«Querida madre: Espero que no llores por mucho tiempo y sepas perdonar a este hijo ignorante que ha arruinado su vida. Por ignorancia voy a dejar este mundo. Espero ser un mejor hijo en la siguiente vida. Hasta siempre». Son las últimas palabras que escribió Ai Qiang, un joven que acababa de cumplir 20 años cuando fue fusilado por robar y asesinar a un extraño. Y es uno de los 22 testimonios que recoge el inusual libro 'Cartas desde el corredor de la muerte'. Su autor, Huan Jinting, fue condenado por fraude y decidió relatar las historias que vio a su alrededor, «pero no para poner en tela de juicio la pena capital, sino para mostrar la dimensión humana de quienes consideramos villanos». Un policía de Zhengzhou cuenta cómo es el proceso de la ejecución. En la noche previa, el reo es conducido a una estancia especial, en la que varias personas velan para que no se suicide. Allí escribió Ai Qiang sus últimas palabras. Al día siguiente, es escoltado hasta el lugar del fusilamiento, que se mantiene en secreto para no atraer atención indeseada. Sólo aquellos agentes que han pasado estrictos tests psicotécnicos pueden quitar la vida a los presos, cuyas piernas se suelen atar con una cuerda, y tienen que entrenarse dos días antes de la ejecución. Utilizan AK-47 'Kalashnikov' y sólo pueden utilizar una bala. Nada de bayonetas para rematar. Eso sí, el proyectil está modificado para causar mayor daño en el cerebro.
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