lunes, 6 de junio de 2011

Barrios convertidos en centros comerciales

lunes 06 de junio del 2011 Columnistas
Nicholas D. Kristof

Barrios convertidos en centros comerciales

KOLKATA, India

Visité Kolkata por vez primera en 1982, mejor conocida como Calcuta, como estudiante de leyes con mochila. Me hospedé en un albergue de las barriadas Howrah y lamenté que mi cámara pudiera grabar solamente imágenes, no la peste que era igualmente memorable.

En mis visitas a lo largo de los 25 años siguientes, Kolkata –y buena parte de India– cambiaron muy poco en apariencia. China, donde se decía en broma que el ave nacional era la grulla, se transformaba cada uno o dos años, en tanto Kolkata siempre era la misma: una decrépita ciudad donde hombres descalzos tiraban de carritos, conocidos como rickshaws, junto a fétidos canales.

Es por eso que India ha causado cierta vergüenza entre quienes creemos en la democracia, particularmente cuando se compara con China. El partido Comunista en China se desempeñó mucho mejor en el combate de la pobreza que gobiernos indios elegidos por la vía democrática. La India toleraba la disidencia, pero también toleraba la ineficiencia, las enfermedades y el analfabetismo.

Sin embargo, después de mis viajes a India y China este año, pienso que todo eso pudiera estar cambiando. A pesar de laSe percibe el cambio en el aire de India. La tasa de mortandad va en descenso, los electores están pugnando por un mejor gobierno y, creo, la India tiene tres ventajas sobre China en su rivalidad económica en las décadas próximas. crisis económica en el mundo, la economía de India actualmente está creciendo a una tasa anual superior al 8 por ciento. Sí, India ahora es una “economía tigre”.

Las zonas tecnológicas en torno a Bangalore, en el sur de India, han estado prosperando por años, pero lo que está cambiando es que el ascenso está cobrando fuerza a lo largo del país. incluso aquí en Kolkata. Resulta pasmoso ver las nuevas y altas torres en esta ciudad, nuevos centros comerciales con aire acondicionado, nuevos proyectos de infraestructura y nuevos negocios.

En las elecciones de este mes, el viejo gobierno del Partido Comunista aquí, en el estado de Bengala Occidental, fue expulsado y el nuevo ministro en jefe es una mujer, así como una dínamo, Mamata Banerjee. Después de las elecciones más recientes, ella forma parte de una tendencia más amplia de carismáticas políticas: un tercio de la población india actualmente es gobernada por ministros en jefe del sexo femenino.

El estado norteño de Bihar solía ser incluso una vergüenza mayor. Durante muchos años, los gánsteres desempeñaron una importante participación en el gobierno de la entidad, y nada funcionaba. En una ocasión visité una clínica de salud en Bihar donde los empleados tiraban medicamentos en una fosa en el suelo, para que no tuvieran que dispensarlos. Visité una escuela en Bihar en la que los profesores no se molestaban en ir. Estuve de visita en escuelas donde maleantes violaban, robaban y gobernaban a placer. Los negocios huían, los secuestros proliferaron y era como si Bihar no tuviera remedio.

Sin embargo, maravillosamente, Bihar dio un giro radical desde 2005, cuando un reformista de nombre Nitish Kumar asumió el control como ministro en jefe. Aún existen enormes ineficiencias, pero la delincuencia ya fue reprimida, la corrupción ha disminuido y la economía local está en auge, registrando tasas de dos dígitos. Y si Bihar puede dar un giro de 180 grados, cualquier región de India puede hacerlo.

Miren, India sigue muy a la zaga de China, enfrenta riesgos del extremismo paquistaní, necesita reformas ulteriores a su economía y acepta con demasiada facilidad la ineficiencia como el orden natural del universo. La educación india y su sistema de salud es una desgracia, particularmente en áreas rurales; Bangladesh tiene un desempeño mucho mejor, pese a que es más pobre. Sin embargo, se percibe el cambio en el aire de India. La tasa de mortandad va en descenso, los electores están pugnando por un mejor gobierno y, creo, la India tiene tres ventajas sobre China en su rivalidad económica en las décadas próximas.

En primer lugar, los medios independientes de comunicación noticiosa y organizaciones civiles de las bases populares –sectores que a duras penas existen en China– se están convirtiendo en vigilantes en contra de la corrupción y la ineficiencia. Tengo la corazonada de que la ‘cleptocracia’ ya llegó a su apogeo y ahora está menguando en India, en tanto sigue empeorando en China. He escrito lacerantes palabras sobre el tráfico humano de India y la opresión de mujeres, pero es igualmente cierto que la sociedad civil le está buscando solución a estos problemas.

En segundo lugar, quizá la economía de China se desacelere por el envejecimiento de su población, en tanto que la población más joven de India conduzca hacia un “dividendo demográfico” en las próximas décadas.

(La sobrepoblación india aún es un problema, pero la mujer actual tiene 2,6 hijos, y esa cifra va en descenso.)

De manera similar, China ya cosechó las ventajas económicas de darles poder a sus mujeres, en tanto la India apenas está empezando a conducir formalmente a la mitad femenina de su población a la fuerza laboral.

En tercer lugar, India ha manejado bastante bien tensiones religiosas y étnicas, aparte de las infames matanzas en Gujerat en el 2002. El desafío sij en el Punyab ya se disipó. Personas musulmanas han sido presidentes de India tres veces, y son prominentes en negocios y la industria fílmica; quizá debido a esto, India tiene la tercera mayor población de musulmanes en el mundo (después de Indonesia y Pakistán) pero muy pocos yihadíes. Y si bien India a veces se ha comportado brutalmente en la Cachemira, vigilantes de la sociedad civil están presionando por una conducta mejor allá. En China, por contraste, las tensiones con personas de origen tibetano y uigures están empeorando.

Los autócratas de China son en verdad competentes, de una manera que no lo son los demócratas indios. Sin embargo, los viajes por India hoy día constituyen una experiencia alentadora: tengo la corazonada de que la mayor democracia del mundo será cada vez más una fuente de orgullo y no de vergüenza.

© 2011 The New York Times News Service.

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