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sábado, 4 de junio de 2011

22 años despues los asesinos siguen libres

Para el gobernante Partido Comunista chino, las manifestaciones que congestionaron en 1989 la plaza de Tiananmen en Pekín y se extendieron a otras ciudades siguen siendo un tabú, mucho más este año en medio de una campaña contra los disidentes a raíz de las revueltas en varios países árabes.

El aniversario de la represión contra el movimiento encabezado por estudiantes es hoy y tres hombres que participaron en las protestas –Jiang Yaqun, de 75 años, Miao Deshun, de 48, y Yang Pu, de 47– siguen en la cárcel Yanqing de Pekín a donde son enviados los reos enfermos.

Otros dos –Chang Jingqiang, de 43 años, y Li Yujun, de 48– están en otra prisión de la capital china.

Los cinco eran parte del millón de estudiantes y trabajadores que se reunieron en las calles de Pekín en 1989 para pedir democracia, un movimiento que terminó antes del amanecer del 4 de junio cuando los tanques entraron en la plaza de Tiananmen. Jiang y Miao han estado presos durante un tiempo inusualmente largo, dijo Joshua Rosenzweig, investigador de la Fundación Dui Hua, un grupo estadounidense basado en Hong Kong que trabaja por la liberación de los presos políticos chinos.

Inicialmente recibieron condenas de muerte suspendidas, que luego fueron conmutadas por la cadena perpetua y luego a penas de 20 años. Jiang saldría de la cárcel en octubre del 2013 y Miao en septiembre del 2018, según Dui Hua. Jiang, condenado por “sabotaje contrarrevolucionario”, sufre de retraso mental leve.

viernes, 29 de octubre de 2010

Aumenta la represión a activistas chinos por el Nobel de la Paz, denuncia ONG

Pekín, 29 oct (EFE).- Los disidentes chinos están siendo sometidos a la mayor campaña de detenciones y represión de los últimos años para evitar que se pronuncien sobre la concesión del premio Nobel de la Paz al intelectual encarcelado Liu Xiaobo, denunció hoy la ONG Human Rights in China (HRIC).
El grupo, que se mantiene en contacto con los afectados, denunció en un comunicado que casi 40 disidentes se encuentran en esta situación, el mayor número de detenidos desde los Juegos Olímpicos de 2008 o el 60 aniversario de la República Popular en 2009.
Observadores consultados por esta ONG predicen que esta campaña va a continuar y que es posible que el arresto domiciliario se amplíe a más personas.
El abogado Zhang Hui ha compilado la lista de 39 detenidos en arresto domiciliario y vigilados, entre ellos académicos, disidentes, ciberdisidentes, religiosos, cineastas, funcionarios retirados, empresarios y firmantes de la "Carta 08", el manifiesto político redactado por Liu Xiaobo para pedir reformas democráticas.
El caso más grave es el de la propia esposa del nobel, Liu Xia, en arresto domiciliario ilegal desde que el 8 de octubre se supo que su marido había ganado el galardón.
Además, los agentes que vigilan a Liu han cortado todas sus comunicaciones, por lo que se desconoce su situación.
La lista también incluye a los escritores Hu Shigen y Yu Jie, a los fundadores de Madres de Tiananmen Ding Zilin y Jiang Peikun, o el abogado Teng Biao, que ha sido advertido para que deje de facilitar datos de detenidos a la prensa.
Hu Shigen informó el miércoles pasado de que desde el 8 de octubre 24 policías lo vigilan por turnos, mientras que a Yu Jie se le ha prohibido abandonar su domicilio en los últimos once días.
Al mismo tiempo, varios sitios web en chino sobre derechos humanos han sido censuradas en los últimos días, aunque se desconoce el motivo, según HRIC.
"Esta campaña confirma la gravedad de los abusos de autoridad en materia de derechos humanos en China y de la necesidad de denunciarlos", señaló en el comunicado Sharon Hom, directora ejecutiva de HRIC. EFE

viernes, 8 de octubre de 2010

Liu Xiaobo premio Nobel de la paz

El disidente chino Liu Xiaobo, Premio Nobel de la Paz 2010
Foto: La esposa de Liu Xiaobo muestra fotos de su marido. Foto: Reuters

