Más Allá de la Ciencia nº 229
Textos Isabela Herranz Pérez
Aunque el yoga es conocido y practicado en Occidente desde hace décadas, algunas de sus modalidades no han empezado a divulgarse hasta hace poco. Es el caso del yoga tibetano del corazón, uno de los más efectivos y profundos. Tiene tres objetivos primordiales: revitalizar el cuerpo, relajar el espíritu y abrir el corazón a los demás.
“Me inicié en Hatha yoga al terminar mis estudios universitarios y poco después tuve una experiencia muy importante: descubrí que, en las condiciones adecuadas, el yoga físico puede ser un poderoso método para activar un profundo despertar espiritual. Busqué un profesor que me explicara qué me estaba sucediendo. Un año después conocí al maestro Gueshe Michael Roach y comprobé que el budismo tibetano daba respuesta a todas mis preguntas, de modo que empecé a estudiar con él”, explica Kimberley Veenhof, directora del Instituto de Estudios del Yoga (Yoga Studies Institute) e instructora de yoga tibetano del corazón (YTC).
PRÁCTICA TÁNTRICA
El YTC es una disciplina tántrica y, por tanto, diferente al yoga que se viene practicando en Occidente desde hace décadas. Constituye la síntesis de una antigua filosofía y ejercicios de yoga físico. Se trabaja desde el exterior con el cuerpo y la respiración y en el interior con el pensamiento, centrado en el corazón: “Según las antiguas enseñanzas tibetanas yóguicas asegura Kimberley–, es esencial trabajar tanto desde el interior como desde el exterior. Debemos hacer ambas cosas si queremos alcanzar a través del yoga los objetivos más elevados que andamos buscando: comprender el auténtico significado de nuestra vida y obtener respuestas a nuestras preguntas más profundas. El yoga no sólo sirve para perder peso o sentir menos ansiedad. Sirve para abrir nuestro corazón, para que amemos a todos los seres como nos amamos a nosotros mismos”. Cuando Kimberley conoció a Gueshe Michael Roach se dio cuenta de que ambos tenían la misión de difundir el YTC por todo el mundo. Juntos fundaron el citado instituto, una organización educativa sin ánimo de lucro que divulga el método por todo el mundo (ver recuadro en la pág. 67). Desde 2003 el yoga tibetano del corazón ha sido transmitido a más de 10.000 personas en África, Asia, América y Europa. En España también está creciendo su divulgación. Marta Moll, profesora acreditada por el Instituto de Estudios del Yoga, ofrece talleres y clases en Barcelona. Kimberley Veenhof ha estado en España en dos ocasiones impartiendo cursos de esta disciplina en Menorca.
BENEFICIOS DEL YTC: SALUD INTEGRAL
Entre los principales beneficios que reporta la práctica de yoga tibetano del corazón figuran los siguientes:
• Prolonga la vida.
• Limpia los canales energéticos.
• Previene desórdenes psíquicos y energéticos.
• Corrige desórdenes psíquicos.
• Potencia el despertar de la mente.
• Mejora la memoria.
• Proporciona una profunda experiencia espiritual.
UNIÓN DE LINAJES
El yoga tibetano del corazón procede de los primeros textos sobre yoga: Yoga Sutra, de Patanjali (siglo III a.C.) y Hatha Yoga Pradipika, de Svatmarama (siglo XIV). Los instructores más antiguos citados en el Hatha Yoga Pradipika proceden de las tradiciones hindúes y budistas. De este dato se deduce que el YTC se inició en la época en que estos dos linajes eran uno. Antes de la invasión mogola de la India, que se produjo alrededor del año 1000, los yoguis viajaban libremente entre la India y el Tíbet y compartían enseñanzas del yoga budista y del hindú. De este modo el linaje del yoga de la India pasó al Tíbet, mientras que la enseñanza budista tibetana influyó en el yoga hindú. Esta influencia cesó abruptamente con la invasión de la India por los mogoles, que permanecieron en este país durante cinco siglos. En ese momento surgieron dos linajes diferentes: el tibetano y el hindú. El linaje que sobrevivió en el Tíbet se fortaleció con la meditación y el denominado Raja yoga o yoga mental, que tiene como objetivo la comprensión de la realidad suprema. El yoga que sobrevivió en la India se fortaleció con la práctica del Hatha yoga o método físico. Con el yoga tibetano del corazón ambos linajes vuelven a unirse tras mil años de separación. Los mogoles destruyeron los monasterios budistas de la India donde se ofrecían enseñanzas de yoga, pero se mantuvo un linaje oral secreto. Entretanto, la tradición yóguica prosiguió en el Tíbet prácticamente inalterada. En el Tíbet actual se practica como una forma de estudio avanzado bajo el nombre de Anutara Yoga Tantra y se considera una rama tántrica del budismo Vajrayana, el Camino del Diamante. Debido a que se transmite de profesor a estudiante directamente es difícil encontrar material escrito al respecto.
