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viernes, 18 de mayo de 2012
El primer ministro de Tíbet y sucesor político del Dalai Lama, Lobsang Sangay, subrayó esta semana en una entrevista con Efe que "una nueva generación" tibetana es la que se inmola desde hace más de un año contra la ocupación china.
Recordó que desde entonces 35 tibetanos se han prendido fuego, y que la práctica totalidad habían nacido y habían crecido bajo el sistema educativo de China, lo que probaría que "algo va mal" seis décadas después de que ese país invadiera militarmente el Tíbet.
En la entrevista, concedida en la Dharamsala -sede del gobierno tibetano en el exilio, en las estribaciones del Himalaya, en el norte de la India-, Sangay precisó que "no está confirmada" la información sobre un supuesto plan chino para matar al Dalai Lama.
El actual Kalon Tripa, o jefe de Gobierno, nació hace 43 años en la India, está casado, tiene una hija y es el primer laico que asume el poder político tibetano pero dice que no aspira a reemplazar algún día al Dalai Lama también como líder religioso de su pueblo.
Lobsang Sanagy, que asimismo es el primer tibetano que logra un titulo de posgrado en Harvard -donde en 2004 se doctoró en Derecho-, es partidario por el contrario de una separación del poder temporal y el espiritual, algo sobre lo que dice que "no hay marcha atrás".
¿Cómo es la situación en Tíbet?.
-La situación va de mal en peor. Hay continuas protestas y mucha tensión después de que desde marzo de 2011 se hayan inmolado 25 personas y otras diez hayan sobrevivido al intento de inmolarse pero quedaran con graves secuelas. A eso se suman las ocho personas que han muerto este año por disparos del Ejército chino.
¿Por qué esta ola de inmolaciones?.
-Es un reflejo de la tragedia que sufre la gente.
¿Y una nueva estrategia contra la ocupación china?.
-No. Quienes se han inmolado o lo han intentado no han seguido ninguna estrategia. Son actos meramente individuales. Lo significativo es que casi todos los que se han inmolado habían nacido después de la invasión, y se habían educado bajo el sistema educativo chino, lo que prueba que algo va mal tras 60 años de ocupación. Es una nueva generación la que se inmola.
¿Es previsible que continúen las inmolaciones?.
-No se puede descartar aunque hemos pedido que se detengan. No queremos más muertos. La forma más segura de que paren las inmolaciones es que China detenga la represión, permita la libertad de expresión y respete los Derechos Humanos de los tibetanos.
¿Con qué información precisa cuentan las autoridades tibetanas sobre el anuncio realizado por el Dalai Lama el pasado fin de semana en Londres de que los chinos preparan un plan para asesinarle?.
-Nos llegan muchas informaciones desde el interior de Tíbet. Unas son más fáciles de confirmar que otras. La información a la que aludió Su Santidad es antigua, de hace once o doce meses. Uno de los escenarios a los que aludía la información era que una mujer se impregnara el pelo con veneno. Y que Su Santidad se envenenara al impartir con la mano su bendición sobre la cabeza de la mujer. La fuente era fiable pero no hemos podido confirmar la información.
Hace nueve meses fue elegido como primer ministro, y por primera vez se separó el poder temporal y espiritual. ¿Será usted candidato a sustituir algún día al Dalai Lama también como líder religioso?.
-Hemos apostado por secularizar la administración, y por separar política y religión. En ese sentido no hay marcha atrás.
¿Quién será, entonces, el próximo Dalai Lama?.
-Su Santidad ha dicho que hay tres posible fórmulas para saberlo. La primera es que lo elijan las autoridades religiosas, la segunda es que aparezca mediante una reencarnación, y la tercera es que lo designe manera directa Su Santidad. En cualquier caso, deberá ser un hombre de religión, no un laico. Así que yo estoy descartado... a no ser -añade con media sonrisa-, que me meta a monje.
Alberto Masegosa
(Agencia EFE)
domingo, 12 de febrero de 2012
Morir antes que Huir
MADRID, 12 Feb. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro del Gobierno del Tíbet en el exilio, Lobsang Sangay, ha alertado este sábado de que la población tibetana prefiere "morir" antes que huir del "represivo" régimen de China.
En una entrevista realizada a la radio canadiense CBC, Sangay ha asegurado que los tibetanos "eligen morir" antes que huir del "represivo" Gobierno chino, lo que ha calificado de "tragedia" para el pueblo del Tíbet.
Cientos de ciudadanos están siendo "arrestados, disparados, encarcelados y torturados" por las fuerzas de seguridad de China, en el marco de la escalada de la represión que está llevando a cabo Pekín. Esto, ha dicho Sangay, explica que decenas de tibetanos decidan quemarse 'a lo bonzo', unos hechos que han aumentado durante las últimas semana.
"La gente está sacrificando sus vidas para enviar un mensaje a la comunidad internacional y al Gobierno chino de que no pueden tolerar, ni vivir bajo unas políticas tan impertinentes y unas acciones tan violentas", ha apostillado Sangay.
CANADÁ TIENDE LA MANO AL TÍBET
En su visita al Gobierno de China, el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, ha esgrimido un "enfoque distinto" en las relaciones con Pekín y les ha trasladado su preocupación por las violaciones de los Derechos Humanos. Al respecto, Sangay ha expresado su deseo de que el Gobierno canadiense tome "acciones claras" y "concretas".
"Los diplomáticos canadienses en Pekín pueden viajar a las áreas tibetanas e investigar la realidad, la tragedia que se expande y luego informar a su Gobierno y al resto del mundo", ha recalcado Sangay.
No obstante, el primer ministro tibetano en el exilio ha exigido que los "intereses económicos" sean "igualmente importantes que los Derechos Humanos" en las relaciones con China.
Según ha sostenido Sangay, el nuevo año chino ha comenzado con una "preocupante" ola de represión. "Policías chinos han disparado a manifestantes pacíficos cuando se reunían de cientos en cientos", ha recriminado.
El primer ministro de Canadá ha sido uno de los pocos gobiernos occidentales que ha recibido al Dalai Lama, lo que ocurrió en 2007.
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viernes, 28 de octubre de 2011
Instalación de Arte en Dharamsala, India, Usa Suelo del Tíbet Provocando la Nostalgia de los Exilados
Por Ashwini Bhatia
Associated Press
26 de octubre de 2011
DHARAMSALA, India (AP) – una instalación de arte hecha con 20 toneladas de suelo de Tíbet ha conmovido las fibras más sensibles de los tibetanos exilados, cientos de los cuales hicieron fila para caminar entre los montículos de tierra, el miércoles.
Los monjes cantaban oraciones mientras tibetanos emocionados ofrecían bufandas ceremoniales en la instalación. Algunos tibetanos ancianos besaban el suelo de la tierra donde nacieron, antes de finalmente caminar sobre él.
El artista contemporáneo Tenzing Rigdol esparció tierra sobre un escenario sobre una cancha de basketball en la ciudad de Dharamsala, al norte de India.
El Dalai Lama y el nuevo primer ministro en exilio lo aceptaron como genuino suelo tibetano. Rigdol dice que su método para llevarlo a Dharamsala será revelado en un documental en pocos meses.
Para los tibetanos que viven en el exilio por más de cinco décadas, la instalación ha provocado una fuerte nostalgia por su patria a la que esperan retornar un día. Rigdol, quien tiene un título en Arte dela Universidadde Colorado, dice que la idea le vino cuando su padre estaba muriendo y deseó volver a Tíbet. Rigdol se dio cuenta que ese deseo era compartido por casi todos los tibetanos exilados. “El proyecto”, dijo, “ya no era más sobre las aspiraciones de mi padre”. El empuje nostálgico fue evidente entre los jóvenes tibetanos mientras ellos tomaban puñados de tierra de la instalación.
“No puedo describir mis emociones cuando toqué el suelo. De pronto me emocioné cuando vi a otros caminando sobre él y me sentí conectado con una tierra que nunca he visto” dijo Tenzin Lhawang, un bibliotecario de la escuela que nació en India.
Rigdol ofreció una bandeja de tierra al Dalai Lama, quien escribió la palabra “Tíbet” en idioma tibetano sobre ella.
“Tenzing Rigdol ha traído el Tíbet a nosotros” dijo Lobsang Sangay, el nuevo primer ministro del gobierno tibetano en el exilio.
“Mi idea fue que el proyecto en esta forma interactiva pudiera ser una suerte de reconexión con la tierra que muchos han dejado atrás y otros nunca vieron” dijo Rigdol.
“Si tan solo caminando sobre suelo tibetano aquí genera tal respuesta emotiva, cómo sería caminar sobre suelo tibetano en Tíbet” agregó.
El Dalai Lama huyó ala Indiaen medio de un levantamiento abortado contra el gobierno chino, en 1959. El gobierno indio le permitió establecer el gobierno tibetano en el exilio en Dharamsala, instalando escuelas, hospitales y orfanatos.-
Associated Press
26 de octubre de 2011
DHARAMSALA, India (AP) – una instalación de arte hecha con 20 toneladas de suelo de Tíbet ha conmovido las fibras más sensibles de los tibetanos exilados, cientos de los cuales hicieron fila para caminar entre los montículos de tierra, el miércoles.