Mediador entre el Ejército y los estudiantes que se manifestaron en Tiananmen, este profesor de Literatura cumple una pena de once años de prisión por liderar la “Carta 08” por la democracia en China

Liu Xiaobo y otros disidentes chinos como Hu Jia y Gao Zhiseng eran candidatos fijos desde hace años, aunque sonaban menos que en 2008, cuando el aniversario de la masacre de Tiananmen los colocaba supuestamente como máximos favoritos.
La elección de Liu Xiaobo no es bien recibida en Pekín, algo que ha admitido el director del Instituto Nobel, Geir Lundestad, al revelar que un alto cargo del Gobierno chino le advirtió en Oslo hace meses de los efectos negativos para las relaciones entre ambos países.

sábado, 5 de junio de 2010

sobre TIANANMEN

Memorias del ex primer ministro defienden "derramamiento de sangre" Tiananmen


Pekín, 5 jun (EFE).- El ex primer ministro chino Li Peng defiende en sus memorias la represión militar contra los estudiantes que se manifestaban en la plaza de Tiananmen de Pekín en 1989 en demanda de apertura política, un "derramamiento de sangre" que asegura contaba con el apoyo de Deng Xiaoping.

Según publica hoy el periódico independiente "South China Morning Post", la filtración proviene del borrador del libro "Diario del 4 de junio", escrito por el propio Li Peng y que está previsto que se publique en Hong Kong el 22 de junio.

Las revelaciones coinciden con el vigésimo primer aniversario de la matanza de Tiananmen, en la que se calcula que pudieron llegar a morir hasta 2.000 personas.

Li Peng, primer ministro entre 1988 y 1998, es uno de los políticos más impopulares de la historia reciente de China y era el líder del ala más conservadora del Partido Comunista a finales de los 80, cuando se produjeron las protestas estudiantiles.

Actualmente, con 81 años y un estado de salud muy deteriorado, Li -apodado "el carnicero de Pekín" por el suceso- afirma que la decisión de mandar tropas militares contra los estudiantes tuvo el beneplácito de Deng Xiaoping, por aquel entonces líder "de facto" del país asiático.

"Las medidas para la ley marcial tienen que ser de mano firme, y debemos minimizar los daños pero tenemos que prepararnos para derramar un poco de sangre", dijo Deng a la cúpula comunista en mayo de 1989, según las memorias del ex primer ministro.

Li también reitera que la entrada de los tanques en Tiananmen se hizo para evitar que China entrase en una espiral destructiva.

"Sacrificaría mi vida y la de mi familia para prevenir que China atravesase una tragedia como la Revolución Cultural", asegura, en referencia al período negro entre 1966 y 1976 en el que Mao Zedong purgó los "elementos contrarrevolucionarios" en todo el país.

El libro de Li será editado por Bao Pu, quien también publicó el año pasado los diarios de Zhao Ziyang, el entonces secretario general del Partido Comunista de China, partidario del diálogo.

En sus propias memorias, Zhao -relevado por no apoyar la acción y cuya detención se prolongó hasta su muerte- acusó a Li de sembrar el miedo y azuzar a Deng Xiaoping para que tomase la decisión de acabar con los estudiantes.

La matanza de Tiananmen continúa siendo uno de los asuntos más delicados para el régimen comunista, que justifica la represión en aras del desarrollo económico alcanzado por el país en las últimas décadas.

Más de dos décadas después, Pekín sigue sin publicar una lista de muertos en la matanza de estudiantes de Tiananmen. EFE

viernes, 4 de junio de 2010

China: Dejar de negar la masacre de junio de1989 y liberar a los disidentes

Dos décadas más tarde, se siguen suprimiendo las demandas de derechos humanos
Junio 1, 2010

El Gobierno chino no sólo ha fracasado totalmente en rendir cuentas por los asesinatos de junio de 1989, sino los defensores de la sociedad civil y los críticos pacíficos siguen enfrentándose a la represión sistemática por defender los derechos garantizados por la propia Constitución china.

Sophie Richardson, directora para defensa y promoción en Asia

(Nueva York) - El Gobierno chino debe admitir la masacre de civiles desarmados en junio de 1989, liberar a los aproximadamente 20 prisioneros de Tiananmen que fueron inapropiadamente arrestados y condenados en ese momento, y liberar a otros críticos del Gobierno encarcelados por ejercer su derecho a la libertad de expresión, Human Rights Watch señaló hoy.

Más de dos décadas después de que las tropas del ejército chino iniciaron una masacre contra aproximadamente 2,000 personas desarmadas en los entornos de la Plaza Tiananmen de Beijing y otras ciudades chinas durante y después del 3 y 4 junio de 1989, algunos ciudadanos chinos siguen siendo perseguidos por defender el respeto a los derechos humanos y libertades universales.

"El Gobierno chino no sólo ha fracasado totalmente en rendir cuentas por los asesinatos de junio de 1989", dijo Sophie Richardson, directora de Human Rights Watch para defensa y promoción en Asia, "sino los defensores de la sociedad civil y los críticos pacíficos siguen enfrentándose a la represión sistemática por defender los derechos garantizados por la propia Constitución china".

Entre el 3 y4 junio 1989, el Gobierno chino puso a sus tropas y tanques en contra sus propios ciudadanos para reprimir un movimiento de estudiantes, trabajadores, académicos, escritores y periodistas que se manifestaban pacíficamente por un sistema político pluralista. El número de muertos incluye a cientos de ciudadanos chinos que se congregaron en las calles de Beijing para impedir que el ejército llegara a la Plaza Tiananmen. Aunque en las dos últimas décadas el Gobierno chino ha puesto en libertad a la mayoría de las miles de personas encarceladas por su participación en las protestas junio de 1989 , se ha negado sistemáticamente a proporcionar una lista de los asesinados, "desaparecidos", o encarcelados o en junio de 1989.

El Gobierno no ha publicado cifras verificables sobre las víctimas, prohibió toda discusión pública sobre junio de 1989, y continúa victimizando a los sobrevivientes, a los familiares de las víctimas, y a otros que cuestionan la versión oficial de los hechos. El Gobierno chino también ha rechazado constantemente los llamamientos de Human Rights Watch y gobiernos extranjeros por una investigación transparente e imparcial de la masacre de 1989, la rendición de cuentas de quienes ordenaron a los soldados abrir fuego contra los manifestantes; la indemnización para las víctimas y sus familiares; la liberación de los todavía encarcelados; y contabilizar las víctimas de desapariciones forzadas.

La respuesta del Gobierno a los episodios de protestas masivas se caracteriza todavía por el secretismo y la ofuscación. A raíz de los disturbios en Tíbet en marzo de 2008 y en Xinjiang en julio de 2009, el Gobierno chino fue más allá de su legítimo derecho de procesar a los manifestantes que habían cometido actos violentos y detuvo arbitraria e injustamente y procesó de manera improcedente a tibetanos y uigures. En Xinjiang, Human Rights Watch también documentó las desapariciones forzadas en que las fuerzas de seguridad chinas detuvieron a las personas que negaban darles albergue y no daban a conocer su paradero. El Gobierno también perdona "las cárceles negras" - un sistema de instalaciones ilegales de detención secretas donde los abusos son cotidianos y que sólo en Beijing detiene a miles de ciudadanos al año.

Contrariamente a lo que el Gobierno prometió a la comunidad internacional, desde el periodo previo a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, los derechos humanos fundamentales como la libertad de expresión y de asociación siguen siendo fuertemente restringidos, y los activistas aún se enfrentan a las represalias. Durante este período, las autoridades judiciales han inhabilitado los abogados de derechos humanos; las las agencias de Gobierno, incluyendo las autoridades fiscales municipales, han despojado a las organizaciones no gubernamentales de su capacidad para operar; y los funcionarios del Gobierno chino y las fuerzas de seguridad siguen restringiendo gravemente la libertad de expresión y de asociación de los ciudadanos que intentan trabajar colectivamente para hacer valer sus derechos y libertades legales.

Los ciudadanos chinos que protestan tales violaciones, como los que exigen la verdad acerca de junio de 1989, son rutinariamente perseguidos por su Gobierno. El 25 de diciembre de 2009, un tribunal de Beijing sentenció a Liu Xiaobo a una pena de prisión de 11 años por cargos espurios de "subversión" por su papel en la elaboración y difusión de la Carta ‘08, una petición en línea por el respeto a los derechos humanos y al Estado de derecho en China . El texto de la Carta ‘08 incluía una referencia directa a los eventos del 4 de junio, como un ejemplo de la "larga historia de desastres de derechos humanos" causada por el monopolio del Partido Comunista de China en el poder. El 10 de febrero de 2010, un tribunal de Beijing rechazó la apelación de Liu de esa sentencia. Liu fue trasladado de Beijing a una prisión de Liaoning en el noreste de China la semana pasada. Uno de los más conocidos intelectuales críticos de China, Liu pasó dos años en prisión por su papel en el apoyo a los estudiantes de Tiananmen. Liu también impidió más derramamientos de sangre al negociar exitosamente con el ejército la evacuación de los últimos estudiantes que quedaban en la Plaza Tiananmen en la madrugada del 4 de junio 1989.

Gao Zhisheng es un abogado que tomó algunas de las causas más controvertidas de China al defender a mineros de carbón y a cristianos clandestinos. Gao fue víctima de una desaparición forzada por las fuerzas de seguridad en febrero de 2009. Después de más de un año de negaciones oficiales sobre la ubicación y el bienestar de Gao, Gao reapareció en su apartamento de Beijing a principios de abril de 2010, pero desapareció de nuevo días después, al parecer de nuevo bajo custodia oficial. El paradero de Gao, su estado de salud, y su entorno siguen siendo desconocidos.

Zhao Lianhai fue juzgado el 30 de marzo de 2010, y enfrenta una posible condena de hasta cinco años bajo cargos espurios de "provocar desorden" para ayudar a establecer un grupo de defensa popular, el Hogar para bebés con piedras en el riñón. Esa organización reunió a los padres de los miles de niños víctimas de escándalo en China de leche contaminada con melamina en 2008 para exigir una indemnización y la designación de un día oficial en memoria de los 6 muertos y las aproximadamente 300,000 personas enfermas.

El Gobierno chino también está sometiendo a los defensores de los derechos humanos y las organizaciones de la sociedad civil a una creciente intimidación. A finales de 2009, las autoridades judiciales de Beijing se negaron a renovar las licencias profesionales de alrededor de una docena de los más importantes abogados de derechos civiles de China sin brindar justificación alguna. Esta negativa los ha dejado incapaces de ejercer la abogacía. Dos abogados chinos, Tang Jitian y Liu Wei, enfrentan actualmente una prohibición permanente de su derecho a ejercer la abogacía después de un juicio el 21 de abril 2010 donde fueron acusados de "perturbar el orden de la corte". Los cargos se derivan de un juicio en abril 2009 en el que fungieron como abogados defensores de un seguidor del prohibido movimiento espiritual Falun Gong.

Todas las referencias al 4 de junio de 1989 y su violenta represión siguen siendo censuradas en el país. Además, los censores chinos siguen controlando estrechamente las actividades de los periodistas de China, los blogueros, y unos 404 millones usuarios de Internet. Al menos 24 periodistas chinos están en prisión por cargos ambiguos como "incitación a la subversión" y "revelar secretos de Estado". El Gobierno chino prohíbe el acceso de usuarios de Internet en China a sitios como YouTube, Twitter y Facebook. El 22 de marzo de 2010, Google puso fin a sus años de complicidad con el régimen de China para censurar el Internet cuando apagó el motor de búsqueda Google.cn. Google tomó esa decisión ante la intransigencia del Gobierno chino a las solicitudes de Google de poner fin a la autocensura obligatoria de su motor de búsqueda de China. El 29 de mayo de 2010, el Gobierno chino reforzó su control sobre la libertad de expresión en Internet al presionar a las compañías de Internet que se comprometieran a mostrar un "espíritu revolucionario" y "cultura roja" en sus sitios web.

