Según datos publicados por el portal Sina.com, las autoridades birmanas entregaron el pasado 18 de enero a las chinas a estos 18 refugiados, de los que hasta 3 podrían ser mujeres.
Se trata de la segunda deportación conocida de uigures huidos tras la violencia étnica que tuvo lugar el 5 de julio de 2009 en la región autónoma occidental china de Xinjiang entre esta etnia y los colonos han, en la que murieron 196 personas y otras 1.600 resultaron heridas.
En diciembre, unos veinte miembros de esta etnia turcomana de fe musulmana que pidieron asilo político en Camboya fueron deportados a China en mitad del proceso de solicitud, lo que infringió los acuerdos internacionales para refugiados de la ONU.
La UAA ha pide al gobierno chino que aclare estas noticias y, en caso de ser ciertas, que facilite información sobre el actual paradero y el trato que están recibiendo los expulsados desde Birmania.
"Pedimos a la comunidad internacional que tome todas las medidas para establecer la actual situación de esas 18 personas y garantizar que son tratadas de acuerdo con las leyes internacionales", señaló la líder uigur en el exilio, Rebiya Kadeer, a quien Pekín acusó de haber instigado las protestas de julio, un extremo que ella niega.
Kadeer, exiliada en Washington, acusó a las autoridades chinas de "insistir en que todos los uigures que buscan refugio en otros países son delincuentes, sin ofrecer evidencias que apoyen esas acusaciones, y una vez en China no se vuelve a saber de ellos".
Para la activista, candidata al Nobel de la Paz en varias ocasiones, la negativa del gobierno chino a permitir que estos uigures sean considerados refugiados políticos demuestra el temor de Pekín a admitir "las terribles condiciones" en las que vive su pueblo.
La UAA teme que los uigures deportados puedan sufrir graves persecuciones, torturas y posibles ejecuciones, mientras que Pekín sigue sin dar respuesta a las peticiones de EEUU, la UE o de la Agencia para los Refugiados de la ONU sobre su paradero.
Las relaciones entre China y Birmania (Myanmar) han registrado a veces tensiones fronterizas, como la entrada ilegal de 37.000 refugiados birmanos en agosto de 2009 tras una operación militar contra un grupo rebelde en el país asiático.
Pekín está estrechando el cerco a los uigures que huyen a otros países asiáticos con los que comparten similitudes raciales y culturales, como Kazajistán y Kirguizistán, donde muchos miembros de esta etnia han "desaparecido" o han sido extraditados a China.
El 13 de enero, las autoridades locales anunciaron que duplicarán el gasto en seguridad en Xinjiang hasta 423 millones de dólares este año, por lo que la UAA teme que la represión contra su etnia se refuerce.
Hasta esta semana, 25 uigures y un chino de etnia han fueron condenados a muerte por su presunta implicación de los disturbios de julio, y por lo menos 9 fueron ejecutados hasta el pasado mes de noviembre. EFE
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