Monjes tibetanos oran en la instalación de arte en las Aldeas de Niños Tibetanos. El artista ha creado una instalación de arte con toneladas del suelo de Tíbet, conmoviendo las fibras íntimas de los miles de tibetanos exilados que viven en India. Foto de AP
El artista contemporáneo Tenzing Rigdol esparció tierra sobre un escenario sobre una cancha de basketball en la ciudad de Dharamsala, al norte de India.
El Dalai Lama y el nuevo primer ministro en exilio lo aceptaron como genuino suelo tibetano. Rigdol dice que su método para llevarlo a Dharamsala será revelado en un documental en pocos meses.
Para los tibetanos que viven en el exilio por más de cinco décadas, la instalación ha provocado una fuerte nostalgia por su patria a la que esperan retornar un día. Rigdol, quien tiene un título en Arte dela Universidadde Colorado, dice que la idea le vino cuando su padre estaba muriendo y deseó volver a Tíbet. Rigdol se dio cuenta que ese deseo era compartido por casi todos los tibetanos exilados. “El proyecto”, dijo, “ya no era más sobre las aspiraciones de mi padre”. El empuje nostálgico fue evidente entre los jóvenes tibetanos mientras ellos tomaban puñados de tierra de la instalación.

Tenzing Rigdol, un artista tibetano de 29 años, es bendecido por el Dalai Lama mientras sostiene una bandeja conteniendo suelo de Tíbet en el que la palabra "Tïbet" en tibetano ha sido escrita por el Dalai Lama, antes de una instalación pública de arte en la escuela de las Aldeas de Niños Tibetanos, en Dharamsala, India, el miércoles 26 de octubre de 2011. Foto de AP
Rigdol ofreció una bandeja de tierra al Dalai Lama, quien escribió la palabra “Tíbet” en idioma tibetano sobre ella.
“Tenzing Rigdol ha traído el Tíbet a nosotros” dijo Lobsang Sangay, el nuevo primer ministro del gobierno tibetano en el exilio.
“Mi idea fue que el proyecto en esta forma interactiva pudiera ser una suerte de reconexión con la tierra que muchos han dejado atrás y otros nunca vieron” dijo Rigdol.
“Si tan solo caminando sobre suelo tibetano aquí genera tal respuesta emotiva, cómo sería caminar sobre suelo tibetano en Tíbet” agregó.
El Dalai Lama huyó ala Indiaen medio de un levantamiento abortado contra el gobierno chino, en 1959. El gobierno indio le permitió establecer el gobierno tibetano en el exilio en Dharamsala, instalando escuelas, hospitales y orfanatos.-
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miércoles, 14 de septiembre de 2011
El Kalon Tripa que tampoco sabe cuándo nació
Lobsang Sangay: El Kalon Tripa que tampoco sabe cuándo nació

Christine Toomey (El País) – Tiempo de cambios para el pueblo tibetano. Por primera vez en tres siglos, el Dalái Lama separa sus funciones religiosas y terrenales. Ha nombrado líder político a Lobsang Sangay, hijo de exiliados y formado en Harvard. Se ha dado un paso trascendental. Ahora, la sucesión espiritual de Tenzin Gyatso, aunque todavía lejana, suscita debates sobre quién será el futuro 15º Dalái Lama.
Lobsang Sangay no sabe con exactitud en qué día nació. Como tampoco la mayoría de los niños y niñas que se presentaron a la vez que él para pasar su primer día de colegio, aferrados a las manos de unos padres demasiado traumatizados para acordarse de escribir cosas como la fecha de nacimiento. Pero si no hubiera sido por el derramamiento de sangre que presenció su padre, Sangay no habría nacido. Porque, más de 20 años antes de que naciera el hijo, en 1968, su padre fue monje budista en un remoto monasterio de Tíbet.
Cuando hubo que escribir los datos de Sangay en el formulario de inscripción, sus padres pusieron que había nacido el 10 de marzo. Igual que una tercera parte de sus compañeros. Para los tibetanos, el 10 de marzo es el Día del Levantamiento Nacional, que conmemora la rebelión armada de 1959 contra la dominación china.
“La historia de mi vida de refugiado está condensada ahí, en el hecho de que no sepa ni cuándo nací”, reflexiona Sangay. Por la ventanilla del pequeño avión en el que volamos hacia el pueblo de Dharamshala, en las colinas del norte de la India, aparecen las cumbres nevadas del Himalaya. Ninguno de los pasajeros le presta especial atención a Sangay. Todavía es un completo desconocido. Pero el 8 de agosto, este hombre de 43 años, alto, hablador y simpático, asumió los deberes terrenales de Su Santidad el 14º Dalái Lama, que asombró a sus seguidores en marzo cuando anunció, en el templo Tsulagkhang en Dharamshala, que este verano abandonaría su papel de líder político del movimiento tibetano en el exilio, cargo que ocupa desde hace 50 años.
Mientras el avión sigue la línea del Himalaya hacia el norte, Sangay describe con doloroso detalle los hechos que obligaron a sus padres a cruzar las montañas, cuando se vio que resistirse al poderío del Ejército Popular de Liberación de China era inútil. El EPL llevaba años reprimiendo brutalmente, atacando monasterios y conventos con artillería pesada en un intento de quebrantar la fe budista del pueblo tibetano y llevar este territorio, vasto y de gran importancia estratégica, al redil del comunismo.
Sangay recuerda que su padre hablaba de un río próximo a su monasterio, en el este de Tíbet, que se había teñido de rojo con la sangre de los monjes asesinados. Ante semejante salvajismo, su padre abandonó las órdenes monásticas y durante un breve periodo se convirtió en luchador de la resistencia, antes de unirse a las decenas de miles de tibetanos que huyeron a través de las montañas hacia Nepal y siguieron a su líder espiritual, el Dalái Lama, al exilio.
Miles de tibetanos exiliados soportaron un trabajo agotador en la construcción de carreteras de montaña en los territorios septentrionales de India o ganándose a duras penas la vida con las pequeñas parcelas que rodeaban los campos provisionales de refugiados. Sangay y sus dos hermanos pequeños crecieron cerca de uno de ellos, en Darjeeling, Bengala Occidental, donde su padre había conocido a su madre -a la que habían dejado abandonada, siendo adolescente porque se había roto una pierna al atravesar el Himalaya y se había casado con ella.
A pesar de estos duros orígenes, Sangay luchó para salir de la pobreza mediante el estudio. Cuando sus padres vieron que sacaba unas notas excelentes, vendieron una de las tres vacas de la familia para pagarle la educación. Tras una estancia en la universidad de Delhi, obtuvo una beca para la Facultad de Derecho de Harvard y permaneció allí como investigador. Durante los últimos 15 años ha disfrutado de un privilegiado estilo de vida occidental. Pero su vida dio un giro inesperado cuando el Dalái Lama hizo su sorprendente anuncio el 10 de marzo: el día del 43º cumpleaños de Sangay. Aquel día, él estaba en Dharamshala. Llevaba meses haciendo campaña, a través de Internet desde Boston y con visitas a las comunidades de exiliados en India, para que le nombraran Kalon Tripa, o primer ministro, del Gobierno tibetano en el exilio, un papel que tradicionalmente es un puesto administrativo en una organización muy subordinada al Dalái Lama.
Igual que los movimientos de protesta han recorrido el mundo árabe, en los últimos años también ha habido manifestaciones cada vez más grandes en Tíbet contra la discriminación social, económica y religiosa que sufren los seis millones de tibetanos que viven en territorio de China. Dos tercios de ellos viven fuera de las fronteras de lo que los chinos llaman con el eufemístico término de Región Autónoma de Tíbet (RAT), que no abarca más que la mitad de lo que los tibetanos reivindican como suyo. Desde la violenta represión contra los manifestantes en las calles de Lhasa en 2008, los grupos de derechos humanos dicen que nunca, en el pasado reciente, ha habido tantos presos políticos tibetanos en las cárceles chinas. Según la organización GuChuSum, que desde Dharamshala ayuda a antiguos presos políticos que han escapado de Tíbet, en marzo de 2011 había al menos 824 presos conocidos, y muchos más arrestados en paradero desconocido.
En su mayoría son monjes y monjas, pero en los últimos meses han detenido también a un número cada vez mayor de escritores, artistas y músicos por alzar la voz en defensa del derecho de los tibetanos a preservar su cultura y sus tradiciones. El Gobierno chino les concedió en teoría ese derecho cuando firmó el “Acuerdo sobre las medidas para la liberación pacífica de Tíbet” en 1951. En la práctica, la política china ha consistido en inundar la RAT y las zonas adyacentes que los tibetanos denominan Amdo y Kham -llamadas, a veces, el Gran Tíbet de inmigrantes chinos de etnia Han, que dominan la economía y marginan a los tibetanos económica y culturalmente.
