La lucha por la libertad religiosa sigue enfrentando batallas cotidianas. Según el informe 2010 de la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada ( www.ain-es.org ), 200 millones de cristianos son perseguidos en el mundo y 150 millones son discriminados por su religión. Uno de los principales escenarios en los que se restringe esa libertad se presenta en China, donde el gobierno interfiere en las instituciones religiosas. Varios obispos católicos fueron obligados a participar el jueves último de la ordenación episcopal del padre Giuseppe Huang Bingzhang, designado obispo de Shantou por la Asociación Patriótica Católica China (CPCA, por sus siglas en inglés), una organización dominada por las autoridades comunistas, que funciona como una Iglesia paralela.
Benedicto XVI excomulgó al obispo designado sin su mandato y elogió la resistencia de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. China rechaza la autoridad del Vaticano para nombrar obispos. Muchos son perseguidos y actúan clandestinamente. Lo siguen siendo aun en sus funerales, ya que se impide a los creyentes asistir a los entierros. Son cotidianos los arrestos de sacerdotes por negarse a someterse a la CPCA, según ese informe. A pesar de que la Santa Sede y Pekín rompieron relaciones en 1951, la presencia de cristianos no se ha interrumpido.
Hoy sólo se reconoce en China el budismo, el taoísmo, el Islam, el cristianismo protestante y el catolicismo, con las restricciones señaladas. Está vedado el ejercicio del hinduismo, el cristianismo ortodoxo y el judaísmo, entre otras religiones. Ayer, el gobierno de Hu Jintao condenó el encuentro, en Washington, entre el presidente Barack Obama y el Dalai Lama, líder religioso tibetano, al calificar la reunión como una "interferencia en sus asuntos internos y una ofensa para el pueblo chino".
Cualquier acto de alabanza al Dalai Lama es objeto de medidas represivas y hay una fuerte campaña contra las comunidades protestantes, que suman unos 50 millones de fieles. El Islam tampoco se salva: los mayores controles por la amenaza del terrorismo obligan a los imanes a concurrir los viernes a la Oficina de Asuntos Religiosos para recibir instrucciones generales y explicar el contenido del sermón que pronunciarán en la oración de ese día.
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