Pekín, 28 abr - El gobierno y la prensa oficial de China calificaron hoy de "ilegal" al electo primer ministro tibetano en el exilio, el profesor Lobsang Sangay, que asumirá buena parte de las funciones políticas del líder espiritual tibetano, el Dalái Lama, de 75 años.
"El así llamado gobierno tibetano en el exilio es una organización ilegal establecida por el Dalái Lama en el extranjero", aseguró hoy el portavoz de turno del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Hong Lei, en rueda de prensa.
Dicho gobierno "está vinculado a actividades independentistas y separatistas, y ningún país en el mundo lo reconoce", concluyó Hong.
Sangay será el tercer 'kalon tripa' (primer ministro) del Gobierno tibetano en el exilio, que tiene su sede en la ciudad norteña india de Dharamsala, en la que se refugió el Dalái Lama tras el fracaso de la revuelta tibetana contra China del año 1959, pero a diferencia de los anteriores su cargo tendrá más peso político.
Los tibetanos que viven en el exilio eligieron por votación a Sangay, de 43 años, profesor de Harvard, para que prosiga con la labor política del monje, que mantiene sus cargos religiosos y está considerado por Pekín como uno de sus principales enemigos.
El portavoz Hong repetía así las palabras del diario nacionalista "Global Times", órgano de expresión del Partido Comunista de China (PCCh, en el poder desde 1949), que hoy tachaba de "ilegal" a Sangay, del que destaca que "nunca ha estado en el Tíbet".
Desde que la región cayó bajo dominio chino en 1949 se han exiliado 140.000 tibetanos por la presión que ejerce Pekín sobre la etnia autóctona. Sangay es uno de estos hijos de exiliados sin posibilidad de regresar a la región autónoma.
El experto en Derecho en Asia Oriental fue "un líder del Congreso de la Juventud Tibetana, una organización radical creada por la camarilla del Dalái Lama que abiertamente insta a la violencia en su búsqueda de la 'independencia tibetana", asegura el rotativo en otro de sus artículos propagandísticos.
Emulando las palabras del portavoz Hong Lei de hace un mes, cuando aseguró que el anuncio de retirada del líder espiritual era un "engaño a la comunidad internacional", un experto citado por el rotativo asegura que la elección de Sangay es "un espectáculo político".
Lobsang Sangay logró ayer el 55 por ciento de los casi 49.200 votos emitidos por los tibetanos en el exilio en las elecciones de marzo pasado, y es famoso por su capacidad para negociar con China.
El estado de salud del Premio Nobel de la Paz 1989 ha abierto también un debate acerca de su sucesión espiritual, para la que el anciano monje ha propuesto medidas innovadoras dentro de la tradición budista de la "reencarnación" para buscar al líder religioso, lo que puede durar años.
Ese plazo, señalan analistas, daría a Pekín un margen para actuar y escoger su propia "reencarnación", por lo que el Dalái Lama ha propuesto que su reencarnación debería decidirla el pueblo tibetano, o bien podría escogerla antes de morir, un proceso inusual, pero ha asegurado que no lo hará en China ni en un país no democrático.
Con el establecimiento de un gobierno elegido democráticamente en el exilio y desvinculando ese papel de su poder religioso, el Dalái Lama bloquea la posibilidad de que Pekín escoja a un sucesor político tras su muerte, sostienen los expertos
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