Ante el creciente malestar y las tensiones entre los 145.000 tibetanos exiliados en todo el mundo, frustrados por la falta de progresos en la obtención de autonomía e igualdad para los tibetanos en China, muchos pensaron que Sangay era una inyección de dinamismo muy cualificada y muy necesaria para la dirección en el exilio. Especializado en leyes internacionales de derechos humanos en Harvard y dedicado a unir a los estudiosos tibetanos y chinos, sin embargo da la impresión de que pocas cosas habían preparado a Sangay para el anuncio de retirada del Dalái Lama. Desde hace 300 años, los dalái lamas se han sucedido en el doble papel de guía espiritual supremo y máxima figura política del pueblo tibetano. Pero a medida que ha ido envejeciendo, el Dalái Lama actual -Tenzin Gyatso, que tiene hoy 75 años- ha dejado claro que quería acabar con la “cultura de dependencia” creada en torno a él.
“Ya en los años sesenta subrayé repetidamente que los tibetanos necesitan un líder elegido libremente por el pueblo, a quien pueda entregar el poder. Ahora hemos alcanzado el momento de llevarlo a la práctica”, anunció el 10 de marzo. En el futuro, declaró, la dirección política correrá a cargo de quien sea elegido Kalon Tripa.
“Ese día fue el principio de una montaña rusa, de momentos de angustia y de mucha introspección. Me di cuenta de que, si lo que Su Santidad decía salía adelante, podía ser yo quien acabase sustituyéndole”, reconoce Sangay. Varias semanas después, se vio que había razones para su nerviosismo. El 26 de abril, los resultados de un sondeo realizado a lo largo de varios meses entre la comunidad en el exilio designaron a Sangay como próximo Kalon Tripa. ¿Y qué siente este hombre ante este reto? Sangay replica que es su leh, su destino, su karma.
A pesar de su modestia, quienes conocen a Sangay le califican de “muy ambicioso”, un rasgo infrecuente en la cultura tibetana, que valora la humildad como virtud suprema. Está casado con una descendiente de uno de los reyes fundadores de Tíbet. Ella también nació en el exilio y tienen una hija de tres años. Cuando tome posesión de su nuevo cargo, la familia se mudará a Dharamsala.
Sangay cuenta de forma conmovedora lo difícil que le resultó, dado su origen pobre, lograr que los padres de su mujer le concedieran su mano en matrimonio, en medio de innumerables propuestas de otros pretendientes más ricos. “Le dije al padre de mi mujer: ‘Ahora no soy nada y tal vez no merezco a su hija. Pero un día le demostraré que voy a ser alguien’. Por suerte, creyó en mí”, dice, con una gran sonrisa.
Al aterrizar, Sangay, un terrible aficionado al béisbol, se pone unas gafas de sol de aviador y sale a la pista agitando su elegante chaqueta sobre su cuerpo alto y atlético. Es difícil imaginar un mayor contraste con el hombre santo cuyo cargo político va a heredar, con su calva y su túnica. Aunque para China el Dalái Lama es “un lobo disfrazado con túnicas, un monstruo de rostro humano y corazón de animal”, para millones de budistas es la 14ª reencarnación del Bodhisattva Avalokitesvara, el Buda supremo de la Compasión. En todas partes se le considera un símbolo de paz, y se le reconoció en 1989 cuando recibió el Premio Nobel de la Paz por su oposición al uso de la violencia en la lucha para obtener la autodeterminación. No será fácil sustituirle.
Sin el reconocimiento mundial y la autoridad moral que el Dalái Lama ha aportado a la causa de Tíbet, algunos creen que podría perder la atención internacional. Y aún más acuciante es el miedo de que, a medida que el Dalái Lama se retire poco a poco del escenario mundial, también caiga en el olvido su empeño en que sus compatriotas empleen medios no violentos en su lucha por la libertad.
A pesar de que Sangay asegura que seguirá apoyando el constante llamamiento del Dalái Lama a celebrar negociaciones pacíficas que permitan a los tibetanos obtener una verdadera autonomía dentro de China -la llamada “vía media”-, algunos dicen que sus elogios a la Revolución del Jazmín en el mundo árabe puede ser un indicio de cambios futuros. “El nuevo líder (de Tíbet) tendrá que aprovechar los cambios producidos en el mundo musulmán. Cuando se presenta una oportunidad, hay que aprovecharla”, dijo cuando hacía campaña para el cargo de Kalon Tripa.
Hasta ahora, el peso moral con el que el Dalái Lama ha insistido en que a la agresión china contra su pueblo solo se responda con una resistencia pacífica ha logrado impedir que la situación se vuelva más inestable. Un síntoma de la preocupación que sienten muchos por la perspectiva de que esa influencia vaya a disminuir son las repetidas y apasionadas peticiones que se le han hecho -culminadas por una solicitud formal del Gobierno en el exilio- para que revoque su decisión de ceder su poder terrenal a un personaje electo. Cuando el Dalái Lama se negó, le pidieron que meditara la posibilidad de continuar como “jefe de Estado ceremonial”, con un papel constitucional semejante al de la monarquía británica. “Si me dais una reina, quizá me lo piense”, contestó el viejo monje con sentido del humor. Rechazó así la solicitud.
Aunque los partidarios del Dalái Lama aplauden su decisión de democratizar el gobierno de su pueblo, algunas voces críticas creen que este no es el momento de que se vaya. “No veo nada admirable en que un pastor abandone a su rebaño a mitad de atravesar el desierto”, dice Lhasang Tsering, antiguo presidente del Consejo de la Juventud Tibetana, que se considera “el diablo oficial” de Dharamshala porque se atreve a discrepar del Dalái Lama.
Según Tsering, los tibetanos deben reconocer que la “vía media” no ha funcionado y pasar a una táctica más de confrontación. “China no tiene por qué negociar con un puñado de refugiados pobres”, alega. “Hay personas que están muriendo por la libertad en Tíbet y necesitan el respaldo internacional. Lo necesitan ahora, antes de que sea demasiado tarde. La importancia de Tíbet no es solo el destino de seis millones de personas, es también el control del techo del mundo, un área muy grande que tiene vastas reservas minerales, en la que nacen todos los grandes ríos de Asia y en la que China posee un número desconocido de bases de misiles estratégicos”.
Sin embargo, dada la influencia económica de China y dado que Pekín amenaza con unas vagas consecuencias para cualquier país que acuerde mantener contactos formales con el Dalái Lama, la esperanza de que se produzca una ola repentina de apoyo oficial a Tíbet en la comunidad internacional es inútil. Pese a que le reciben como hombre de paz, en especial las estrellas de Hollywood, que le adoran, casi todos los contactos que mantiene el Dalái Lama con dignatarios extranjeros son de tipo informal, como líder religioso. Sangay no va a contar con esa baza espiritual que le abra puertas.
Además de luchar contra la indiferencia internacional, Sangay tendrá que combatir las tensiones crecientes entre los tibetanos más viejos y más jóvenes. Cada vez son más los jóvenes -muy frustrados, duchos en las nuevas tecnologías y radicales que apoyan la plena independencia. “Los jóvenes tibetanos poseen una educación cada vez mejor y conocen muy bien sus derechos. Están hartos de que se les considere una especie de tribu exótica”, dice Tenzin Tsundue, escritor y activista tibetano.
Dentro de Tíbet, los jóvenes están recurriendo a medidas desesperadas. El 16 de marzo, un monje de 20 años en el monasterio de Kirti se prendió fuego para protestar por el endurecimiento de la represión china. Murió. Las autoridades detuvieron a 300 de sus compañeros monjes y se los llevaron a un lugar desconocido. “De acuerdo con nuestra fe budista, no debemos hacer daño ni a otros ni a nosotros mismos, así que el suicidio es muy grave. Pero la situación en Tíbet es tan crítica que la gente está desesperada”, dice Kanyag Tsering, un veterano monje de Dharamshala.
El tratamiento a los detenidos queda muy patente en la historia de una exmonja que escapó de Tíbet a través de Nepal en 2004. Tan traumatizada está aún que pide hablar, llena de nerviosismo, en una remota colina a las afueras de Dharamshala. Nyima, que tenía 16 años cuando la detuvieron, tiene hoy 32. Durante cinco años, la torturaron en prisión. En verano la obligaban a estar de pie fuera todo el día, en un cajón, con hojas de periódico en las axilas y entre las piernas; si se le caían las hojas, la golpeaban con fuerza. En invierno la obligaban a estar de pie, descalza, sobre bloques de hielo, y se pelaba de tal forma que la piel acababa separándose del hueso. Los presos tenían que cantar una canción dedicada a elogiar al presidente Mao; cuando se le ocurrió sustituir la letra por otra en la que elogiaba al Dalái Lama, la metieron en prisión incomunicada durante 21 meses. “Quiero que la gente sepa lo que ocurre en Tíbet”, susurra. “Necesitamos ayuda urgente. Se nos está acabando el tiempo”, concluye.
A pesar de la desesperación, Sangay insiste en que respetará los principios pacifistas cuando asuma el reto de ser el nuevo líder. “¡Mire lo que consiguió Gandhi con su movimiento de la no violencia! Estoy convencido de que Tíbet, al final, también puede triunfar. Si lo logra, esta será la historia más hermosa del siglo XXI”, dice, levantando los brazos como en gesto de súplica.
