Por medio del control de lo que informan los medios de prensa, los líderes del Partido Comunista chino han ejercido el poder sobre la opinión pública.
Esa política se extendió a Internet, y muchos sitios electrónicos son bloqueados por lo que se ha dado en llamar “la gran muralla-cortafuegos china”.
Rumores y opiniones
Pero el ciberespacio -donde los puntos de vista pueden expresarse de manera instantánea y anónima- no es tan fácil de controlar como los medios de información tradicionales.
Comentarios, rumores y opiniones pueden diseminarse fácilmente y sortear la censura.
Por eso, en lugar de sólo impedir que la gente se exprese, el gobierno también está intentando cambiar lo que la gente piensa.
Para conseguirlo, se vale de los comentaristas, especialmente entrenados e ideológicamente seguros.
El grupo que ellos forman ha sido bautizado como “el partido de los 50 centavos” debido a que esa es la cifra que, se estima, reciben como pago por cada comentario positivo: el equivalente a US$0,07.
“Casi todas las dependencias gubernamentales enfrentan una crítica que se escapa de su control”, expresa Xiao Qiang, de la Universidad de California, en Berkeley, en Estados Unidos.
“No hay mucho que ellas puedan hacer aparte de organizar sus propios equipos para limpiar la imagen y hacer relaciones públicas”, añade el profesor de Periodismo, quien se especializa en temas chinos.
Limpiando la imagen
Un documento emitido por la oficina de seguridad pública en la ciudad de Jiaozuo, en la provincia de Henan, ensalza el éxito del trabajo de los comentaristas.
El texto se refiere al caso de un ciudadano descontento que publicó un comentario contra la policía de tránsito después de haber sido multado.
Uno de los empleados de la oficina de seguridad informó sobre el comentario en un lapso de diez minutos tras su publicación.
Entonces los comentaristas entraron en acción y dejaron más de 120 comentarios que cambiaron el tono del debate.
“Veinte minutos más tarde, la mayoría de las opiniones favorecían a la policía. De hecho, muchos participantes en la discusión comenzaron a condenar al ciudadano descontento que inició el debate”, expresa el informe.
Estos comentaristas de Internet que trabajan para el gobierno obviamente tienen que mostrar su lealtad y apoyo a las autoridades.
Además, necesitan otras características, como deja claro un documento interno emitido por el Departamento de Higiene de la ciudad de Nanning, en la provincia de Guangxi.
“Ellos necesitan poseer cualidades políticas y profesionales y tener un espíritu pionero y emprendedor”, manifiesta el documento.
Y, claro está, necesitan reaccionar con rapidez.
“Decenas de miles”
La práctica de contratar a estos comentaristas se inició hace un par de años cuando a los gobiernos locales se les comenzó a hacer difícil controlar a la opinión pública.
Al no poder dejar sólo a Pekín la responsabilidad de monitorear y bloquear cada sitio referido a temas locales se les ocurrió la idea.
Según los expertos, los comentaristas podrían contarse por decenas de miles.
Incluso se dice que se han establecido centros especiales para el entrenamiento del nuevo ejército chino de limpieza de la imagen.
Su trabajo es más relevante de lo que sería en cualquier otro lugar del mundo.
“Políticamente, Internet es más importante en China que en cualquier otra sociedad porque es el único espacio donde la gente puede airear sus opiniones en público, opina el profesor Xiao.
Este es un punto que el presidente chino, Hu Jiantao, no pasa por alto.
A principios de años, en una entrevista durante un foro en línea, el mandatario aseguró que era importante establecer “un nuevo conjunto de normas” para regir Internet.
El ejército chino de comentaristas en la red tiene una larga tarea por delante.
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