miércoles, 28 de octubre de 2009

las mentiras se tapan con muertos



LOS CARA DE MONO ASESINAN DE NUEVO

Pekín (dpa). Dos tibetanos fueron ejecutados después de ser condenados a muerte acusados de provocar un incendio que arrastró a la muerte a seis personas durante los disturbios que sacudieron la capital tibetana, Lhasa, hace un año y medio, aseguró hoy la Campaña Internacional por el Tíbet (ICT, en sus siglas en inglés).

La embajada china en Londres confirmó las ejecuciones al Ministerio británico de Asuntos Exteriores. Un portavoz de ese Ministerio las condenó.

"Respetamos el derecho de China de llevar ante la Justicia a los responsables de la violencia en el Tíbet el año pasado, pero el Reino Unido se opone a la pena de muerte bajo cualquier circunstancia, y hemos expresado sistemáticamente nuestra preocupación por la falta de un proceso adecuado en estos casos en particular", sostuvo.

Un portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Ma Zhaoxu, se limitó a señalar que las sentencias fueron dictadas por la más alta instancia judicial en China.

De acuerdo con informaciones difundidas por medios chinos, uno de los dos condenados, Lobsang Gyaltsen, fue declarado culpable en abril de haber incendiado una tienda de ropa. Un propietario chino perdió la vida. El otro convicto, Loyak, supuestamente prendió fuego a una tienda de motos. En el incendio murieron al parecer cinco personas.

Según el Centro Tibetano para los Derechos Humanos y la Democracia (TCHRD) en la ciudad india de Dharamsala, el cadáver de Lobsang Gyaltsen fue entregado ya a su familia.

Las ejecuciones fueron efectuadas mediante fusilamiento. En el caso de Loyak la familia recibió las cenizas. Se trata de las primeras ejecuciones confirmadas de forma oficial en relación con los disturbios, informó la Campaña Internacional por el Tíbet desde su sede en Washington.

Sin embargo, las organizaciones de tibetanos exiliados no pudieron constatar otras dos ejecuciones que presuntamente tuvieron lugar la semana pasada.

Las protestas de los tibetanos contra la dominación china en la primavera (boreal) de 2008 fueron las más convulsas desde finales de los años 80. Desde Lhasa, donde los disturbios degeneraron en violentos ataques contra chinos de la etnia han, las manifestaciones se extendieron a otras regiones tibetanas.

La dura represión de las fuerzas de seguridad chinas desató protestas internacionales y empañó el paso de la antorcha olímpica por Francia, previo a los Juegos Olímpicos de Pekín.

Entre tanto, ocho premios Nobel de la Paz expresaron hoy su apoyo al líder espiritual tibetano Dalai Lama por su lucha pacífica por una "autonomía positiva", según un comunicado publicado en la página web del gobierno tibetano en el exilio.

En él elogiaron los esfuerzos pacíficos del Dalai Lama y el pueblo tibetano por preservar su cultura, religión, lenguaje e identidad ancestral en medio de una gran diversidad.

"Puesto que la cuestión del Tibet por desgracia continúa sin resolver y los tibetanos continúan soportando condiciones duras y represivas en el Tibet, nosotros, como premios Nobel de la Paz, deseamos expresar nuestra profunda preocupación por la supervivencia de la identidad tibetana y ofrecemos nuestro apoyo a Su Santidad por sus esfuerzos no violentos por obtener una autonomía significativa para el pueblo tibetano".

Asimismo, instaron al gobierno chino a "dar de inmediato pasos constructivos para resolver el estatus del Tíbet y poner fin a las políticas opresivas que continúan marginando y empobreciendo a los tibetanos en su propio país", aseveran en la misiva.

El comunicado fue entregado al Dalai Lama por tres de los premios Nobel de la Paz -Jody Williams, Shirin Ebadi y Mairead Maguire- durante una ceremonia pública en Dharamsala, donde viven los líderes tiebetanos exiliados.

El resto de signatarios fueron el arzobispo Demond Tutu, Rigoberta Menchú Tum, Adolfo Pérez Equivel, Betty Williams y Wangari Maathai.

El Dalai Lama, que huyó a la India en 1959 después de la ocupación china del Tíbet, aboga por una política que más bien aspira a una mayor autonomía para los tibetanos dentro de China antes que a la completa independencia.

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