidente George H.W. Bush.
A principios de este año, Wang Lijun, mano derecha del después defenestrado líder comunista Bo Xilai, pidió asilo en un consulado estadounidense en Chengdu (centro), pero en esa ocasión fue entregado a las autoridades chinas tras negociaciones.
"El caso de Chen debe gestionarse como el del profesor Fang Lizhi y no puede ser otro Wang Lijun", señalaba, recordando los dos antecedentes, el comunicado que hoy envió China Aid. EFE
Mostrando entradas con la etiqueta Chen Guangcheng. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Chen Guangcheng. Mostrar todas las entradas
sábado, 28 de abril de 2012
jueves, 29 de diciembre de 2011
mas represion, elpoder del miedo
os regímenes autoritarios nunca toleran las disidencias ni aceptan las críticas. Tampoco creen poder equivocarse y, además, detestan el pluralismo. Sólo saben predicar insistentemente sus propios evangelios que contienen sus discursos únicos y se transforman en una suerte de religión política que predica sólo una presunta verdad: la propia u oficial, de la que se sienten dueños exclusivos. Por esto, tarde o temprano, ellos caen inevitablemente en la tentación de reprimir a todos quienes cuestionen su absoluto monopolio del pensar. Esto es ciertamente tan sólo una consecuencia de sus convicciones y actitudes antidemocráticas.
Este fin de año, el autoritario gobierno chino, aprovechando la distracción que supone el clima propio de las Fiestas, endureció notoriamente su andar persecutorio. Lo mismo había sucedido en 2009, cuando se encarceló, en la Navidad de ese año, al galardonado Liu Xiaobo.
Ahora, primero se condenó a nueve años de prisión al disidente histórico Chen Wei por el pecado imperdonable de promover la democracia constitucional y enseguida se hizo lo propio con Chen Xi en un insólito proceso judicial exprés que duró sólo un par de horas desde que se abriera y en el que no se permitió al acusado siquiera hablar. A Chen Xi también se lo envió al calabozo por diez años, acusado de subversión.
Chen Xi es un corajudo y ya veterano disidente y activo promotor de los derechos humanos, lo que para el régimen chino es simplemente inaceptable. Conoció por primera vez la cárcel durante las protestas de Tiananmen, en 1989. Luego estuvo toda una década preso por el pecado de disentir. Ahora regresa a la cárcel por promover una iniciativa a la que se tiene por destituyente: que se convoque a elecciones libres, por lo menos para elegir a las autoridades locales.
Ocurre que los dirigentes chinos parecen temer que las protestas sociales que caracterizan a la "primavera árabe" de pronto se reproduzcan en China y la conmocionen. Las recientes revueltas en el sur del país parecen haber alimentado la creciente ansiedad de los líderes comunistas, empujándolos al endurecimiento táctico de su intolerancia. El abogado ciego Chen Guangcheng y el artista Ai Weiwei, entre otros disidentes, también sufrieron en carne propia el fuerte endurecimiento de las persecuciones.
Pareciera que cada vez resulta más difícil mantener a un pueblo enorme sometido a la voluntad de un pequeño puñado de dirigentes que actúan como predestinados dentro de un esquema que, si bien ha mejorado sensiblemente el nivel de vida de millones de almas, continúa negando a todos el goce de las libertades que son más fundamentales para la persona humana..
Este fin de año, el autoritario gobierno chino, aprovechando la distracción que supone el clima propio de las Fiestas, endureció notoriamente su andar persecutorio. Lo mismo había sucedido en 2009, cuando se encarceló, en la Navidad de ese año, al galardonado Liu Xiaobo.
Ahora, primero se condenó a nueve años de prisión al disidente histórico Chen Wei por el pecado imperdonable de promover la democracia constitucional y enseguida se hizo lo propio con Chen Xi en un insólito proceso judicial exprés que duró sólo un par de horas desde que se abriera y en el que no se permitió al acusado siquiera hablar. A Chen Xi también se lo envió al calabozo por diez años, acusado de subversión.
Chen Xi es un corajudo y ya veterano disidente y activo promotor de los derechos humanos, lo que para el régimen chino es simplemente inaceptable. Conoció por primera vez la cárcel durante las protestas de Tiananmen, en 1989. Luego estuvo toda una década preso por el pecado de disentir. Ahora regresa a la cárcel por promover una iniciativa a la que se tiene por destituyente: que se convoque a elecciones libres, por lo menos para elegir a las autoridades locales.
Ocurre que los dirigentes chinos parecen temer que las protestas sociales que caracterizan a la "primavera árabe" de pronto se reproduzcan en China y la conmocionen. Las recientes revueltas en el sur del país parecen haber alimentado la creciente ansiedad de los líderes comunistas, empujándolos al endurecimiento táctico de su intolerancia. El abogado ciego Chen Guangcheng y el artista Ai Weiwei, entre otros disidentes, también sufrieron en carne propia el fuerte endurecimiento de las persecuciones.
Pareciera que cada vez resulta más difícil mantener a un pueblo enorme sometido a la voluntad de un pequeño puñado de dirigentes que actúan como predestinados dentro de un esquema que, si bien ha mejorado sensiblemente el nivel de vida de millones de almas, continúa negando a todos el goce de las libertades que son más fundamentales para la persona humana..
Etiquetas:
a la mierda china,
Ai Weiwei,
Chen Guangcheng,
repression
Suscribirse a:
Entradas (Atom)