Pero no era una estrella de rock. Más bien, se trataba de una persona de 74 años de edad, autoproclamado como un "simple monje", que sin embargo se las arregla para asombrar al mundo con su coherente y sincero mensaje sobre la necesidad de la paz universal y de la compasión.
"Yo quiero hablar aquí," dijo el Dalai Lama, pasando por alto una sesión prevista de preguntas y respuestas, mirando a los miles sentado frente a él.
Y habló. Haciendo hincapié en sus puntos con gestos apasionados, el Dalai Lama pidió a los jóvenes de hoy, hacer un mejor trabajo en el siglo 21 de la que hizo su generación con el último.
"Ustedes son la semilla de un futuro mejor", les dijo. "El siglo 20 tuvo el mayor derramamiento de sangre. Más de 200 millones de seres humanos murieron por la acción violenta.
Todos eran personas como nosotros".
Ya era hora de un siglo de paz, un siglo de compasión, declaró el Dalai Lama, mientras resonaron gritos y aplausos a través del “GM Place” y los flashes iluminaron sus oscuros rincones.
"Hagan al mundo muy seguro, muy tranquilo, muy feliz. Ustedes son la generación clave para que eso suceda. Todavía quedan 91 años. El futuro del siglo está en sus manos.
Por favor, cuídenlo."
El líder espiritual tibetano fue el más prominente de un deslumbrante arsenal de oradores en el evento de celebración del “We Day” (Día Nosotros) para jóvenes, organizado por Craig y Marc Kielburger de la caridad de “Free the Children” (Liberen a los Niños).
La lista incluía a Mia Farrow, Jane Goodall, el Gobernador General Michaëlle Jean y la Premio Nobel Betty Williams.
Enlazando su mensaje con humor, el Dalai Lama también aconsejó a los estudiantes el no tomar a sus libros de texto y a sus profesores de manera literal.
"Lean y escuchen. Luego, investiguen. Si ustedes sólo aceptan todo, entonces el cerebro se desperdicia."
Entonces, los chicos estuvieron más que bien con su maestro tibetano de avanzada edad.
"Extraordinario", dijo Laura Goncalves de 16 años de edad. "Él emite tanta energía, y es divertido. Fue realmente inspirador."
Jasmine Singh reiteró lo que dijo su compañera: "Él fue mejor que nuestros maestros en la escuela. Pensé que sería aburrido, pero fue divertido.
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"Fue realmente sorprendente", dijo Daniel Shearer, de 15. "Parecía muy humilde, pero se veía que era muy sabio. Fue maravilloso". La admiración no se limitó a los menores de 20.
Entre aquellos fascinados estaba Mia Farrow.
"¿Adivinen qué? Llegué a reunirme con el Dalai Lama, "fue verdaderamente muy rápido. Todavía lo estoy asimilando. Él estaba detrás del escenario y trajo ese algo… Todos se detuvieron.
Él parecía trascender todo. Sólo por estar cerca de él, todos sentíamos que teníamos que tratar de ser lo mejor que podíamos ser.
" Durante su estancia de tres días en Vancouver, donde participó en una serie de diálogos de paz, el Dalai Lama hizo poca mención de la situación en el Tibet y las restricciones a los tibetanos bajo el dominio chino.
Considerado como el primer líder político de los tibetanos, así como su jefe espiritual, permanece en el exilio en India después de huir de su patria después de un fallido levantamiento en 1959.
Pero hizo una excepción en la celebración del “We Day” (Día Nosotros), tocando el tema de una manera muy personal.
"Mi vida no ha sido fácil. A los 16 años, perdí la libertad [cuando las tropas chinas ocuparon el Tíbet.] A los 24 años, perdí a mi país.
Sigo como refugiado", dijo el Dalai Lama. Si bien algunas cosas constructivas han tenido lugar en China, los tibetanos, dijo, todavía viven en constante temor.
Sin embargo, el Dalai Lama dijo que sigue teniendo compasión por "los comunistas de mente estrecha. Ellos, también, son parte de seis millones de habitantes del mundo, los seres humanos.
Debemos respetarlos y preocuparnos por su bienestar. Eso es lo que significa un sentido de compasión. Es para todos".
La cantante Sarah McLachlan también participó en el evento. Me confesó más tarde, sin embargo, de haber fallado al poner en practica plenamente el mensaje del Dalai Lama, teniendo en cuenta de como habló calurosamente de la compasión que sentían las madres, incluso la propia, por sus hijos.
"Yo estaba corriendo de un lado a otro con mis dos hijos para salir de casa esta mañana, y le grité al de 7 años. Supongo que no lo hice [compasión] muy bien.
" (Agencias)
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