Pekín ha vuelto a cerrar, como el año pasado, la región del Tíbet a los turistas foráneos, como medida de seguridad de cara a las celebraciones por el 60 aniversario de la República Popular China el 1 de octubre, informó el diario "South China Morning Post" citando fuentes del sector turístico.
El buró de turismo del gobierno regional envió el domingo una orden interna a los operadores turísticos en la que se pide que no se organicen viajes para extranjeros, una directiva que entró en vigor en el momento de ser enviada y se prolongará hasta el 8 de octubre, según el rotativo.
Aunque en estas tres semanas no se expedirán permisos para viajar al Tíbet -necesarios para los visitantes extranjeros- aquellos viajeros foráneos que los hayan obtenido antes de la prohibición sí podrán desplazarse a la región autónoma, aunque en estos casos se pide a los operadores turísticos que "vigilen estrechamente" las actividades de los turistas.
La medida se produce, según el diario, a raíz de que dos sucesos en Pekín -apuñalamientos en la céntrica calle Dazhalan, en los que fallecieron dos personas y una resultó herida- "han mostrado fallos en el operativo de seguridad para el aniversario", lo que se ha respondido con medidas aún más intensas.
En teoría, todo viajero extranjero que quiere visitar el Tíbet necesita, además del visado para entrar en China, un permiso de las autoridades de esa región, aunque muchos turistas han logrado entrar sin él, especialmente aquellos que viajan por carretera.
El pasado año, tras los disturbios de la capital tibetana, Lhasa, en los que murieron 19 personas según las autoridades chinas, la región estuvo vetada a los turistas extranjeros durante meses.
Los periodistas extranjeros acreditados en China, por su parte, no pueden en principio viajar al Tíbet, salvo en viajes organizados por las autoridades comunistas.
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