NUEVA PERSPECTIVA
Algunos testimonios de personas que practican este tipo de yoga ponen de manifiesto lo fundamental que está siendo en sus vidas. Eleonora Trani es una de ellas: “Conozco el yoga tibetano del corazón desde hace unos meses. Había practicado yoga con anterioridad en un gimnasio y reconocía el valor de esta disciplina, pero a pesar de ello no experimentaba cambio alguno en mi mente y en mi corazón. Sin embargo, cuando inicié mi formación en YTC se abrió una perspectiva nueva y fascinante: me di cuenta enseguida de que en este yoga la práctica de asanas está íntimamente ligada a la mente y la apertura del corazón. Así empecé una búsqueda personal para reconocer el potencial espiritual que hay en mí y en los demás. Estoy experimentando un cambio real en mi vida: me encuentro más fuerte, mi mente empieza a ser un poco más firme y equilibrada y, sobre todo, he vuelto a sentir el corazón en mi pecho”, relata.
DIEZ SERIES
El Instituto de Estudios del Yoga ha desarrollado diez series para la enseñanza del YTC. Cada una de ellas tiene que ver con un texto tibetano específico. En todas se practican antiguas asanas asociadas a distintos enfoques relacionados con el corazón. La serie I procede fundamentalmente, por ejemplo, de El libro de las tres creencias, de Je Tsong Kapa (1357- 1419). “En esta serie utilizamos una práctica bautizada con el término tibetano tonglen, que significa ‘dar y tomar’–explica Kimberley–. Nos centramos expresamente en eliminar el dolor de otras personas y darles mentalmente todo lo que desean mientras practicamos asanas de yoga.” Esta preocupación por los demás es el núcleo que hace florecer el yoga físico. Cuidar a los demás, desarrollar el amor y la compasión, es la esencia del yoga tibetano del corazón: “El verdadero propósito del yoga es que puedas verte en el contexto de la realidad y comprender por qué estás aquí. Nos impulsa radicalmente hacia nuestra evolución final”, concluye Kimberley.
EVOLUCIÓN ESPIRITUAL
El YTC constituye una poderosa herramienta, ya que trabaja sobre cinco esferas: el cuerpo, la respiración, el prana o chi (energía vital), los pensamientos y el karma. Mientras se realizan las posturas, se trabaja la respiración y se dirigen los pensamientos y el chi hacia aspectos como la sabiduría, la compasión o la generosidad. Este sistema integra así todo el ser y supone una experiencia curativa, fortalecedora y tranquilizante. Muchas de las asanas que se realizan resultarán familiares para los practicantes de yoga, pero también hay posturas completamente nuevas que permiten potenciar los efectos de las más familiares. Las asanas sirven para fortalecer y equilibrar el organismo, mejorando la respiración y la salud en general. El YTC es una práctica profunda y efectiva porque no sólo trabaja la integración del cuerpo y la mente, sino que se plantan semillas de bondad para cambiar el curso de la vida. No se trata de un yoga sencillo, constituido por meros ejercicios físicos, sino de un método de transformación de la vida destinado a generar cuerpos de luz y estados de claridad mental superiores. Para avanzar en el YTC es muy importante conocer cuáles son nuestros obstáculos internos y descubrir nuestro potencial oculto. Este conocimiento nos ofrece un entendimiento profundo del cuerpo y de cómo iluminar nuestra mente.
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