domingo, 29 de noviembre de 2009

El Partido Comunista trata de mantener un férreo control sobre el Islam en China

El Partido Comunista trata de mantener un férreo control sobre el Islam en China. En la provincia de Xinjiang, unos 3.500 kilómetros al noroeste de Beijing, se calcula que viven unos 11 millones de musulmanes.

Los imames de las miles de mezquitas que pueblan esta provincia son sometidos a un "programa de educación patriótica", consistente en cursos sobre los valores de la patria, la cooperación entre la religión y el gobierno, y la unidad nacional.

Estas lecciones son acompañadas con exhibiciones sobre la violencia terrorista y los peligros del separatismo. Se muestran fotografías de cuerpos destrozados por explosiones, armas y libros supuestamente requisados a los terroristas. Las armas suelen ser cuchillos mohosos, granadas y fusiles antediluvianos. Los libros confiscados son señalados como "reaccionarios y contrarios a la seguridad del Estado". Serán destruidos.

Ningún libro o video que trate sobre el Islam puede ser publicado ni distribuido sin pasar por la censura de las autoridades, en otro caso es considerado ilegal y puede aportar duras penas a sus autores y editores.

Según el gobierno chino, estas medidas están encaminadas a erradicar "el extremismo religioso". Se acusa a diferentes grupos musulmanes de realizar acciones terroristas y fomentar el separatismo. Las autoridades chinas dicen que los grupos separatistas islámicos han realizado más de 200 ataques desde 1990, causando 162 muertes.

Señalan como principal grupo terrorista al "Movimiento Islámico del Turkestan Oriental" (ETIM), al cual acusan de tener relaciones con los talibanes y al-Qaeda. No han aportado, sin embargo, ninguna evidencia de estas acusaciones.

Este grupo —cuya identidad y origen permanece oscuro— fue incluido a petición de las autoridades chinas en la lista de grupos terroristas de los EEUU y la ONU, a pesar de que los analistas lo consideran cosa del pasado.

La Asociación pro Derechos Humanos de China acusa a las autoridades de acoso al Islam en sus excesos por combatir el terrorismo. "Cualquier actividad religiosa, cualquier publicación, cualquier foro, cualquier asociación que no es aprobada formalmente por el gobierno es técnicamente ilegal en China", dice Nicolás Becquelin de Derechos Humanos en China.

Según sus declaraciones, recogidas por Islamonline: "Desde 11 septiembre, hemos visto como cualquiera que sobrepasa esta estricta línea es inmediatamente arrestado y en algunos casos sentenciado sin defensa. Las políticas que se están llevando a cabo en Xinjiang son una negación completa de la libertad de religión. Eso es completamente cierto".

No hay ninguna cifra oficial sobre el número de arrestos. Pero los grupos de los derechos humanos estiman que se han detenido miles de Uighurs desde el 11 septiembre, la mayoría de ellos por actividades religiosas ilegales.

Para la mayoría de los Uighur, bajo la excusa de la guerra contra el terror se oculta una guerra contra el Islam, y de tratar de crear odio racial entre la mayoría Uighur (chinos turcomanos) y la minoría han (entre la cual el islam está asimismo firmemente arraigado). Con ello, el gobierno chino podría estar alimentando justo aquellos sentimientos que dice combatir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario