El entorno porteño estaba complicado : una avenida principal cortada, pocos taxis y ocupados, y gente caminando con prisa y llevándose a otros por delante. Pero el Dalai Lama apareció ayer en el Luna Park y cambió notablemente la atmósfera: 5 mil personas lo escucharon por la mañana y otras 6 mil por la tarde . Cuando salían de ese centro que durante años fue sinónimo de boxeo y golpes, desbordaban de alegría y calma . Y eso que el líder espiritual del pueblo tibetano no les dio una receta facilista para enfrentar los problemas. Dijo: “ No existen los milagros . Todo depende de nuestras propias fortalezas”.
Fue el tercer día del Dalai Lama en la Argentina (en su cuarta visita). Hoy saldrá en avión hacia San Pablo, Brasil, y tras varias conferencias allí volverá a su lugar de residencia: una casa sencilla en Dharamsala, India . Durante sus días en suelo argentino, mantuvo a rajatabla su rutina.
Se levantó a las 3.30 de la madrugada para hacer las prácticas de meditación que aquietan los torbellinos de la mente, y desayunó a las 7 de la mañana. A las 9 recibió en el hotel en el que se alojó a la diva argentina Susana Giménez . El encuentro grabado se pasó anoche por Telefé .
A las 10, el Dalai Lama ya estaba en el Luna Park, donde lo esperaba gente de todas las edades (aunque pocos chicos) que había pagado entradas que oscilaban entre los 50 y los 400 pesos . La recaudación se destinará a organizaciones no gubernamentales, como Red Solidaria y Fundación Conin, entre otras.
El tema de la charla de la mañana era “Encontrando felicidad en tiempos difíciles”. Fue desglosando diferentes puntos para considerar cuando los seres humanos se preocupan demasiado por sus problemas , tienen miedo, sufren por celos o se enojan. “ Ni rezar ni dejar de pensar en ellos son la salida . La fuente es el egocentrismo y hacia allí debemos dirigir nuestra atención. Si pasamos a preocuparnos por el interés ajeno y tenemos un acercamiento realista y holístico, nuestro estado será diferente”, dijo el hombre, que tiene 76 años y no exhibe casi arrugas en su cara .
Mencionó al ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush: contó que le había caído bien . Pero poco después supo que Bush con el objetivo de “traer paz a Irak”, había usado un método “irrealista que trajo más complicaciones”. Se ocupó después de manifestarle que tenía sus reserva con su política exterior. Consideró que tener una mente calma permite desarrollar métodos realistas y a largo plazo y contar con un sistema inmune que se encuentre fuerte para cuando se enfrente a una enfermedad.
“Nuestro estado mental influencia en nuestra salud” , enfatizó, y recordó resultados de investigaciones científicas.
Contó que su madre –que era analfabeta, y “de gran corazón”– lo cargaba en sus espaldas cuando era niño. El le agarraba las orejas para indicarle la dirección hacia donde quería ir. “Si no me hacía caso, yo pataleaba”. Sostuvo que su madre dejó en su persona “ una semilla del sentimiento de amor y compasión por los demás”. ¿Cómo vivir si no se recibió el afecto de la madre?, le preguntó por escrito alguien del público. “No hay que tener rencor y pensar que hay otros seres que sí pueden darnos afecto ”. Por la tarde, se volvió a sentar en el escenario con la postura de Loto (cada pie sobre el muslo de la pierna opuesta) y aclaró que “hay que respetar a todas las religiones” . Explicó en qué consiste el budismo y habló sobre los diferentes pasos –incluyendo técnicas de respiración– para entrenar la mente . Se frenó cuando descubrió que había diferencias en un texto que le habían dado también al público según se leyera en español o tibetano. Igual, mantuvo la sonrisa. Siguió su propio consejo: “No se dejen conmover por contrariedades” .
Fue el tercer día del Dalai Lama en la Argentina (en su cuarta visita). Hoy saldrá en avión hacia San Pablo, Brasil, y tras varias conferencias allí volverá a su lugar de residencia: una casa sencilla en Dharamsala, India . Durante sus días en suelo argentino, mantuvo a rajatabla su rutina.
Se levantó a las 3.30 de la madrugada para hacer las prácticas de meditación que aquietan los torbellinos de la mente, y desayunó a las 7 de la mañana. A las 9 recibió en el hotel en el que se alojó a la diva argentina Susana Giménez . El encuentro grabado se pasó anoche por Telefé .
A las 10, el Dalai Lama ya estaba en el Luna Park, donde lo esperaba gente de todas las edades (aunque pocos chicos) que había pagado entradas que oscilaban entre los 50 y los 400 pesos . La recaudación se destinará a organizaciones no gubernamentales, como Red Solidaria y Fundación Conin, entre otras.
El tema de la charla de la mañana era “Encontrando felicidad en tiempos difíciles”. Fue desglosando diferentes puntos para considerar cuando los seres humanos se preocupan demasiado por sus problemas , tienen miedo, sufren por celos o se enojan. “ Ni rezar ni dejar de pensar en ellos son la salida . La fuente es el egocentrismo y hacia allí debemos dirigir nuestra atención. Si pasamos a preocuparnos por el interés ajeno y tenemos un acercamiento realista y holístico, nuestro estado será diferente”, dijo el hombre, que tiene 76 años y no exhibe casi arrugas en su cara .
Mencionó al ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush: contó que le había caído bien . Pero poco después supo que Bush con el objetivo de “traer paz a Irak”, había usado un método “irrealista que trajo más complicaciones”. Se ocupó después de manifestarle que tenía sus reserva con su política exterior. Consideró que tener una mente calma permite desarrollar métodos realistas y a largo plazo y contar con un sistema inmune que se encuentre fuerte para cuando se enfrente a una enfermedad.
“Nuestro estado mental influencia en nuestra salud” , enfatizó, y recordó resultados de investigaciones científicas.
Contó que su madre –que era analfabeta, y “de gran corazón”– lo cargaba en sus espaldas cuando era niño. El le agarraba las orejas para indicarle la dirección hacia donde quería ir. “Si no me hacía caso, yo pataleaba”. Sostuvo que su madre dejó en su persona “ una semilla del sentimiento de amor y compasión por los demás”. ¿Cómo vivir si no se recibió el afecto de la madre?, le preguntó por escrito alguien del público. “No hay que tener rencor y pensar que hay otros seres que sí pueden darnos afecto ”. Por la tarde, se volvió a sentar en el escenario con la postura de Loto (cada pie sobre el muslo de la pierna opuesta) y aclaró que “hay que respetar a todas las religiones” . Explicó en qué consiste el budismo y habló sobre los diferentes pasos –incluyendo técnicas de respiración– para entrenar la mente . Se frenó cuando descubrió que había diferencias en un texto que le habían dado también al público según se leyera en español o tibetano. Igual, mantuvo la sonrisa. Siguió su propio consejo: “No se dejen conmover por contrariedades” .
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