viernes, 7 de agosto de 2009

La fascinación del Dalai Lama en Occidente

El líder espiritual y político del Tíbet, de 74 años, galardonado con el Premio Nobel visita Suiza por 22ª vez. En su conferencia pública de dos días en Lausana reunió a trece mil personas.
Las apariciones del Dalai Lama provocan el malestar de las autoridades chinas y un gran interés en Occidente.
Las enseñanzas budistas del Dalai Lama en Lausana provocaron el interés de 13.000 personas.
Un hombre de unos 50 años menciona sobre su participación en la conferencia pública del líder tibetano:
"Yo no conozco mucho sobre el budismo y otros temas como la reencarnación, pero ocupan mi pensamiento desde hace mucho tiempo. Vine, sobre todo, para estar cerca de esta personalidad. Me cuesta trabajo entender qué es la reencarnación del Buda, pero lo que me gusta del Dalai Lama es que él afirma que sigue siendo un hombre".
La gente llegada a Lausana para ver al Dalai Lama viene de toda Europa, de Asia y de los Estados Unidos. Entre las caras conocidas se encuentra Jean-Robert Allaz, vicario episcopal de Lausana: "Represento al obispo de la Diócesis. Me complace estar presente ante este jefe religioso, preocupado también por la dimensión espiritual de un mundo tan material".
Suiza, el primero en recibir refugiados
El máximo representante tibetano recordó que Suiza fue el primer país en recibir a unos 1.000 tibetanos tras la represión china hace 5 décadas. Actualmente esta comunidad tibetana en el país alpino representa unas 4.000 personas.
El jefe espiritual se dijo impresionado por el número de personas venidas de culturas tan diversas para escuchar sus enseñanzas.
Sobre el tema de la conferencia, indicó: "La paz no significa la ausencia de la guerra o de la violencia, sino que es la prevención de la violencia, con confianza, en lugar de miedo. Con el desarrollo de la compasión y el altruismo se puede esperar esta paz interior que crea la paz en el mundo".
No a todos complace la presencia del líder tibetano
Pero no a todos gusta la presencia del dirigente tibetano en Suiza. "Mis amigos están molestos e incluso hablaron de manifestarse en Lausana. No comprendemos el porqué se idealiza a este personaje tan poco democrático", indica a swissinfo.ch una ciudadana china residente en Suiza, quien prefiere guardar el anonimato. Junto con otra joven, advierte que en la escuela aprendió que "el pueblo tibetano siempre ha sido pobre, bajo la represión del alto clero budista".
Y aunque ambas chicas admiten que estos conceptos emanan de la "propaganda política", afirman que China ha invertido mucho en el desarrollo del Tíbet y que los chinos tienen otras prioridades, entre ellas su propio desarrollo.
Alimento a la crisis espiritual en Occidente
Sobre la atracción por el Dalai Lama en Occidente, el periodista y experto del budismo, Jean-Marc Falcombello, indica que las expectativas creadas por la crisis espiritual en esa zona del globo se alimentan de la imagen perfecta de la figura del líder tibetano.
Pero el reportero considera que la imagen del Dalai Lama crea confusión: "La idea de que la potencia de la imagen del Dalai Lama es un respaldo poderoso a favor de la causa tibetana carece de fundamento, puesto que si fuera el caso, la situación del Tíbet habría avanzado hacia una solución, lo que manifiestamente no ha ocurrido".
Y es que en 50 años, ningún Estado occidental ha reconocido al gobierno tibetano en el exilio, dirigido por el Dalai Lama. En sus anteriores 21 visitas a Suiza, el laureado con el Premio Nobel de la Paz jamás ha sido recibido oficialmente por las autoridades federales, aunque ha tenido encuentros con algunos de sus miembros. De hecho, ésta es la primera vez desde hace diez años que el Ejecutivo suizo renuncia a encontrarse con el guía espiritual de los tibetanos.
China: un huésped, "sin invitación", afirma el Dalai
El Dalai Lama no se mostró a disgusto por el hecho de no haber sido recibido en Berna y explicó en rueda de prensa en Lausana que "la causa real del problema tibetano, -como usualmente lo describo-, es que un nuevo huésped llegó al Tíbet sin invitación y por la fuerza. Desde hace 60 años no se han preocupado por los sentimientos de los tibetanos".
En declaraciones a swissinfo.ch, el Dalai Lama dijo comprender la preocupación de los gobiernos occidentales por mantener buenas relaciones con China, aunque recordó las señales positivas a favor de su tierra:
"Observe el caso de Palestina. El problema existe desde 1948 y aún sigue. Estos conflictos no son fáciles de resolver. En el caso chino, de la Republica Popular de China -el país más poblado del mundo y que en décadas recientes ha adquirido relevante importancia a nivel económico-, es comprensible que a la gente le interese tener buenas relaciones con ella. Creo, tal vez, que el gobierno suizo también ha estado preocupado por sus buenas relaciones con China. A pesar de ello, pienso que la voz del Tíbet en muchas partes del mundo es bastante fuerte. En el Parlamento Europeo se han aprobado resoluciones a su favor y en el Congreso estadounidense, además de la existencia de diversos grupos parlamentarios en varios países democráticos que apoyan la causa tibetana". (Ver vídeo)
Confusión de géneros
"Hay jóvenes que sienten mucha frustración y cuestionan la posición pacifista del Dalai Lama, pero que no ponen en duda la validez del comportamiento del líder tibetano, lo que resulta una contradicción", explica sobre el discurso del reconocido visitante tibetano Claude Levenson, periodista especializada en Asia y autora de varios libros.
"Nadie puede negar el efecto que provoca la mediatización del representante espiritual para que no caiga en el olvido el sufrimiento del pueblo tibetano. Paradójicamente, la confusión de géneros entre lo religioso y lo político facilita la posición de Pekín", considera Jean-Marc Falcombello, quien advierte que esa "ironía" hace que el Partido Comunista chino deba abordar asuntos religiosos tibetanos.
Sobre el futuro de las relaciones chino-tibetanas, algunos sinólogos señalan que los historiadores oficiales chinos comienzan a reconocer que la idea de la gran nación china surgió en 1911 y, sobre todo, a la llegada de los comunistas, "un gran paso hacia adelante, tal vez apenas el primero", concluye Falcombello.
Isabelle Eichenberger y Raffaella Rossello, swissinfo.ch(Adaptación: Patricia Islas Züttel)

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