En el 21 aniversario de la masacre de Tiananmen de junio de 1989, Human Rights Watch insta de nuevo al Gobierno chino a:

  • Reconocer públicamente que la masacre de junio 1989 es una fuente de profundas divisiones de dolor y frustración, incluso dentro de las filas del gobernante Partido Comunista de China, mediante el ofrecimiento de reparación a las víctimas;
  • Cesar el hostigamiento, la detención y el encarcelamiento de los sobrevivientes, familiares y académicos que demandan la rendición de cuentas del Estado por las violaciones en Tiananmen;
  • Liberar a los aproximadamente 20 prisioneros de la era de Tiananmen que fueron inapropiadamente arrestados y condenados inmediatamente después de junio de 1989, y
  • Emitir una lista completa de los que murieron o resultaron heridos, y de los que fueron encarcelados, ya que dichas listas no están disponibles al público.

Además, Human Rights Watch insta al Gobierno chino a cesar las persecuciones más recientes de los críticos contemporáneos y los defensores de los derechos humanos.

"Que los ciudadanos chinos sigan corriendo el riesgo de encarcelamiento o algo peor por buscar los mismos derechos por los que abogaron los manifestantes pacíficos de junio de 1989 pone de relieve la necesidad de que el Gobierno tolere las críticas", dijo Richardson. "La criminalización y persecución de la disidencia está fuera de sintonía con la ambición de China de ser un miembro respetado de la comunidad internacional".

sábado, 23 de enero de 2010

Sin memoria no habrá justicia en China.

Zhang Lu era el responsable de seguridad del movimiento de estudiantes que ocupó la Plaza de Tiananmen en 1989 para pedir al gobierno mayor transparencia y el fin de la corrupción. El azar y el agotamiento hicieron que pocos días antes cayera enfermo y no estuviera en la plaza la noche del 3 al 4 de junio, cuando el gobierno mandó a los tanques a poner fin a la protesta. Logró escapar al exilio y desde París sigue defendiendo a aquellos que piden más libertad y democracia desde dentro de China. En el 20º aniversario de la matanza de Tiananmen ha viajado a Barcelona de la mano de Amnistía Internacional.

Veinte años después de la movilización de los estudiantes y teniendo en cuenta el trágico final, ¿considera que valió la pena?



El régimen sigue diciendo que fue un complot pero no fue así, fue un movimiento popular, democrático, contra la corrupción, por más libertad. El pueblo tenía la necesidad de pedir cambios y, a pesar del resultado, la protesta ha dejado una herencia muy importante.



¿Qué consecuencias ha tenido la movilización de 1989 en la evolución del régimen?



Por un lado, las autoridades vieron que no podían gobernar como hasta entonces, era un país muy cerrado y sin ninguna libertad. Desde entonces ha habido una apertura y se permiten más libertades a nivel social, a condición de que no se ponga en juicio el poder del régimen. Han aplicado la política de la zanahoria y el bastón. Las consecuencias positivas han sido la liberalización del régimen y el fin de la rígida ideología maoista.



El lado negativo fue que pusieron fin a todas las voces críticas y, a pesar de las reformas económicas, tras veinte años la corrupción se ha generalizado, hay más desigualdad y los problemas sociales persisten. Muchos de los motivos que teníamos siguen de actualidad, por eso las autoridades tienen miedo de que se recuerden los hechos, y todos estos problemas minan el futuro del país. Sin el recuerdo de las reivindicaciones del 89 -más derechos cívicos, más información, más libertad, más democracia y transparencia- y su debate en profundidad, no habrá paz social.



¿Considera que la población pobre no ha mejorado su nivel de vida en estos veinte años?