Es un argumento precavido y conciliador. Pero Sangay da la impresión de ser alguien que no muestra sus cartas así como así. Es, sin duda, muy astuto. En una cultura que no mira bien la autopromoción, a él le encanta contar que hizo campaña para el cargo de Kalon Tripa a base de “no hacer campaña”, que se dedicó a recorrer las comunidades de refugiados de toda India dando conferencias sobre la historia de Tíbet y los derechos humanos para que su rostro fuera más reconocible que el de sus rivales al llegar a las urnas.
Sangay reconoce que en su juventud fue un “activista radical”, que sus primeros tiempos de estudiante se vieron interrumpidos con frecuencia por breves estancias en la cárcel por protestar a favor de la independencia de Tíbet ante la Embajada china en Nueva Delhi. Asegura que con la edad se ha suavizado y cita la frase de Churchill: “Si de joven no eres progresista, no tienes corazón, y si a los 40 años no eres conservador, no tienes cabeza”. El único atisbo de lo que piensa verdaderamente Sangay sobre el régimen chino actual aparece en una anécdota de cuando pidió permiso para viajar a Lhasa hace varios años; como la mayoría de los exiliados tibetanos menores de 50 años, nunca ha estado en Tíbet. Tras la muerte de su padre, quería ir a la capital para encender, en memoria suya, una lámpara de manteca tradicional en un templo budista. Se lo negaron. “Fue muy doloroso”, dice. “Entonces comprendí con qué gente estaba tratando”.
Sangay reconoce, no obstante, que, si el punto muerto en las negociaciones con los chinos se prolonga “y el pueblo quiere que cambie de política, lo haré. Eso no quiere decir que defienda la necesidad de cambiar de estrategia. Pero donde existe represión, existe resistencia”, concluye, con otra cita muy utilizada, en este caso del antiguo archienemigo de Tíbet, Mao Zedong.
Con esta posibilidad de que el sucesor político del Dalái Lama adopte una postura más dura en el futuro, la cuestión de quién le sucederá como líder espiritual adquiere más importancia. Casi nadie duda de que Pekín intentará instalar a un sucesor. Pese a la tradición que desde hace siglos dice que los dalái lamas son tulkus, sumos sacerdotes, reencarnados, a los que se identifica mediante un misterioso proceso de oraciones y adivinación, al Gobierno chino, oficialmente ateo, no le pareció irónico anunciar en 2007 que era el único autorizado a nombrar al sucesor de Tenzin Gyatso.
Mientras tanto, se dice que el propio Dalái Lama sopesa alternativas. Según su sobrino, Tenzin Takhla, que es su portavoz, su tío convocará este septiembre en Dharamshala la última de una serie de reuniones de lamas para discutir este asunto.
A 20 kilómetros de Dharamshala, un posible sucesor del Dalái Lama vive casi en arresto domiciliario. Desde que Ogyen Trinley Dorje huyera de Tíbet en 2000, con solo 14 años, en un viaje a través de peligrosos pasos de montaña, las autoridades indias le observan con recelo y tienen agentes de seguridad permanentes ante sus aposentos privados del monasterio de Gyuto, en Sidhbara. Dorje es el líder de la escuela Karma Kagyu de budismo tibetano y una de las dos personas que reivindican el título de 17º Karmapa, una reencarnación del Buda 200 años anterior a la del Dalái Lama. Mucha gente considera que, después del Dalái Lama y el Panchen Lama, el Karmapa es el tercero en la jerarquía espiritual de Tíbet.
El puesto de Karmapa adquirió más importancia tras la desaparición en Tíbet de Gendun Choekyi Nyima, el niño de cinco años identificado en 1995 por el Dalái Lama mediante la adivinación tradicional, como 11º Panchen Lama. Tras la designación, las autoridades chinas detuvieron al niño, que no ha vuelto a ser visto. Según la comunidad internacional, Gendun es el preso político más joven del mundo, pero los chinos dicen que el menor, hoy adulto, vive con su familia. Otro niño de cinco años, hijo de dos miembros del Partido Comunista, al que los chinos designaron para ser Panchen Lama, es rechazado por los tibetanos.
Cuando Dorje huyó de Tíbet empezaron a circular rumores de que en realidad Dorje era un espía chino. Su posición se complicó aún más a principios de este año, cuando se encontró un millón de dólares en divisas extranjeras -una gran parte en yuanes chinos- en unos baúles dentro del monasterio de Gyuto. La prensa india se llenó de titulares que le llamaban “topo” chino. El Dalái Lama pidió explicaciones. Según los colaboradores del Karmapa, el dinero procedía de donaciones de los fieles para ayudarle a construir un monasterio nuevo. Aunque la explicación se aceptó, el Gobierno indio sigue sospechando de Dorje y controla sus contactos con el público.
Con estos antecedentes, se podría esperar a un Karmapa muy cauteloso. Pero en persona, al contrario, parece aliviado de tener la oportunidad de hablar. Con 26 años, tiene un aspecto serio y estudioso, con su túnica de monje y sus gafas sin montura; y sus uñas inmaculadamente cuidadas. Sentado en una silla tapizada en seda, en una habitación pequeña y aireada en lo alto del monasterio de Gyuto, Dorje se apresura a responder a la acusación de que es un espía chino: “Me duele en el alma. Soy tibetano hasta la médula, y para cualquier tibetano no puede haber nada peor que le acusen de ser un espía chino. Practico el Dharma budista y trato de no molestar a nadie. Decir que he venido a hacer daño a India y poner en peligro su seguridad me hiere”.
Cuando pregunto al Karmapa qué opina de la posibilidad -sugerida por Tenzin Takhla- de que un día se convierta en el próximo Dalái Lama, Dorje le quita importancia: “El único que puede ser Dalái Lama es su reencarnación. El único”. No obstante, según Takhla, se está pensando en cuatro posibles situaciones. Entre ellas, la forma tradicional de localizar al próximo Dalái Lama identificando a la reencarnación desde muy temprana edad, mediante antiguos métodos de adivinación, cuando muere el anterior. Si el Dalái Lama muriera en un futuro próximo, Takhla cree que el pueblo tibetano desearía que se respetase esta tradición. El inconveniente es que el proceso de selección y formación dura al menos dos décadas, durante las que se produce un vacío de dirección espiritual. Si se siguiera la tradición, algunos sugieren que el Karmapa o una figura semejante podría servir de “regente” religioso provisional.
La segunda opción que señala Takhla es un proceso similar al de elección del Papa. Un grupo de lamas destacados de las cuatro grandes escuelas de budismo tibetano -uno de los cuales sería el Karmapa- se reuniría para escoger un sucesor de entre ellos. Otra alternativa, la tercera, sería que se nombrara Dalái Lama al más veterano en educación espiritual y experiencia. La cuarta y última posibilidad es que el propio Dalái Lama escoja a su sucesor antes de morir.
En el pasado, el Dalái Lama ha hablado de la posibilidad de que el puesto muriera con él, si el pueblo tibetano piensa que no necesitan otro Dalái Lama. También ha dicho que su sucesor podría ser una mujer, y añadió que, de ser así, confiaba en que fuera una mujer bella. La mayoría de las tibetanas se toman esta posibilidad en serio. “Sea un hombre o una mujer, lo más importante es que el sucesor sea de gran calidad”, dice Rinchen Khando, una exministra del Gobierno de Tíbet en el exilio, casada con el hermano pequeño del Dalái Lama.
Sin embargo, después del decreto del Gobierno chino por el que se atribuye la decisión sobre el sucesor del Dalái Lama, es evidente que existe la posibilidad de un “duelo de dalái lamas”. Dorje lo niega y afirma que está seguro de que el Dalái Lama actual dejará muy claro lo que opina sobre su sucesión espiritual “para que no haya manipulaciones”. Sangay también está convencido de que, si las autoridades chinas nombran a su propio Dalái Lama, fracasarán “igual que están fracasando con su Panchen Lama”, de quien dice que es “un papagayo en una jaula de oro en Pekín”.
Para una cultura basada en los principios budistas de tolerancia, compasión y no violencia, toda esta incertidumbre sobre el rumbo futuro de su dirección política y religiosa augura grandes nubes de tormenta sobre Tíbet. A pesar de los mensajes de paz del Dalái Lama, en toda Dharamshala se ven ahora carteles con un lema más enérgico. “No importa lo que ocurra. No importa lo que suceda a vuestro alrededor. ¡Nunca os rindáis! ¡Nunca os rindáis!”
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
lunes, 13 de junio de 2011
El sucesor (político) del Dalai Lama dice lo que piensa
Lobsang Sangay reemplazará en breve al Dalai Lama como cabeza del Gobierno del Tíbet en el exilio. En una entrevista exclusiva con Le Temps, republicada por Worldcrunch, el graduado de Harvard habla acerca de China, el Tíbet, la Internet y el poder de la confianza.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Lobsang Sangay reemplazará en breve al Dalai Lama como cabeza del Gobierno del Tíbet en el exilio. En una entrevista exclusiva con Le Temps, republicada por Worldcrunch, el graduado de Harvard habla acerca de China, el Tíbet, la Internet y el poder de la confianza. A continuación la traducción para nuestros lectores:A pesar de que seguirá sirviendo como líder espiritual del Tíbet, el Dalai Lama se hace a un lado de la política. Anunció su retiro a principios de este año. Sin duda todo un icono internacional, el Dalai Lama, deja unos zapatos muy grandes para llenar.
¿Quién se enfrentará a semejante tarea? Conozca a Lobsang Sangay, un exlíder del Congreso de la Juventud Tibetana que ha pasado 16 años en USA. Recién cumplidos los 42, Sangay fue elegido el mes pasado como Kalon Tripa , o primer ministro del gobierno tibetano en el exilio. Los observadores dicen que representa a una nueva generación de tibetanos que quieren que se adopten más medidas para liberar al Tíbet. Tendrá la oportunidad de demostrar su talento a partir del 14 de agosto, cuando tiene programado reunirse con el gobierno en el exilio en Dharamsala, India. Sangay conversó con el diario Le Temps desde Dharamsala:
> ¿Qué tipo de programa presentó usted para ser elegido primer ministro?
Los dos puntos clave son: la liberación del Tíbet y ayudar a Su Santidad el Dalai Lama a regresar a Lhasa, la capital del Tíbet.
> Usted es el primer Kalon Tripa en ser elegido democráticamente, y el primero que tiene una influencia real. ¿Va a ser independiente del Dalai Lama que sigue siendo el líder espiritual del Tíbet?
Su Santidad el Dalai Lama ha sido un líder excelente. Él nos ha gobernado bien y todos estamos en deuda con él. No hay manera de que vaya a reemplazarlo. En su lugar, voy a tratar de hacer que su visión de una sociedad democrática y laica se haga realidad. Haré mi mejor esfuerzo para actuar como nueva imagen y nuevo portavoz político del movimiento tibetano.
> También representa a la nueva generación nacida en el exilio tibetano. Al parecer, tiene más espíritu de lucha que la generación que huyó del Tíbet en 1959. ¿Existe un conflicto generacional?
Fui elegido con el apoyo tanto de los mayores como de las nuevas generaciones. Los viejos tibetanos han dicho que tienen fe en las nuevas generaciones. Ellos nos han pasado la responsabilidad de continuar con el movimiento. Representando a esta generación joven, quiero también respetar ese legado. Esta elección ha enviado un claro mensaje a China: el movimiento no va a ser menos influyente sólo por ser dirigido por una nueva generación. Vamos a luchar todo lo necesario para liberar al Tíbet. Emocionalmente hablando, nos sentimos tan unidos al Tíbet al igual que la generación anterior. Somos una sola familia. La mayoría de los jóvenes también votaron por mí. Quieren un líder más activo.
> ¿Qué entiende usted por activo?
Cualquiera que tome acción por el Tíbet debe seguir 3 principios: la unidad, la innovación y la autonomía. No importa cuál sea la ideología que él o ella defienda, voy a apoyar sus iniciativas de libertad -siempre y cuando también empujan a la unidad, a la innovación y al autogobierno. Por ejemplo, el Congreso Juvenil Tibetano organizó una huelga de hambre de 25 días en Nueva Delhi para protestar contra la violenta represión de un grupo de monjes. Fui allí y les dije: "Yo estoy de vuestro lado porque están luchando por el Tíbet, aunque no estoy totalmente de acuerdo con vuestra ideología".
> Pero les pidió que dejen de lado la huelga de hambre.
Sí. Les dije que tenían que pensar a largo plazo. Poner la vida de los líderes del movimiento en peligro no produce resultados inmediatos.
> ¿Va a utilizar Internet con más frecuencia?
Una de las primeras cosas que voy a hacer será optimizar los sitios web de nuestro gobierno. Vamos a usar Facebook y Twitter y fomentaremos el uso de las tecnologías del nuevo siglo 21.
> ¿Lo inspiran las revueltas árabes?
Por supuesto. El poder chino duro, su ejército, es muy fuerte. Nosotros somos débiles. Pero vamos a tener una ventaja en términos de poder virtual. En términos de poder blando, también somos fuertes porque estamos defendiendo la no violencia. Somos pacifistas, y no le estamos haciendo ningún daño a los chinos.
> ¿Cómo se puede desarrollar este poder virtual en el Tíbet?
Miles de tibetanos utilizan sus teléfonos móviles todos los días para comunicarse con las personas que viven en el extranjero.
> Pero la policía china ha secuestrado sus teléfonos.
Eso significa que debemos utilizar otro lenguaje, uno secreto. Nunca decimos: "Estoy trabajando para el gobierno tibetano. Estoy llamando desde Dharamsala. Decimos mejor: Estoy llamando desde las montañas. Soy de ese lugar".
> ¿Qué piensa usted de los chinos? ¿Se ha reunido con muchos cuando vivía en USA?
Desde el punto de vista budista, nada es permanente, todo cambia. China está cambiando con el mundo. Todo el mundo está hablando sobre el desarrollo económico de China. Pero también hay nuevas redes sociales que se han creado. Cada vez más personas dicen lo que piensan. El sabor de la libertad es universal, y es especial para el hombre. Tengo amigos chinos de la Universidad de Harvard que conozco desde hace 16 años. He organizado 7 conferencias y algunas de ellas tuvieron como orador al Dalai Lama junto con investigadores chinos. Como investigador, fui a Beijing y Shanghai en 2005. Pero se me negó el acceso al Tíbet.
> ¿Cómo va a negociar con China? China no reconoce a su gobierno.
Las negociaciones, que han sido suspendidas, continuarán con los enviados especiales del Dalai Lama. Ellos son reconocidos por el gobierno chino, por lo que no hay problema. No importa cómo reiniciar las negociaciones, lo que realmente importa es el resultado, que es que transmitir a China que queremos una verdadera autonomía que respete la Constitución china.
> ¿Alguna vez ha logrado convencer a una sola persona china de que su causa es noble?
Sí, pero en privado. Muchos reconocen que hay algo mal. El problema es que los miembros más duros del gobierno chino creen que deben seguir sofocando todo movimiento de protesta. Eso puede funcionar en el corto plazo. Pero en el largo plazo, no será posible. Si China quiere convertirse en la próxima superpotencia, no puede ser sólo una potencia económica y militar. También tendrá que mostrar un liderazgo moral. Mientras China oprima al pueblo tibetano, esto será imposible.
> China se cuestiona la sinceridad del Dalai Lama. El Partido Comunista cree que el pueblo tibetano está ocultando algo y que su verdadero objetivo sigue siendo la independencia. Y esto es realmente lo que muchos jóvenes quieren. ¿Cree usted que la autonomía es sólo el primer paso hacia algo más?
La autonomía real es la política oficial y yo la apoyo. La gente puede creer, u optar por tener dudas. Pero si usted tiene más dudas que certezas, se crea una situación interminable. Significa que usted no puede confiar en nadie. La confianza es un sentimiento humano racional. Cuando estamos dispuestos a dar un paso adelante, aprendemos a confiar unos en otros. Me he reunido con cientos de chinos. No era algo que tenía que hacer. Y fue sin duda arriesgado. Algunas personas me criticaron por eso. Algunos tibetanos pensaron que estaba loco por hablar con ellos. Políticamente hablando, he perdido votos. Pero cuando digo que tenemos que hablar con las autoridades chinas, soy sincero.
> ¿De dónde viene su familia?
De Lithang, al este de Tíbet.
> ¿Sabe la gente que vive allí?
Sí, y siempre estoy preguntando sobre lo que está pasando allí.
> China dice que usted está diciendo mentiras, que los tibetanos son felices.
Todo lo que tienes que hacer es permitir que los medios de comunicación internacionales, las ONG y los turistas entren al Tíbet para descubrir la verdad. Si resulta que estamos equivocados [que los tibetanos son felices como los chinos insisten], vamos a estar felices de admitirlo. Pero los hechos marcan que el Tíbet está ocupado, oprimido y que allí no hay libertad.
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jueves, 28 de abril de 2011
mas ilegal es un GENOCIDIO no ?
Pekín, 28 abr - El gobierno y la prensa oficial de China calificaron hoy de "ilegal" al electo primer ministro tibetano en el exilio, el profesor Lobsang Sangay, que asumirá buena parte de las funciones políticas del líder espiritual tibetano, el Dalái Lama, de 75 años.
"El así llamado gobierno tibetano en el exilio es una organización ilegal establecida por el Dalái Lama en el extranjero", aseguró hoy el portavoz de turno del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Hong Lei, en rueda de prensa.
Dicho gobierno "está vinculado a actividades independentistas y separatistas, y ningún país en el mundo lo reconoce", concluyó Hong.
Sangay será el tercer 'kalon tripa' (primer ministro) del Gobierno tibetano en el exilio, que tiene su sede en la ciudad norteña india de Dharamsala, en la que se refugió el Dalái Lama tras el fracaso de la revuelta tibetana contra China del año 1959, pero a diferencia de los anteriores su cargo tendrá más peso político.
