viernes, 18 de mayo de 2012



El primer ministro de Tíbet y sucesor político del Dalai Lama, Lobsang Sangay, subrayó esta semana en una entrevista con Efe que "una nueva generación" tibetana es la que se inmola desde hace más de un año contra la ocupación china.

Recordó que desde entonces 35 tibetanos se han prendido fuego, y que la práctica totalidad habían nacido y habían crecido bajo el sistema educativo de China, lo que probaría que "algo va mal" seis décadas después de que ese país invadiera militarmente el Tíbet.

En la entrevista, concedida en la Dharamsala -sede del gobierno tibetano en el exilio, en las estribaciones del Himalaya, en el norte de la India-, Sangay precisó que "no está confirmada" la información sobre un supuesto plan chino para matar al Dalai Lama.

El actual Kalon Tripa, o jefe de Gobierno, nació hace 43 años en la India, está casado, tiene una hija y es el primer laico que asume el poder político tibetano pero dice que no aspira a reemplazar algún día al Dalai Lama también como líder religioso de su pueblo.

Lobsang Sanagy, que asimismo es el primer tibetano que logra un titulo de posgrado en Harvard -donde en 2004 se doctoró en Derecho-, es partidario por el contrario de una separación del poder temporal y el espiritual, algo sobre lo que dice que "no hay marcha atrás".


¿Cómo es la situación en Tíbet?.


-La situación va de mal en peor. Hay continuas protestas y mucha tensión después de que desde marzo de 2011 se hayan inmolado 25 personas y otras diez hayan sobrevivido al intento de inmolarse pero quedaran con graves secuelas. A eso se suman las ocho personas que han muerto este año por disparos del Ejército chino.


¿Por qué esta ola de inmolaciones?.


-Es un reflejo de la tragedia que sufre la gente.


¿Y una nueva estrategia contra la ocupación china?.


-No. Quienes se han inmolado o lo han intentado no han seguido ninguna estrategia. Son actos meramente individuales. Lo significativo es que casi todos los que se han inmolado habían nacido después de la invasión, y se habían educado bajo el sistema educativo chino, lo que prueba que algo va mal tras 60 años de ocupación. Es una nueva generación la que se inmola.


¿Es previsible que continúen las inmolaciones?.


-No se puede descartar aunque hemos pedido que se detengan. No queremos más muertos. La forma más segura de que paren las inmolaciones es que China detenga la represión, permita la libertad de expresión y respete los Derechos Humanos de los tibetanos.


¿Con qué información precisa cuentan las autoridades tibetanas sobre el anuncio realizado por el Dalai Lama el pasado fin de semana en Londres de que los chinos preparan un plan para asesinarle?.


-Nos llegan muchas informaciones desde el interior de Tíbet. Unas son más fáciles de confirmar que otras. La información a la que aludió Su Santidad es antigua, de hace once o doce meses. Uno de los escenarios a los que aludía la información era que una mujer se impregnara el pelo con veneno. Y que Su Santidad se envenenara al impartir con la mano su bendición sobre la cabeza de la mujer. La fuente era fiable pero no hemos podido confirmar la información.


Hace nueve meses fue elegido como primer ministro, y por primera vez se separó el poder temporal y espiritual. ¿Será usted candidato a sustituir algún día al Dalai Lama también como líder religioso?.


-Hemos apostado por secularizar la administración, y por separar política y religión. En ese sentido no hay marcha atrás.


¿Quién será, entonces, el próximo Dalai Lama?.


-Su Santidad ha dicho que hay tres posible fórmulas para saberlo. La primera es que lo elijan las autoridades religiosas, la segunda es que aparezca mediante una reencarnación, y la tercera es que lo designe manera directa Su Santidad. En cualquier caso, deberá ser un hombre de religión, no un laico. Así que yo estoy descartado... a no ser -añade con media sonrisa-, que me meta a monje.

Alberto Masegosa



(Agencia EFE)

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