No, la vida ha mejorado en las grandes ciudades, pero hay una gran parte de población que no ha subido al tren de las reformas. No hablo de miseria absoluta, sino de pobreza relativa. Hay una frustración social, que es la que acaba provocando las revoluciones, y la diferencia entre ricos y pobres ha creado una tensión enorme en China.



¿Cree que el régimen puede llegar a reconocer los hechos de Tiananmen y abrir una investigación independiente?



Yo creo que todo es posible pero depende de una condición, de la presión social de la sociedad civil china. Si ésta aumenta, llegará un día en que se verán obligados a reconocer los hechos. También depende de la presión exterior. Si el mundo cierra los ojos y se firman acuerdos con el régimen chino sin ningún tipo de exigencia de mínimos, ¡para qué van a cambiar!



¿Ve a los jóvenes de hoy muy diferentes de los de hace veinte años?



Sí, están menos politizados y entiendo que sean más pragmáticos en el contexto actual. Pero al mismo tiempo creo que si no hay cambios pronto empezarán a cuestionarse el sistema, la corrupción o la arbitrariedad del poder. De hecho, en los últimos tres años vemos una cierta repolitización de los jóvenes, aunque ahora enfocan más su interés hacia los problemas sociales.



Es evidente que la China de hoy es diferente y que los jóvenes no van a reaccionar como hicimos nosotros, pero siguen siendo entusiastas e idealistas y un día se darán de nuevo las condiciones para despertar nuestro legado.



¿Estas condiciones pueden llegar con la crisis económica?



Sí, hay que tener en cuenta que hay unos 9 millones de jóvenes con títulos universitarios que no encuentran trabajo y esto ya está provocando una reacción. También vemos cada vez más la huella de nuestro movimiento. En China está censurada la información sobre la movilización del 89 pero los jóvenes empiezan a encontrar formas de averiguar la verdad sobre Tiananmen. La gente que lo vivió no quiere hablar de ello y el crecimiento económico ha ayudado a que todo quedara tapado, pero tengo una gran confianza en que un día se haga justicia. Nosotros sólo pedíamos un mínimo y contestaron con tanques, ¿como se puede decir que tenían razón?



El movimiento del 89 surgió de las elites estudiantiles. ¿Sentían que tenían a la población de su lado?



Los estudiantes se pusieron al frente, pero recibieron un gran apoyo de la población, no podemos decir que sólo reaccionara la elite. Pero es verdad que en ese momento las reivindicaciones no llegaron al campo. En cambio ahora sabemos que muchos campesinos y obreros lamentan no haber participado. Actualmente son los campesinos y los obreros los que sufren el sistema, los que se han quedado sin palabra y los que desean más que nadie que haya alguna protesta como la de 1989.



Pero ahora la situación sería más peligrosa si hubiera un levantamiento, porque serían los campesinos los que atacarían al régimen y lo harían de forma violenta. La gente ya no puede más y en los dos últimos años se han producido numerosas acciones violentas contra sedes de gobiernos locales. No sé si esto derivará en un levantamiento pero veo cómo sube la tensión y si las autoridades mantienen la misma política, sin responder a los problemas reales, el descontento será cada vez peor.



¿Las reivindicaciones de hoy son más sociales y menos políticas?



Las reivindicaciones se han ampliado, tanto las políticas como las sociales. Por eso el régimen tiene tanto miedo a cualquier protesta. En el fondo es un poder débil que tiene pánico a cualquier oposición.



¿Las promesas del gobierno de ayudas al campo y de asistencia médica gratuita no van a frenar esta tensión y mejorar la situación de los más pobres?



Creo que esto puede cambiar ligeramente las cosas, pero no más allá. Las inversiones anunciadas parecen enormes, pero si miramos lo que hay por cápita más lo que se quedará en mitad camino por la corrupción estructural, poco llegará a los campesinos. Sin una reforma a nivel político, con más transparencia y más control contra la corrupción, todas estas medidas no tienen una gran repercusión. A esto hay que sumarle un factor inesperado, la crisis, que como decía ha hecho cristalizar muchas tensiones.



Desde 1989 usted no puede entrar en China. ¿Si pudiera, volvería?