Los tibetanos que viven en el exilio eligieron por votación a Sangay, de 43 años, profesor de Harvard, para que prosiga con la labor política del monje, que mantiene sus cargos religiosos y está considerado por Pekín como uno de sus principales enemigos.
El portavoz Hong repetía así las palabras del diario nacionalista "Global Times", órgano de expresión del Partido Comunista de China (PCCh, en el poder desde 1949), que hoy tachaba de "ilegal" a Sangay, del que destaca que "nunca ha estado en el Tíbet".
Desde que la región cayó bajo dominio chino en 1949 se han exiliado 140.000 tibetanos por la presión que ejerce Pekín sobre la etnia autóctona. Sangay es uno de estos hijos de exiliados sin posibilidad de regresar a la región autónoma.
El experto en Derecho en Asia Oriental fue "un líder del Congreso de la Juventud Tibetana, una organización radical creada por la camarilla del Dalái Lama que abiertamente insta a la violencia en su búsqueda de la 'independencia tibetana", asegura el rotativo en otro de sus artículos propagandísticos.
Emulando las palabras del portavoz Hong Lei de hace un mes, cuando aseguró que el anuncio de retirada del líder espiritual era un "engaño a la comunidad internacional", un experto citado por el rotativo asegura que la elección de Sangay es "un espectáculo político".
Lobsang Sangay logró ayer el 55 por ciento de los casi 49.200 votos emitidos por los tibetanos en el exilio en las elecciones de marzo pasado, y es famoso por su capacidad para negociar con China.
El estado de salud del Premio Nobel de la Paz 1989 ha abierto también un debate acerca de su sucesión espiritual, para la que el anciano monje ha propuesto medidas innovadoras dentro de la tradición budista de la "reencarnación" para buscar al líder religioso, lo que puede durar años.
Ese plazo, señalan analistas, daría a Pekín un margen para actuar y escoger su propia "reencarnación", por lo que el Dalái Lama ha propuesto que su reencarnación debería decidirla el pueblo tibetano, o bien podría escogerla antes de morir, un proceso inusual, pero ha asegurado que no lo hará en China ni en un país no democrático.
Con el establecimiento de un gobierno elegido democráticamente en el exilio y desvinculando ese papel de su poder religioso, el Dalái Lama bloquea la posibilidad de que Pekín escoja a un sucesor político tras su muerte, sostienen los expertos
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Dalai Lama's Political Successor Elected
Dalai Lama's Political Successor Elected
2011-04-27
Academic beats two other candidates to become new prime minister in exile.

RFA
Lobsang Sangay, April 27, 2011.
Harvard law scholar Lobsang Sangay was elected the new prime minister of the Tibetan government-in-exile on Wednesday and immediately vowed to play an effective role when he takes over political leadership from the Dalai Lama.
Sangay, 43, garnered 55 percent of the votes cast, beating two other candidates, in the final round of polling held on March 20, according to a statement by the Central Tibetan Administration based in India's hill town of Dharamsala, the seat of the exile government.
“The Dalai Lama … has decided to transfer political power to the Tibetan people by entrusting [the person] whom they have magnanimously chosen as the head of their exile government,” Sangay told RFA in his first interview since being named prime minister-elect.
“We must respect the wishes and wisdom of His Holiness and find ways to implement his decision,” Sangay said.
The 75-year-old Dalai Lama, who fled to India after a failed 1959 national uprising against Chinese occupation, has been the face and symbol of the Tibetan struggle for more than five decades.
The Nobel laureate announced on March 10 that he would hand over political power to a newly elected leader and rejected a plea by a majority of parliamentarians to reconsider his decision. He will retain the more significant role of spiritual leader.
"In the Middle East and Northern Africa, the people are struggling for political rights and blood is being shed, but His Holiness the Dalai Lama has graciously decided to pass his authority over to those who were directly elected by the people," Sangay told RFA.
"In China, the citizens enjoy economic wealth, but lack political freedom, but the Tibetans in Tibet suffer from a lack of economic progress and an absence of political freedom and human rights."
"We must work hard to alleviate their suffering," he said, adding that Tibet's government-in-exile should make "all-around efforts" to reach out to foreign governments, parliaments, legislatures, and intellectuals to win "broad-based support" for the struggle for greater freedom in Tibet.
Approaching Beijing
Speaking to reporters at the Washington-based International Campaign for Tibet, Sangay said that he would follow the Dalai Lama's Middle Way approach to negotiations with Beijing.
"I will be following the stated view of His Holiness the Dalai Lama and ... that is to follow the Middle Way policy, which means to seek genuine autonomy within China. As the elected Kalon Tripa [prime minister], I have to implement the policy of the Tibetan government-in-exile," he said.
Sangay also called on China to review its "hard-line policies" in Tibet, citing political repression, cultural assimilation, economic marginalization, and environmental destruction in the region.
"As it stands today, there is a bit of a stalemate because the Chinese government is yet to change its hard-line policies, which is unfortunate. We hope that they will review their Tibet policy and take a more moderate and nimble approach and grant genuine autonomy to the Tibetan people," he said.
More than 49,000 exiled Tibetans in India and overseas voted in the election, and Sangay easily beat the two other candidates.
He garnered 27,051 votes while the other candidates—Kalon Trisur Tenzin Namgyal Tethong and Kasur Tashi Wangdi—received 18,405 votes and 3,173 votes respectively.
In calls to RFA, Tibetans inside Tibet hailed the democratic election process and expressed their satisfaction with the results.
"[Sangay's] election has shown to the world that the Tibetan democracy is a mature, standard process by which we can elect our own leadership. The joy and satisfaction within me is inexpressible," said one caller.
Another caller said that incense was being burned in Tibet's capital Lhasa in celebration.
And in Tibet's Amdo region, a caller said that she had composed a song—"Bright Hope and Aspiration"—in honor of Lobsang Sangay's election.
"The Tibetans here are paying close attention to his victory, and we are happy," she said.
'Tremendous courage'
Sangay said he was honored to accept the position of prime minister and to be given the opportunity to work for the Tibetan people.
"I want to express my sincere appreciation and extend my deepest support to the people in Tibet, who continue to show tremendous courage even in the most difficult of situations. Our hearts and minds are steadfastly with them," he said.
"I urge every Tibetan and friends of Tibet to join me in our common cause to alleviate the suffering of Tibetans in occupied Tibet and to return His Holiness to his rightful place in [Tibet's] Potala Palace," he added.
Born and raised in the northeast Indian tea-growing region around Darjeeling, Sangay went on to study at Delhi University before completing a master's degree at Harvard Law School.
He has been living in the United States since, and is now a senior fellow at the school. As prime minister, he will move to Dharamsala.
The incumbent, Samdhong Rinpoche, is stepping down after serving the two five-year terms allowed to him under the exile community’s election law.
Sangay, 43, garnered 55 percent of the votes cast, beating two other candidates, in the final round of polling held on March 20, according to a statement by the Central Tibetan Administration based in India's hill town of Dharamsala, the seat of the exile government.
“The Dalai Lama … has decided to transfer political power to the Tibetan people by entrusting [the person] whom they have magnanimously chosen as the head of their exile government,” Sangay told RFA in his first interview since being named prime minister-elect.
“We must respect the wishes and wisdom of His Holiness and find ways to implement his decision,” Sangay said.
The 75-year-old Dalai Lama, who fled to India after a failed 1959 national uprising against Chinese occupation, has been the face and symbol of the Tibetan struggle for more than five decades.
The Nobel laureate announced on March 10 that he would hand over political power to a newly elected leader and rejected a plea by a majority of parliamentarians to reconsider his decision. He will retain the more significant role of spiritual leader.
"In the Middle East and Northern Africa, the people are struggling for political rights and blood is being shed, but His Holiness the Dalai Lama has graciously decided to pass his authority over to those who were directly elected by the people," Sangay told RFA.
"In China, the citizens enjoy economic wealth, but lack political freedom, but the Tibetans in Tibet suffer from a lack of economic progress and an absence of political freedom and human rights."
"We must work hard to alleviate their suffering," he said, adding that Tibet's government-in-exile should make "all-around efforts" to reach out to foreign governments, parliaments, legislatures, and intellectuals to win "broad-based support" for the struggle for greater freedom in Tibet.
Approaching Beijing
Speaking to reporters at the Washington-based International Campaign for Tibet, Sangay said that he would follow the Dalai Lama's Middle Way approach to negotiations with Beijing.
"I will be following the stated view of His Holiness the Dalai Lama and ... that is to follow the Middle Way policy, which means to seek genuine autonomy within China. As the elected Kalon Tripa [prime minister], I have to implement the policy of the Tibetan government-in-exile," he said.
Sangay also called on China to review its "hard-line policies" in Tibet, citing political repression, cultural assimilation, economic marginalization, and environmental destruction in the region.
