Los medios de comunicación chinos silenciaron ayer de forma contundente la concesión del Premio Nobel de la Paz al disidente encarcelado Liu Xiaobo. Solo era posible encontrar la información relativa a la furiosa reacción del Gobierno. Hoy está previsto que el galardonado reciba la visita de su esposa, Liu Xia, en la prisión en la que está internado, en el noreste del país.
Las autoridades han ordenado la censura de la noticia del premio en periódicos, televisiones e Internet, donde la búsqueda de palabras clave como Premio Nobel de la Paz y Liu Xiaobo bloqueaba la pantalla del ordenador en Google y no entregaba ningún resultado en los portales chinos Sina y Sohu. El envío de mensajes cortos con el nombre del premiado en chino también era imposible en algunos teléfonos móviles.
El periódico oficial en inglés Global Times hizo, sin embargo, una clara mención al galardón, para criticarlo duramente: "Obviamente, el Nobel de la Paz de este año está destinado a enojar a China, pero no lo conseguirán. Todo lo contrario, el comité [del Nobel] se ha desacreditado a sí mismo". El diario tachó la decisión de muestra de "arrogancia y prejuicio contra un país que ha llevado a cabo el progreso económico y social más extraordinario de las tres últimas décadas".
Liu Xiaobo, de 54 años, luchador por la libertad de expresión y la democracia, fue elegido el viernes pasado Nobel de la Paz "por su larga y pacífica lucha por los derechos fundamentales en China". Pekín reaccionó con ira, le calificó inmediatamente de "criminal" y aseguró que la decisión es una "obscenidad" y viola la integridad del galardón.
El presidente estadounidense, Barack Obama, Nobel de la Paz en 2009, que ha sido acusado de ignorar la causa de los derechos humanos en China en su afán por mantener buenas relaciones con Pekín, pidió el viernes la liberación del disidente, algo que evitaron las autoridades de la UE.
Liu Xiaobo, escritor y profesor universitario, fue detenido en diciembre de 2008, en vísperas de la publicación de la Carta 08, el 10 de diciembre de 2008, coincidiendo con el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El manifiesto, del que es uno de los principales redactores, pide profundas reformas políticas, como un Gobierno democrático y un sistema judicial independiente. El 25 de diciembre del año pasado, Liu fue condenado a 11 años de cárcel por "incitar a la subversión del poder del Estado".
Activistas y disidentes dentro y fuera de China han recibido con júbilo la decisión del comité noruego, pero aquellos que han manifestado su alegría en público en el país asiático han tenido que hacer frente al acoso policial. Varias docenas fueron detenidos el viernes en Pekín, mientras que la policía impidió ayer salir de sus casas a algunos de los más prominentes abogados activistas y mantuvo alejados a los periodistas de la prisión donde está Liu, en Jinzhou.
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