Evidentemente sí. Es mi país, y como superviviente de Tiananmen siento que tengo un deber que cumplir, luchar para hacer un país más libre y democrático y reconstruir China desde la ruinas de este sistema económico y político. Creo que todo el mundo debería estar interesado en lo que pasa en China, por la magnitud del país, y contribuir a una transición pacífica.



De momento, desde París, preside la Federación para la Democracia en China. ¿Cómo pueden contribuir las asociaciones de exiliados a mejorar la situación?



Los exiliados no podemos hacer gran cosa para cambiar algo dentro de China. Pero nuestro papel es mantener vivo el recuerdo de Tiananmen, luchar contra el olvido. Sin memoria no habrá justicia en China.

viernes, 15 de enero de 2010

YA ERA HORA

A partir de ahora, los usuarios chinos del buscador Google pueden ver las imágenes de la masacre en la plaza de Tiananmen.

Hasta ahora, al buscar en la sección de imágenes, el motor de búsquedas no entregaba las gráficas de este hecho que conmocionó al mundo en 1989.

La plaza de Tiananmen ubicada en Beijing, fue el lugar donde -entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989-, las fuerzas de represión china aplastaron violentamente un movimiento estudiantil prodemocrático. La ofensiva opresora dejó miles de muertos, entre ellos estudiantes, intelectuales y trabajadores.

El hecho se produce en medio de la disputa de Google y el gobierno chino, producto de la amenaza del buscador de cerrar su versión china a causa de ataques "altamente sofisticados" a las cuentas de correo electrónico de Gmail por parte de piratas informáticos. Las cuentas son usadas por activistas que luchan por la defensa de derechos humanos.

Ante esta situación, el gobierno chino señaló hoy que las compañías extranjeras de internet son bienvenidas, pero que han de obedecer la ley y no demostrar posiciones conflictivas respecto a la censura en portales de internet.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Retiran de Tiananmen las 56 columnas del 60 aniversario

Las 56 columnas rojas instaladas en Tiananmen con motivo del 60 aniversario de la fundación de la República Popular de China fueron retiradas hoy de la plaza para su traslado al Parque Olímpico de Pekín, que será su ubicación definitiva.

Según informó la agencia oficial Xinhua, la operación de retirada se llevó a cabo esta madrugada para no perturbar el tráfico en la céntrica plaza, y ahora las columnas serán enviadas al taller de restauración.

Una vez restauradas, se ubicarán en el Parque Olímpico de Pekín, que alberga el estadio olímpico "El Nido de Pájaro" y el recinto acuático "El Cubo de Agua", los dos símbolos de la cita olímpica de 2008.

Los pilares, que simbolizan las 56 etnias que viven en China, miden 13,6 metros, pesan 26 toneladas y exteriormente están cubiertos de plástico reforzado con fibra de vidrio.

Cada columna, de color rojo y con ribetes dorados, posee un dibujo de una de las etnias del país (tibetanos, uigures, mongoles, han, etcétera) y fueron la principal novedad en los fastos del 60 aniversario.

En su momento, se especuló con que los pilares podrían ser el primer añadido arquitectónico de las tres últimas décadas en la histórica plaza, algo que finalmente las autoridades chinas descartaron.

La plaza de Tiananmen, en el epicentro de la capital, fue el escenario de la revolución que acabó con el imperio en 1911, de la fundación del régimen en 1949, y también de numerosas protestas estudiantiles, entre ellas las de 1976 y 1989, las más conocidas.