"As it stands today, there is a bit of a stalemate because the Chinese government is yet to change its hard-line policies, which is unfortunate. We hope that they will review their Tibet policy and take a more moderate and nimble approach and grant genuine autonomy to the Tibetan people," he said.
More than 49,000 exiled Tibetans in India and overseas voted in the election, and Sangay easily beat the two other candidates.
He garnered 27,051 votes while the other candidates—Kalon Trisur Tenzin Namgyal Tethong and Kasur Tashi Wangdi—received 18,405 votes and 3,173 votes respectively.
In calls to RFA, Tibetans inside Tibet hailed the democratic election process and expressed their satisfaction with the results.
"[Sangay's] election has shown to the world that the Tibetan democracy is a mature, standard process by which we can elect our own leadership. The joy and satisfaction within me is inexpressible," said one caller.
Another caller said that incense was being burned in Tibet's capital Lhasa in celebration.
And in Tibet's Amdo region, a caller said that she had composed a song—"Bright Hope and Aspiration"—in honor of Lobsang Sangay's election.
"The Tibetans here are paying close attention to his victory, and we are happy," she said.
'Tremendous courage'
Sangay said he was honored to accept the position of prime minister and to be given the opportunity to work for the Tibetan people.
"I want to express my sincere appreciation and extend my deepest support to the people in Tibet, who continue to show tremendous courage even in the most difficult of situations. Our hearts and minds are steadfastly with them," he said.
"I urge every Tibetan and friends of Tibet to join me in our common cause to alleviate the suffering of Tibetans in occupied Tibet and to return His Holiness to his rightful place in [Tibet's] Potala Palace," he added.
Born and raised in the northeast Indian tea-growing region around Darjeeling, Sangay went on to study at Delhi University before completing a master's degree at Harvard Law School.
He has been living in the United States since, and is now a senior fellow at the school. As prime minister, he will move to Dharamsala.
The incumbent, Samdhong Rinpoche, is stepping down after serving the two five-year terms allowed to him under the exile community’s election law.
China occupied Tibet in 1950 and claims the region has been part of its territory for centuries, although many Tibetans, who are linguistically and ethnically distinct, say they were effectively independent.
Tibetans fear they are being marginalized economically by Chinese and that their religion—the core of Tibetan culture—is under threat from restrictions imposed by the authoritarian government
Many of the six million Tibetans inside Chinese-ruled Tibet, as well as those outside, are concerned that their struggle for greater autonomy for the Himalayan region will suffer without the Dalai Lama's political leadership.
“Whoever becomes Kalon Tripa and whoever the deputies, a huge responsibility falls on their shoulders; many people are seriously concerned,” activist Tenzin Tsondue in Dharamsala said during the elections last month.
China regards the Dalai Lama as a dangerous separatist responsible for stirring unrest in Tibet.
Reported by RFA's Tibetan service. Translations by Karma Dorjee. Written in English by Richard Finney and Joshua Lipes.
Tibetans fear they are being marginalized economically by Chinese and that their religion—the core of Tibetan culture—is under threat from restrictions imposed by the authoritarian government
Many of the six million Tibetans inside Chinese-ruled Tibet, as well as those outside, are concerned that their struggle for greater autonomy for the Himalayan region will suffer without the Dalai Lama's political leadership.
“Whoever becomes Kalon Tripa and whoever the deputies, a huge responsibility falls on their shoulders; many people are seriously concerned,” activist Tenzin Tsondue in Dharamsala said during the elections last month.
China regards the Dalai Lama as a dangerous separatist responsible for stirring unrest in Tibet.
Reported by RFA's Tibetan service. Translations by Karma Dorjee. Written in English by Richard Finney and Joshua Lipes.
miércoles, 27 de abril de 2011
Lobsang Sangay es el nuevo primer ministro del Gobierno tibetano en el exilio
TÍBET-ELECCIONES Lobsang Sangay es el nuevo primer ministro del Gobierno tibetano en el exilio Nueva Delhi (EFE).- El profesor universitario Lobsang Sangay se proclamó hoy primer ministro del Gobierno tibetano en el exilio, tras hacerse con la mayoría de los votos en las elecciones del mes pasado, anunció la Comisión Electoral tibetana. "La Comisión declara a Lobsang Sangay como tercer 'kalon tripa' (primer ministro)", dijo el jefe del organismo, Jampal Chosang, en una rueda de prensa emitida por el canal Tibetonline en la ciudad de Dharamsala (norte de la India), sede del Gobierno en el exilio.
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martes, 29 de marzo de 2011
Imposible relevar al Dalai Lama: probable sucesor

- Tibetanos en el exilio
El candidato a ocupar el lugar del líder espiritual no descarta que el Tíbet pueda ser una nación independiente
DHARAMSALA, INDIA (28/MAR/2011).- Lobsang Sangay nació en un pequeño campo de refugiados tibetanos al norte de India. Su padre vendió una de sus dos vacas para que estudiara en una ciudad más grande en Los Himalaya y en Nueva Delhi. Fue becado para estudiar en la Universidad de Harvard, donde se doctoró en Estudios Legales del Este de Asia, y es investigador y profesor.El 20 de marzo los tibetanos en el exilio votaron por tres candidatos a primer ministro, que tendrá todos los poderes terrenales a los que el Dalai Lama ha renunciado, aunque éste seguirá siendo el líder espiritual. El resultado de las elecciones, en las que los tibetanos se han volcado por considerarlas trascendentales, se dará a conocer a finales de abril.
Pero se cree que Sangay ganará: en las primarias tuvo más votos que los otros dos candidatos juntos. Sus principales partidarios son los jóvenes y los monjes que ven como ventajas su juventud (43 años), su educación y su proyección internacional, aunque se le achaca no tener experiencia en la administración en el exilio. Él se considera “secular, pero respetuoso de la religión”. Está casado y tiene una hija de seis años.
— ¿Cómo es posible sustituir al Dalai Lama, aunque sea sólo en la política?
— Nadie puede hacerlo, es una tarea imposible, ni debemos intentarlo. El Dalai Lama es, y siempre será, nuestro líder. Pero la autoridad política que sea cedida por él, debe ser ejercitada de la mejor manera posible.
— ¿Por qué el Dalai Lama deja el poder político?
— Está tratando de abrir un espacio para que un líder electo se vaya creando un perfil y se convierta en el portavoz global de los tibetanos. La transición puede suceder de un día para otro, pero la evolución del líder electo va a llevar un tiempo. El primer ministro tiene que poner los cimientos de la credibilidad política.
— ¿Por qué hay tanta resistencia a que el Dalai deje el poder?
— Siempre ha habido resistencia, es muy difícil digerirlo emocionalmente. Si se mira atrás, en la historia de 50 años en el exilio —es sobre lo que escribí mi tesis—, el Dalai ha ido cediendo poco a poco el poder. Cuando creó el Parlamento, una Constitución democrática y la cláusula que dice que incluso el Dalai Lama puede ser destituido, la gente siempre se ha resistido a los cambios. Pero en perspectiva las cosas han funcionado.
— ¿Cuál es el legado político del Dalai Lama?
— Es muy visionario y brillante. De las comunidades de refugiados en el mundo, los tibetanos son los más organizados, eficientes y efectivos con su Gobierno. Tenemos un Parlamento, un sistema judicial y buena administración. También, nuestra causa se ha vuelto global gracias a él.
— De ser elegido primer ministro, ¿será legítimo su Gobierno dentro de Tíbet, donde los tibetanos no han podido votar?
— El Dalai Lama es el líder indiscutible de los tibetanos, dentro y fuera. Al ceder su autoridad política, también está extendiendo su legitimidad al primer ministro electo. Por otra parte, los tibetanos dentro y fuera están conectados: muchos van y vienen.
— Se le achaca no tener experiencia en la administración en el exilio...
— Sí, es cierto, pero el cargo no se basa sólo en eso. Las cinco responsabilidades del primer ministro son: entender la situación en Tíbet, abogar y buscar apoyo internacional, entender a China y su gente, ser agradecido con India (donde está la administración en el exilio y el mayor número de exiliados) y continuar con la relación y, finalmente, la administración. Tengo ventaja en cuatro y medio de los puntos: administrativamente me apoyaré en siete ministros y otros funcionarios.
— ¿Cree que Tíbet podrá ser independiente?
— Si no crees, no debes luchar por ello. Es posible: hasta hace unos meses se creía que Hosni Mubarak moriría en el poder en Egipto, o, antes, era imposible creer en la desintegración de la Unión Soviética.
— Pero Beijing no reconoce otro interlocutor que el Dalai Lama...
— Es el punto donde estamos estancados. Los tibetanos siempre hemos dicho que dialogaremos cuando sea, donde sea. Es un movimiento no violento, que se debe resolver con diálogo. Beijing tiene que moderar su política y abrirse al diálogo.
FRASE
"La decisión del Dalai Lama es difícil de digerir. Ésta es una transición radical, pero confío en que, como siempre, él estará en lo correcto"
Lobsang Sangay,
candidato a primer ministro en el Tíbet.
