TRISTE CONSUELO "Pese a todo, es peor en Rusia o Filipinas", dice un periodista que ha recibido amenazas
Pueden rastrear tu dirección de internet o pincharte el teléfono. Como estés investigando algo que no le guste al Gobierno o a una empresa grande, en cinco minutos son capaces de venir a por ti y arruinarte la vida". Lo asegura Xu Rui (nombre ficticio), una periodista veterana de unos 60 años. Hace dos fue condenada al ostracismo en su trabajo por llamar la atención sobre una avería eléctrica que perjudicó a miles de vecinos. En ese momento no ocurrió nada, pero al cabo de unos días la policía se presentó en el medio estatal donde trabajaba, habló con su jefe y, sin mediar explicación, este la destituyó. El caso de Xu es muy común en China, donde no existe ninguna ley que proteja la libertad de expresión y sigue pesando la idea de que los medios deben ayudar a las autoridades a preservar la armonía social. Quienes se niegan a comulgar con el poder son declarados automáticamente personas non gratas. El ejemplo más reciente es el de la detención de cuatro periodistas tibetanos acusados de incitar al separatismo en sus artículos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario