Para las personas con represión del intelecto: vivir en estricta conformidad con la ley de causa y efecto.
Para las personas de intelecto normal: contemplar todas las cosas objetivas como si fueran imágenes vistas en un sueño o producidas por arte de magia.
Para las personas de intelecto superior: abstenerse de todos los deseos y acciones mundanos, considerando todas las cosas sangsáricas como no existentes.
Para los tres grados de intelecto, la mejor indicación del progreso espiritual es la gradual disminución de las pasiones oscurecedoras y el desprendimiento.
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