Votación por unanimidad
Parlamento acepta la renuncia del líder tibetano
DHARAMSALA, INDIA.- El Parlamento tibetano en exilio en Dharamsala aceptó el retiro político del Dalai Lama, mediante una votación por unanimidad de varias resoluciones tendentes a modificar la estructura del movimiento, anunció un miembro del Parlamento.
“Era una decisión difícil: enmendar la Constitución y separar a su Santidad de la política tibetana, pero él lo hace por el bien de los tibetanos a largo plazo”, declaró el parlamentario, Karma Yeshi.
A sus 75 años, el Dalai Lama anunció la semana pasada su intención de renunciar a su papel político como jefe del movimiento de los tibetanos en el exilio, esencialmente simbólico, y de transmitir sus responsabilidades a un nuevo primer ministro con más poderes.
La asamblea legislativa que sesiona en Dharamsala —la ciudad india donde tiene sede el Gobierno en el exilio—, propuso sin embargo que el Dalai Lama, de 75 años, siga revistiendo el papel de “jefe simbólico de los tibetanos”.
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viernes, 25 de marzo de 2011
"Nadie puede sustituir al Dalái Lama, aunque solo sea en la política"
Lobsang Sangay nació en un pequeño campo de refugiados tibetanos al norte de India. Su padre vendió una de sus dos vacas para que estudiara en una ciudad más grande en los Himalayas y en Nueva Delhi. Fue becado para estudiar en la Universidad de Harvard, donde se doctoró en Estudios Legales del Este de Asia, y es investigador y profesor.
"Nadie puede sustituir al Dalái Lama, aunque solo sea en la política"
El domingo pasado los tibetanos en el exilio votaron por tres candidatos a primer ministro, que tendrá todos los poderes terrenales a los que el Dalái Lama ha renunciado, aunque este seguirá siendo el líder espiritual. El resultado de las elecciones, en las que los tibetanos se han volcado por considerarlas trascendentales, se dará a conocer a finales de abril.
Pero se cree que Sangay ganará: en las primarias tuvo más votos que los otros dos candidatos juntos. Sus principales partidarios son los jóvenes y los monjes que ven como ventajas su juventud (43 años), su educación y su proyección internacional, aunque se le achaca no tener experiencia en la administración en el exilio. Él se considera "secular, pero respetuoso de la religión". Está casado y tiene una hija de seis años. Recibe a EL PAÍS en la habitación de su sencillo hotel de Dharamsala, la sede del Gobierno en el exilio. Se quita los zapatos y sube los pies al sillón mientras bebe té de jengibre con miel y limón.
Pregunta. ¿Cómo es posible sustituir al Dalái Lama, aunque sea solo en la política?
Respuesta. Nadie puede hacerlo, es una tarea imposible, ni debemos intentarlo. El Dalái Lama es, y siempre será, nuestro líder. Pero la autoridad política que sea cedida por él, debe ser ejercitada de la mejor manera posible.
P. ¿Por qué el Dalái Lama deja el poder político?
R. Está tratando de abrir un espacio para que un líder electo se vaya creando un perfil y se convierta en el portavoz global de los tibetanos. La transición puede suceder de un día para otro, pero la evolución del líder electo va a llevar un tiempo. El primer ministro tiene que poner los cimientos de la credibilidad política.
P. ¿Por qué hay tanta resistencia a que el Dalái deje el poder?
R. Siempre ha habido resistencia, es muy difícil digerirlo emocionalmente. Si se mira atrás, en la historia de 50 años en el exilio -es sobre lo que escribí mi tesis-, el Dalái ha ido cediendo poco a poco el poder. Cuando creó el Parlamento, una Constitución democrática y la cláusula que dice que incluso el Dalái Lama puede ser destituido, la gente siempre se ha resistido a los cambios. Pero en perspectiva las cosas han funcionado. Esta es una transición radical, pero confío en que, como siempre, él estará en lo correcto.
P. ¿Cuál es el legado político del Dalái Lama?
R. Es muy visionario y brillante. De las comunidades de refugiados en el mundo, los tibetanos son los más organizados, eficientes y efectivos con su Gobierno. Tenemos un Parlamento, un sistema judicial y buena administración. También, nuestra causa se ha vuelto global gracias a él.
P. De ser elegido primer ministro, ¿será legítimo su gobierno dentro de Tíbet, donde los tibetanos no han podido votar?
R. El Dalái Lama es el líder indiscutible de los tibetanos, dentro y fuera. Al ceder su autoridad política, también está extendiendo su legitimidad al primer ministro electo. Por otra parte, los tibetanos dentro y fuera están conectados: muchos van y vienen.
P. Se le achaca no tener experiencia en la administración en el exilio...
R. Sí, es cierto, pero el cargo no se basa solo en eso. Las cinco responsabilidades del primer ministro son: entender la situación en Tíbet, abogar y buscar apoyo internacional, entender a China y su gente, ser agradecido con India (donde está la administración en el exilio y el mayor número de exiliados) y continuar con la relación y, finalmente, la administración. Tengo ventaja en cuatro y medio de los puntos: administrativamente me apoyaré en siete ministros y otros funcionarios.
P. ¿Tiene miedo a que la relación con India cambie?
R. No creo que ocurra. India y China tienen una relación compleja. Nueva Delhi seguirá apoyando a los tibetanos porque toma la causa muy seriamente. En el ámbito internacional, con la agresividad de China, se verá que la causa tibetana es una causa justa.
P. ¿Cree que Tíbet podrá ser independiente?
R. Si no crees, no debes luchar por ello. Es posible: hasta hace unos meses se creía que Hosni Mubarak moriría en el poder en Egipto, o, antes, era imposible creer en la desintegración de la Unión Soviética.
P. Pero Pekín no reconoce otro interlocutor que el Dalai Lama y no al Gobierno en el exilio...
R. Es el punto donde estamos estancados. Los tibetanos siempre hemos dicho que dialogaremos cuando sea, donde sea. Es un movimiento no violento, que se debe resolver con diálogo. Pekín tiene que moderar su política y abrirse al diálogo.
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domingo, 20 de marzo de 2011
votaciones Tibetanas
Decenas de miles de tibetanos en el exilio votaban el domingo para elegir a su nuevo primer ministro, que podría convertirse en la novel figura de la lucha por la libertad del pueblo tibetano en China tras la decisión del Dalai Lama de renunciar a sus funciones políticas.
A sus 75 años, el Dalai Lama anunció la semana pasada su intención de renunciar a sus prerrogativas políticas de jefe del movimiento de los tibetanos en el exilio, esencialmente simbólicas, y de transmitir sus responsabilidades a un nuevo primer ministro con más poderes.
Unos 85.000 electores de 13 países designarán a un nuevo primer ministro, conocido como el Kaon Tripa.
El favorito, de 43 años, es un diplomado por Harvard y especialista en derecho internacional llamado Lobsang Sangay. Frente a él hay otros dos candidatos.
"La gente ve en mí a alguien a la vez anclado en la tradición y moderno", declaró el viernes a la AFP.
Para el actual primer ministro, Samdhong Rinpoche, un monje elegido en 2001 que no se vuelve a presentar al puesto, "las elecciones siempre son importantes, pero esta vez coinciden con la transición".
"El nuevo líder tendrá muchas más responsabilidades", declaró la semana pasada a la AFP.
Los resultados de la votación se conocerán a finales de abril.
Esta transición es considerada necesaria pero arriesgada, según los observadores, que se preguntan si el sucesor tendrá la misma influencia, sobre todo en el extranjero, que el Dalai Lama.
Execrado por Pekín, que lo considera un peligroso separatista, el premio Nobel de la Paz asegura defender una estrategia conciliadora con China, un "camino medio" que aboga por una simple "autonomía cultural".
adp/ebe/abd/erl.zm
A sus 75 años, el Dalai Lama anunció la semana pasada su intención de renunciar a sus prerrogativas políticas de jefe del movimiento de los tibetanos en el exilio, esencialmente simbólicas, y de transmitir sus responsabilidades a un nuevo primer ministro con más poderes.
Unos 85.000 electores de 13 países designarán a un nuevo primer ministro, conocido como el Kaon Tripa.
El favorito, de 43 años, es un diplomado por Harvard y especialista en derecho internacional llamado Lobsang Sangay. Frente a él hay otros dos candidatos.
"La gente ve en mí a alguien a la vez anclado en la tradición y moderno", declaró el viernes a la AFP.
Para el actual primer ministro, Samdhong Rinpoche, un monje elegido en 2001 que no se vuelve a presentar al puesto, "las elecciones siempre son importantes, pero esta vez coinciden con la transición".
"El nuevo líder tendrá muchas más responsabilidades", declaró la semana pasada a la AFP.
Los resultados de la votación se conocerán a finales de abril.
Esta transición es considerada necesaria pero arriesgada, según los observadores, que se preguntan si el sucesor tendrá la misma influencia, sobre todo en el extranjero, que el Dalai Lama.
Execrado por Pekín, que lo considera un peligroso separatista, el premio Nobel de la Paz asegura defender una estrategia conciliadora con China, un "camino medio" que aboga por una simple "autonomía cultural".
adp/ebe/abd/erl.zm
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