Hanoi afirmó que el pesquero arremetió de forma intencionada con el cable y que se trata de la segunda vez en dos semanas que China entorpece las labores de un buque de exploración petrolera y gasística de forma "totalmente premeditada", y acusó a Pekín de estar incrementando las tensiones en la región. La versión china de lo ocurrido es muy distinta. Hong Lei, portavoz de Exteriores, replicó que Pekín tiene soberanía indisputable sobre las islas Nansha -conocidas en inglés como Spratly- y las aguas circundantes, donde se produjo el incidente. Según contó, varios pesqueros chinos fueron perseguidos por navíos militares vietnamitas el jueves por la mañana, y, en medio de la confusión, la red de uno de los barcos de pesca se enganchó con los cables del buque de exploración, que, según dijo, estaba operando en la zona ilegalmente.
China afirma que el barco vietnamita arrastró al pesquero durante más de una hora, hasta que los tripulantes de este se vieron obligados a cortar la red. "Esto puso gravemente en peligro la seguridad de los pescadores chinos", según Hong. "Al llevar a cabo estudios petroleros y gasísticos ilegales en los mares alrededor del banco Wan'an, en el archipiélago Spratly, y al expulsar a un pesquero chino, Vietnam ha violado gravemente la soberanía y los derechos marítimos de China".
Fricciones con Japón y Filipinas
Pekín y Hanoi no son los únicos que tienen reivindicaciones en estas aguas. Filipinas, Malasia, Brunei y Taiwan también reclaman partes del territorio, aunque el área reivindicada por Pekín, que incluye las Spratly y las Paracel, es la mayor: un total de 1,7 millones de kilómetros cuadrados, una superficie más de tres veces superior a la de España. Ambos archipiélagos incluyen importantes rutas navegación, y se cree que albergan yacimientos de gas y petróleo. Pekín rechazó ayer las acusaciones de Filipinas de que barcos de la armada china han entrado en aguas alrededor de las Spratly que Manila asegura que le pertenecen en seis ocasiones desde el pasado febrero, y que al menos en una de ellas realizaron disparos.
Las disputas territoriales en el mar del Sur de China y el mar de China oriental - donde Pekín y Tokio están enfrentados por las islas Senkaku (llamadas Diaoyu por China)- han puesto sobre el tapete el nerviosismo existente en la región sobre el creciente poderío militar chino y la modernización de su armada. Pekín ha reconocido esta semana que está construyendo su primer portaviones sobre la base de un buque adquirido a Ucrania en 1998, que no había sido finalizado debido a la desintegración de la Unión Soviética en 1991. China tiene previsto realizar unas maniobras navales en el océano Pacífico occidental a finales de mes.
Aunque es muy poco probable que la tensión en el mar del sur de China degenere en un enfrentamiento armado, el contencioso podría obligar a mediar a Estados Unidos, que teme que las disputas dificulten el acceso a importantes corredores navieros. La Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, dijo el año pasado que la resolución pacífica de las diferencias en la zona es una cuestión de interés nacional para Washington. Estados Unidos, que considera algunas de las zonas reclamadas por China aguas internacionales, pidió una solución regional colectiva; algo que no gustó a Pekín, que prefiere lidiar cada disputa de forma independiente con los países afectados y ve con recelo la implicación de Estados Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario