miércoles, 6 de octubre de 2010

Los preceptos básicos para un budista

Los preceptos básicos para un budista

Los cinco preceptos son las reglas más fundamentales que debe seguir un budista. Ellos son: no matar, no robar, no tener una conducta sexual impropia, no mentir y no consumir bebidas alcohólicas. Si reciben el precepto contra matar y se abstienen constantemente de realizar matanzas, serán recompensados con la retribución de longevidad, larga vida. ¿Por qué algunas personas tienen vidas largas mientras que otras tienen vidas cortas? Aquella persona que ha mantenido el precepto contra matar es recompensada con una vida larga, mientras que otra que se complace en matar, tiene la retribución de una vida corta.

¿Por qué debemos observar el precepto contra robar? Porque el robo causa pérdida de riquezas de otros. ¿Qué es robar? Es quitar secretamente las propiedades y materiales que les pertenecen a otros. ¿Cuál es la retribución por robarles a otros? El que roba tendrá la retribución de no poseer su propia riqueza por mucho tiempo. Por ejemplo, un individuo rico es robado por un ladrón repentinamente.

Conducta sexual impropia, mentir y consumir bebidas alcohólicas son similares. Por ejemplo, alguien que no observa la regla contra una conducta sexual impropia, y tener relaciones de amoríos con la mujer de otro; su propia esposa e hija serán abusadas por otros en el futuro. Esas son las clases de retribuciones que sucederán.

En cuanto a mentir, si no engañas a otras personas, no serás engañado. Alguien puede quejarse diciendo: “En mi vida nunca he engañado a nadie. ¿Por qué muchas personas me engañan?”. Como acabo de decir, este tema de la retribución no se limita a una vida sino que atraviesa tres períodos de tiempo: el pasado, el presente y el futuro. Es posible que usted no haya engañado a nadie en esta vida, pero ¿sabes a cuántas personas habías engañado en su vida anterior? “No lo sé.” ¿No lo sabes? Tal vez sea apropiado que ahora las personas le engañen a usted.

Una persona tal vez no tenga la intención de mentir, pero es muy fácil decir una mentira sin haberse dado cuenta de ello. Una mentira puede ser dicho tan rápido que no hace falta ni pensar qué mentira voy a decir. Por ejemplo: alguien puede preguntarle a una persona “¿Has robado algo?”. A lo cual ésta puede responder “No lo he hecho”, sin detenerse a pensar si lo hizo. De hecho, la persona robó, pero al negarlo, comete la ofensa de mentir además de la ofensa de robar.

Un poquito de vino no hace daño. Sin embargo, si la persona bebe una gran cantidad, se confundirá y hará cosas distorsionadas. Esa es la razón por la cual figura en el Budismo el precepto de no consumir bebidas alcohólicas.

Si explicáramos detalladamente los cinco preceptos, estos abarcarían muchos principios; lo importante es que nos aseguramos que nuestras manos no matan, y que nuestras mentes no abrigan tampoco ningún pensamiento de matanza. Entonces estamos manteniendo realmente el precepto contra matar. Sucede lo mismo con el precepto contra robar. Cuando nuestras manos no están robando, nuestras mentes también deben estar libres de los pensamientos de robo. Sin importar el grado de valor del objeto, pero si alguien lo toma sin el debido permiso ya se considera una violación del precepto contra el robo.

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