martes, 20 de octubre de 2009
y dale con CHINA, es que no para
No es fácil ser Nepal. Clasificado entre los 48 países menos desarrollados, intercalado entre los gigantes emergentes asiáticos: India y China; gobernado por un Gobierno caótico que lucha para normalizar el país a raíz de una insurgencia maoísta de nueve años, plagado por una corrupción endémica y los impactos crecientes del cambio climático en el Himalaya; Nepal tiene mucho sobre su plato. Ahora, sin embargo, la creciente influencia de China ha añadido rivalidades regionales a los problemas del gobierno.La semana pasada, exiliados tibetanos en todo el mundo celebraron el 49º día de la democracia, marcando el esfuerzo por establecer una gestión democrática de sus propios asuntos. En Katmandú, esto dio como resultado la detención de nueve manifestantes tibetanos en Boudanath, en las afueras de la ciudad, cerca de uno de los principales asentamientos de refugiados tibetanos. Como una buena medida, una mujer tibetana y su hijo fueron detenidos a unas 10 millas de distancia ˆen el terreno, de acuerdo a la policía, en el que ellos "caminaban en dirección" a Boudanath.La manifestación era pacífica y, en esta democracia nepalí recientemente acuñada, es difícil ver a quien se ha ofendido ˆexcepto por la delegación China de alto nivel ubicada en el cercano Hotel Hyatt. Y, por supuesto, este es el punto. Nepal ha estado tradicionalmente bajo la influencia de la India, con la que comparte fuertes lazos culturales y una larga y abierta frontera. Muchos de los partidos políticos de Nepal tienen estrechos vínculos con sus contrapartes indias y, cuando las cosas van mal entre los dos, al Nepal sin litoral se le puede recordar que puede tener la mayoría de sus suministros vitales por la cortesía de su vecino del sur. Cualquier obstrucción a la ruta de suministros podría rápidamente causarle problemas.China, hasta hace poco, era un jugador menor: la frontera es montañosa y sin embargo hay vínculos históricos culturales y comerciales con Tíbet, y tanto Nepal como la India hospedan a una población considerable de refugiados tibetanos; Nepal no ha sido históricamente dependiente de la buena voluntad de China. Pero ahora está presionando sus músculos sobre Nepal, y su objetivo es la comunidad de refugiados tibetanos. Las manifestaciones tibetanas en Nepal, sostiene Beijing, son "insultantes" para Beijing, y la frontera abierta de Nepal con la India, dice, es un riesgo para la seguridad de China. El mes pasado, funcionarios de seguridad de Nepal fueron convocados a la capital tibetana, Lhasa, para escuchar una larga lista de quejas chinas. Como resultado, se ha intensificado la seguridad en la frontera China-Nepal. En febrero de 2008, justo antes de la marcha del levantamiento en el Tíbet, funcionarios chinos y la policía nepalí asaltaron un refugio de las Naciones Unidas en Katmandú para detener a un fugitivo tibetano a quien los chinos acusaron de asesinato. No se ha sabido nada del fugitivo desde entonces. Ahora Beijing está presionando para que haya un tratado de extradición con Nepal.Los funcionarios de seguridad de China ahora operan con regularidad en la parte de la frontera nepalí. Desde el levantamiento tibetano, las operaciones chinas dentro de Nepal se han vuelto más obvias. Como resultado del endurecimiento de la seguridad fronteriza, el flujo de refugiados del Tíbet en Nepal ha disminuido de unos 2.500 por año, a sólo 500 desde marzo del año pasado, a pesar de la continua represión dentro del Tíbet.Desde 1990, el Gobierno de Nepal no ha permitido a los tibetanos registrarse como refugiados, pero ha continuado ofreciéndoles una ruta de tránsito importante hacia la India. Ahora, bajo la presión China, las opciones para los tibetanos están siendo cerradas. Incluso ofertas de terceros países están siendo afectadas: el Gobierno de Estados Unidos ha ofrecido visados a 5.000 refugiados tibetanos. Curiosamente, Nepal no les permitirá salir.Cada vez más, sus opciones se están reduciendo también en Nepal. Los refugiados tibetanos no pueden poseer legalmente propiedades, viajar, ir a la universidad, conducir automóviles o poseer sus propias empresas. A pesar de su larga presencia en el país, no pueden registrar a sus hijos nacidos en Nepal. Obligados a aceptar acuerdos no oficiales para sobrevivir, se convierten en un blanco fácil para la extorsión de todo el mundo desde la policía, hasta los partidos políticos que están en busca de fondos. Liderando éstos están los maoístas, cuyas exorbitantes exigencias han llevado a la bancarrota a muchas empresas tibetanas.Los tibetanos son la segunda comunidad de refugiados más antigua de todo el mundo después de los palestinos. Históricamente, la India y Nepal han sido anfitriones comprensivos, a pesar de sus propias dificultades nacionales. Hoy en día, bajo la presión China, esto está cambiando. Después de más de 50 años, las perspectivas de lo que habían sido comunidades autónomas que trabajaban duro, están siendo obstruidas, a la vez que se deterioran las condiciones en su patria. Los medios de comunicación locales en Katmandú han publicado historias altamente inverosímiles acerca de preparativos de los tibetanos, apoyados por los embajadores de los Estados Unidos y de varios países de la Unión Europea, para el derrocamiento armado del Gobierno en Beijing. Nepal está utilizando leyes internas de seguridad para detener a los tibetanos con pretextos insustanciales. Privados de los derechos civiles, de los medios de vida y de pasaportes, y con sus ahorros agotados por la extorsión, los refugiados son cada vez más vulnerables.Tensiones de bajo nivel entre China y la India suceden con regularidad transversalmente en los Himalayas, a través de incursiones transfronterizas en disputas e intentos chinos para bloquear el desarrollo de infraestructura en el territorio indio. Esto forma parte de una rivalidad regional grave pero controlada. Pero para los vulnerables refugiados tibetanos, el creciente alcance de China en Nepal amenaza con no dejarles ningún lugar a donde escapar.Escritora, periodista, reportera, comentarista, presentadora de radio, Isabel Hilton es una renombrada profesora de relaciones internacionales. Es miembro del "Royal Institute of International Affairs" (Real Instituto de Asuntos Internacionales) y ocupa un cargo en el Consejo Editorial de Asuntos Internacionales. También es miembro de la Asociación Británica de Académicos sobre China y forma parte del Comité Consultivo de la Oficina de América Latina. Actualmente está trabajando en un libro de recopilación de reportajes, además de estar escribiendo sobre Pakistán, Afganistán, Tíbet, India y Oriente Medio. Habla fluidamente chino, español, francés y alemán.Traducido al español por Lorena Wong.
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