sábado, 17 de octubre de 2009

China: de Tiananmen al capitalismo salvaje




Pablo M. Díez

Fundada por Mao Zedong el 1 de octubre de 1949, la República Popular China acaba de cumplir seis décadas con el objetivo de desbancar este año a Japón como segunda potencia económica del mundo. Tras su progresiva apertura al capitalismo, iniciada con las políticas reformistas emprendidas en 1978 por Deng Xiaoping, el gigante asiático ha vivido un extraordinario crecimiento económico que ha transformado radicalmente a la sociedad y ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza, constituyendo además una cuantiosa clase media urbana.
China ya no es un atrasado país de humildes campesinos, sino la potencia emergente que está llamada a rivalizar con la hegemonía de Estados Unidos durante el siglo XXI. En un novedoso modelo que combina el capitalismo salvaje con la autoridad dictatorial del comunismo, el régimen de Pekín se legitima de cara a su pueblo gracias al progreso y modernización que ha traído el crecimiento económico, que solapa, junto a la persecución y encarcelamiento de las minoritarias voces disidentes, cualquier debate interno sobre la instauración de un sistema democrático y multipartidista.
Pero este meteórico ascenso se paseó por la cuerda floja en 1989, cuando el régimen chino estuvo a punto de verse arrastrado por el desmoronamiento de los países comunistas en el Este de Europa.
Aunque el "dragón rojo" había apostado por un "socialismo con características chinas" para distinguirse de la Unión Soviética, los nuevos aires que se respiraban en todo el mundo hace dos décadas llevaron a Pekín una "primavera democrática" que acabaría aplastada por los tanques en la masacre de Tiananmen durante la madrugada del 4 de junio de 1989.
Las protestas democráticas de los estudiantes, espoleadas por la muerte del líder reformista Hu Yaobang en abril, pusieron en jaque al régimen chino, inmerso en una compleja apertura económica que había disparado la corrupción, los precios, el malestar social en las ciudades y las ansias de libertad. Tras el terror y la sinrazón de la "Revolución Cultural" (1966-76), una nueva generación de chinos educada en la crítica parcial a Mao (70 por ciento de gestión positiva, 30 por ciento negativa) se atrevía a tomar las calles y cuestionaba a los jerarcas del Partido Comunista.
Esta auténtica rebelión se producía en medio de un contexto histórico global marcado por el imparable resquebrajamiento del Telón de Acero y mientras Gorbachov predicaba la "perestroika" en la URSS. Pero el régimen comunista chino, que ya había dado muestras de su sagacidad al adelantarse una década en su apertura al capitalismo, no dudó en sacar el Ejército a la calle para sofocar a sangre y fuego una revuelta que amenazaba directamente al poder. Mientras Occidente condenaba a Pekín por la matanza de Tiananmen y aplaudía o contribuía directamente al desmoronamiento del bloque comunista y al desmembramiento de la URSS, el Gobierno chino seguía adelante con sus reformas económicas tras defenestrar a Zhao Ziyang, el secretario general del Partido que se había reunido con los estudiantes para evitar sin éxito un baño de sangre.
Para legitimar su poder tras la masacre, el régimen chino se volcó de lleno en el crecimiento económico y la mejora de la vida de sus ciudadanos, que empezaron a notarse a mediados de los 90 con la transformación de sus grandes ciudades en modernas megalópolis plagadas de futuristas rascacielos, imponentes galerías comerciales con centelleantes luces de neón y autopistas de varios niveles.
Aunque 800 millones de chinos aún siguen viviendo en el atrasado mundo rural y la "fábrica global" se nutre de obreros que ganan menos de 100 euros al mes por interminables jornadas laborales, este "milagro económico" es una realidad tangible para la mayoría del país. Por muy pobre que sea, hasta el más humilde campesino ha mejorado exponencialmente sus condiciones de vida en los últimos treinta años, ya que antes los chinos se las veían y se las deseaban para no pasar hambre.
En comparación con los otros países comunistas, China perdió en 1989 la batalla de la democracia, pero ganó la guerra de la economía y el desarrollo, lo que no deja de ser un triunfo sin paliativos para un pueblo eminementemente pragmático y regido por las enseñanzas de Confucio que ha vivido miles de años bajo el poder absoluto de los emperadores. El resto, desde el ingreso en la Organización Mundial del Comercio en 2001 hasta los Juegos Olímpicos de Pekín pasando por la devolución de Hong Kong o el lanzamiento de tres astronautas al espacio, es Historia.
FOTOS DEL DESFILE POR EL 60 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA: XINHUA, AP, REUTERS, AFP