sábado, 15 de agosto de 2009

que dificil es luchar contra la ira

La asombrosa capacidad que tienen los monjes budistas de regular y filtrar sus emociones negativas5 may 09
Las emociones positivas es que para sentirlas hay que recrearse en ellas de manera deliberada. Así como las emociones y las experiencias negativas se graban a sangre y fuego en nuestro inconsciente.
No solemos prestar demasiada atención al procesamiento de las emociones positivas porque señalan simplemente que para nosotros “todo va bien”. Pero disfrutar de manera consciente de las emociones positivas requiere tomar tiempo y poner la atención necesaria para vivirlas.
Así como ser desdichado es un reflejo evolutivo innato -la tendencia natural de las personas es a ser infeliz- la felicidad requiere un esfuerzo consciente y continuado.
La parte positiva de esta paradoja es que podemos aprender conscientemente a ser más felices.
Las emociones inconscientes sólo están para avisarnos y protegernos de forma automática de los eventos potencialmente peligrosos. Pero no para hacernos felices, aunque sí tiene que ver también con nuestra supervivencia.
La felicidad es un concepto complejo porque incluye todo tipo de emociones, algunas de las cuales
No todas las emociones que incluye la felicidad son necesariamente agradables o fáciles, como el compromiso, la lucha, el reto o incluso el dolor. Porque en la búsqueda probablemente de la felicidad se encuentra la misma más que en el logro o en la satisfacción de los deseos.
Cuando hablamos de la felicidad hablamos también de la alegría, la exuberancia, el homor y la risa, el optimismo... incluso la curiosidad, que fomenta la supervivencia en un ambiente extraño, todas ellas forman parte de las emociones positivas.
La asombrosa capacidad que tienen los monjes budistas ha sido estudiada por investigadores de la universidad de Wisconsin para regular sus emociones y filtrar las emociones negativas -odio, envidia, ira...- hasta hacerlas casi desaparecer, concentrándose en las emociones positivas. Esto es posible gracias a la gran plasticidad del cerebro, que con el entrenamiento adecuado puede lograr controlar las emociones más conflictivas. La posibilidad de domar nuestro lado oscuro no sólo favorecería las relaciones interpersonales y potenciaría nuestra capacidad para ser felices sino que además podría ser una de las respuestas más eficaces y directas ante la incidencia creciente de enfermedades tan debilitantes como la depresión. La felicidad si nos entrenamos para ello, se convertiría así en una meta alcanzable.
Por eso los mayores registros de felicidad para estos investigadores fueron alcanzados y detectados en monjes budistas que practican la meditación a diario, se trata evidentemente de personas que han renunciado a todo aquello que casi todos perseguimos incansablemente en nombre de la felicidad: dinero, posesiones materiales o una pareja envidiable.
Lo que también importa en este caso es darse cuenta de que todas estas emociones, positivas y negativas, están muy mezcladas en nuestro cerebro.
Si aplicamos un estímulo caliente a un dedo y dejamos que este estímulo sea cada vez más caliente, empieza siendo agradable, se torna desagradable y finalmente doloroso.
Las emociones positivas y las emociones negativas son las dos caras de una misma moneda. Se solapan en el cerebro. Las emociones positivas, en principio, son las que nos permiten sentirnos felices. Pero las emociones generan fácilmente otras emociones y se transforman de positivas a negativas, y viceversa, con relativa facilidad. Las emociones se alimentan a sí mismas y siguen vivas, aunque sea transformadas en emociones del signo opuesto: el amor puede generar compasión, ternura y alegría: o también desconfianza, celos e incluso odio. Lo más opuesto al amor no es el odio, es la indiferencia. La indiferencia es ausencia de emoción.
La indiferencia al sufrimiento es lo que convierte al humano en inhumano, la indiferencia, después de todo, es más peligrosa que la ira o el odio.
El quid de la cuestión radica en reconocer que no existen los estados emocionales neutros.
Desde el punto de vista fisiológico y neurológico ninguna emoción es neutra. Las emociones nos afectan positiva o negativamente y con ellas conformamos el ambiente que respiramos.
~
Para lograr un vida rica en emociones positivas es necesario el fomento consciente de estas emociones. Lo que se atrae a la conciencia puede curarse o desprogramarse. Lo que se queda en el inconsciente nos ata sin remedio.
“Serás libre, no cuando tus días no tengan preocupaciones ni tus noches penas o necesidades, sino cuando todo aquello aprisione tu vida y sin embargo tú logres sobrevolar, desnudo y sin ataduras”. Jalil Gibrán

No hay comentarios:

Publicar un comentario