martes, 25 de agosto de 2009

estados policiales viva la democracia




cuando uno no puede con la razon, lo hace con la policia

Una nueva ley, que actualmente se debate en la Asamblea Nacional Popular (ANP, máximo órgano legislativo chino), dará a la policía armada del país permiso para interrogar a sospechosos y gestionar el transporte público en caso de emergencia, informó la agencia oficial Xinhua.
También podrán asistir en la persecución y arresto de sospechosos, así como "responder a incidentes que amenacen la seguridad pública".
El proyecto de ley, presentado a la ANP ayer, lunes, establece nuevas obligaciones para este cuerpo especial de policía, compuesto por 680.000 efectivos, creado en 1982 y dependiente de las fuerzas armadas.
La policía militar fue el cuerpo que ocupó las calles de Lhasa (capital de la región del Tíbet) y Urumqi (capital de Xinjiang) tras las violentas revueltas de tibetanos y uigures que se vivieron, respectivamente, el 14 de marzo de 2008 y el 5 de julio de 2009.
Según el borrador, la policía militar debe participar en la respuesta a "revueltas, situaciones caóticas, graves crímenes y ataques terroristas", considerados todos ellos incidentes que "amenazan la seguridad nacional".
La nueva normativa busca regularizar los principios de actuación de este cuerpo paramilitar, y establece que a partir de su aprobación sólo podrá ser movilizada a petición del Gobierno central, no de los locales como hasta ahora.
La policía armada china fue originalmente creada para proteger a líderes políticos, edificios gubernamentales, redes principales de transportes y recursos naturales, pero su función ha evolucionado hasta convertirse en el principal cuerpo antidisturbios del país.
China sufre alrededor de 80.000 protestas cada año, muchas de ellas por conflictos de tierras o laborales, y algunas de ellas se saldan con violentos incidentes entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
Cerca de 200 personas fallecieron en las revueltas registradas el pasado mes de julio en Urumqi, y otras 19 en las de Lhasa (Tíbet), según las cifras del Gobierno chino.

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